INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Evaluación
de la estabilización de fracturas expuestas de pierna grados I y II de Gustilo
en la etapa aguda
Emmanuel I. Gorosito Cinalli, Ernesto Lombardo, Juan Manuel Baravalle,
Emanuel D. González, Jeremías Derico, Julián Parma, Ignacio Quinto Pages,
Agustín Barbero
Hospital de Emergencias “Dr. Clemente Álvarez”, Rosario,
Santa Fe, Argentina
Resumen
Introducción: La fijación interna de las
fracturas de pierna expuestas en la etapa aguda, es decir, dentro de las 24 h
del trauma es un tema controvertido.
El objetivo de este estudio fue evaluar las infecciones asociadas a la
colocación de clavos endomedulares en la etapa aguda y a la colocación
diferida, en la fijación de fracturas expuestas de pierna grados I y II de
Gustilo. Materiales y Métodos: Se realizó un estudio de
cohorte retrospectivo sobre el tratamiento en la etapa aguda de los pacientes
que ingresaron en el hospital con
fracturas expuestas de pierna entre 2015 y 2018. Se analizó la tasa de
infecciones durante los primeros 6 meses después de la cirugía y se comparó la
fijación en la etapa aguda con la fijación diferida. Resultados: La fijación interna con clavos endomedulares en la
etapa aguda, en pacientes con fracturas expuestas de pierna no aumentó, sino
que disminuyó la tasa de infecciones en el control posoperatorio. Conclusión: El estudio avala la
colocación de clavos endomedulares en la etapa aguda, en pacientes con fractura
de tibia expuestas.
Palabras clave: Fijación interna; etapa aguda;
fracturas expuestas; infecciones; control de daños.
Nivel de Evidencia: II
Analysis of the Stabilization of Gustilo Grade I and II Open Tibia
Fractures in the Acute Stage
Abstract
Introduction: The internal fixation
of open leg fractures in the acute stage, that is, within 24 hours of trauma,
is quite controversial. The
objective of this article is to assess infections associated with acute
intramedullary nailing fixation —versus deferred fixation— of Gustilo type I
and II open fractures. Patients and
Methods: A retrospective cohort study was conducted on the acute treatment
of patients with open leg fractures admitted to the hospital between 2015 and
2018. The infection rate was analyzed during the first 6 postoperative months
after intramedullary nailing, and acute fixation patients were compared against
deferred fixation patients. Results: Acute
internal fixation with intramedullary nail in patients with open leg fractures
does not increase, but rather decreases,
the infection rate in the postoperative control. Conclusion: The study supports acute intramedullary nailing in
patients with open tibial fractures.
Key words: Acute internal fixation; open fractures;
infections; damage control.
Level of Evidence: II
Introducción
El tratamiento de las fracturas diafisarias de tibia
tiene un interés particular en la práctica diaria, por su frecuencia y su
difícil manejo. Muchas de estas lesiones son abiertas, porque, en su cara
anteromedial, presentan escasa cobertura de partes blandas.1,2 Por
lo general, son el resultado de un traumatismo de alta energía que, con mayor
frecuencia, se produce por accidentes en la vía pública.3,4 El
pronóstico se basa en el grado inicial de desplazamiento de la fractura, la
conminución ósea1,3,5 y la gravedad de lesión de los tejidos
blandos.4,6,7 La tasa de complicaciones es alta e incluye
infecciones, defectos de partes blandas y retraso de la consolidación.8 El daño
a las partes blandas que rodean al hueso disminuye el aporte
vascular, lo que aumenta su vulnerabilidad a la seudoartrosis y las
infecciones.1,9 Con el objetivo de disminuir la tasa de infecciones,
se fueron desarrollando protocolos de manejo que incluyen la exploración de la
herida mediante cirugía, la irrigación con solución estéril, la estabilización
del hueso, la antibioticoterapia profiláctica y una temprana cobertura de
partes blandas.3,7-10
A pesar de la importancia del tratamiento apropiado de
las fracturas de tibia expuestas, el método óptimo de estabilización definitiva
no está claro.11 La fijación en la etapa aguda de las fracturas
expuestas tiene numerosos efectos beneficiosos, por ejemplo, proteger las
partes blandas contra lesiones adicionales por los fragmentos fracturarios,
mejorar el cuidado de la herida y la cicatrización, promover la rehabilitación
y movilización tempranas, y disminuir el riesgo de infección.12 Sin
embargo, la preocupación por la infección ha dado origen a la opinión
tradicionalmente aceptada de que la fijación interna inmediata en fracturas
abiertas está contraindicada.13 Con el tiempo, este planteo fue
cambiando, el pronóstico de las fracturas expuestas mejoró con el desarrollo de
los cuidados de la herida y esto dio más libertad para actuar en la
estabilización del hueso. También, se fueron publicando estudios que mostraban
la tasa de infección de la fijación en la etapa aguda de las fracturas
expuestas, con resultados controvertidos.13 En la actualidad, está
demostrado que la inestabilidad de la fractura perpetúa la infección.14
Para disminuir las probabilidades de infección se plantea la colocación de una
fijación estable de la fractura en la etapa aguda. Uno de los métodos de
estabilización más comunes son los tutores externos,8,15 que están
disponibles en la mayoría de los centros que reciben pacientes con trauma para
fijación en la etapa aguda. Los fijadores externos proveen una estabilización
de la fractura, con una mínima invasión de partes blandas. Además, requieren de
más intervenciones quirúrgicas, para el retiro del fijador y la eventual
colocación de un clavo endomedular (CEM), en uno o dos tiempos, cuando el
fijador externo no se considere como el tratamiento definitivo, en ese caso, se
agrega el procedimiento de retiro del fijador. En general, los estudios
demuestran que el fijador externo provoca tasas más altas de episodios
secundarios que el CEM, como infección de los clavos de Schanz, aflojamiento,
pobre adherencia del paciente al tratamiento y mala consolidación.16-19
Los CEM son de elección en el tratamiento de fracturas de
tibia diafisarias expuestas.7,17,18,20 Esta fijación permite la
alineación axial, la temprana carga de peso y la rápida movilización de la
rodilla y el tobillo.9 Pero la mayoría de los centros de trauma no disponen de
ellos para usarlos en la etapa aguda. En la mayoría de los pacientes con
fracturas expuestas de pierna, la conducta general consiste en el ingreso a
quirófano para lavado y desbridamiento de la herida, colocación de una tracción
transcalcánea o inmovilización con férula cruropedia, el control de la herida y
esperar un tiempo prudencial, hasta la mejoría de la herida o conseguir el
material de osteosíntesis, para la cirugía de estabilización interna.
En el manejo de pacientes politraumatizados, se ha
demostrado que la presencia de fracturas de huesos largos se correlaciona con
el desarrollo del síndrome de respuesta inflamatoria sistémica y está
fuertemente asociado con la falla multiorgánica, la sepsis, la duración de la
estancia hospitalaria y la mortalidad.21 El concepto de “Early Total
Care” se basa en la cirugía de control de daño para la estabilización temprana
de las fracturas en un paciente politraumatizado, a fin de evitar el deterioro
generado por una segunda agresión (second
hit). En 2017, Gasser y cols.22 expresan que están a favor del
concepto “Early Total Care” en pacientes estables clínicamente y aconsejan la
estabilización con métodos de fijación externa en enfermos inestables para
disminuir el tiempo quirúrgico y la agresión al paciente, aunque esto resulta
controvertido, ya que, en manos expertas, el tiempo de colocación de un CEM
puede ser muy breve y con una mínima agresión, según las características de la
fractura. Desde 2015, nuestro hospital cuenta con un banco de CEM a disposición
para utilizar en la etapa aguda.
El objetivo de este estudio fue evaluar las infecciones
asociadas a la colocación de CEM en pacientes con fracturas expuestas, durante
la etapa aguda, es decir, dentro de las 24 h del ingreso hospitalario.
Materiales y Métodos
Se llevó a cabo un estudio de cohorte retrospectivo, de
base de datos, en un hospital de tercer nivel especializado en la atención del
trauma, sobre fijación en la etapa aguda de 54 pacientes con fracturas de tibia
expuestas. Se analizó la base de datos del Servicio de Traumatología y se
encontró que, entre el 1 de enero de 2015 y el 31 de diciembre de 2018,
ingresaron 188 pacientes con fracturas de pierna, 84 de ellas eran expuestas.
En nuestra muestra, incluimos pacientes con fracturas de
pierna expuestas grados I y II de Gustilo, que habían sido sometidos a un
tratamiento definitivo en nuestro hospital (CEM). Se hizo un control de cada
grupo respecto de la cantidad de días de internación y se realizó un
seguimiento durante los primeros seis meses posteriores a la cirugía. Los
criterios de exclusión fueron: pacientes con déficits de cobertura grado III de
Gustilo, pacientes que no realizaron el seguimiento mínimo de seis meses, falta
de maduración ósea, fracturas patológicas, rodilla flotante.
Se excluyó a los pacientes a quienes se les colocó un
tutor externo por decisión del médico de planta, debido a un gran déficit de
cobertura de partes blandas, gran conminución del foco de fractura o una lesión
vascular asociada.
Cincuenta y cuatro pacientes cumplieron con estos
criterios. Los pacientes politraumatizados fueron evaluados según el protocolo
del Advanced Trauma Life Support
(ATLS) al ingresar y se descartaron todo tipo de lesiones asociadas. Cuando
ingresaron, a los pacientes con fracturas expuestas se les realizó una limpieza
mecánica de heridas, se los inmovilizó con férula y se les tomaron los estudios
radiográficos correspondientes. Las fracturas se clasificaron según el sistema
propuesto por la Arbeitsgemeinschaft für
Osteosynthesefragen (AO). La herida de exposición se clasificó según
Gustilo-Anderson. Por protocolo de profilaxis infecciosa todos reciben dosis de
antibióticos por vía intravenosa desde el ingreso, antes de entrar en el
quirófano y durante un día, 1 g de cefalotina, cada 6 h en exposiciones grado I
de Gustilo; a los pacientes alérgicos, se les administró clindamicina y una
asociación de clindamicina más gentamicina en caso de fractura grado II de
Gustilo. Todos ingresaron en el quirófano para desbridamiento quirúrgico de la
herida.
En cuanto al tratamiento definitivo se dividió a los
pacientes en dos grupos: grupo 1, ingreso en el quirófano para la colocación de
CEM dentro de las 24 h y grupo 2, inmovilización con tracción transcalcánea o
férula cruropedia, y se programa la fijación interna de forma diferida, cuando
la herida evoluciona bien y el estado general del pacientes
es bueno. En todos los pacientes, se utilizó la técnica de colocación del clavo
con fresado mínimo, en donde se fresa solo para sondar el diámetro medular de
la tibia y para facilitar la inserción.
Se analizaron las historias clínicas, los ingresos en el
quirófano, junto a la base de datos del comité de infecciones para evaluar la
aparición de algún proceso infeccioso relacionado con la zona de la cirugía en
los primeros seis meses posteriores a la operación. Los datos de los pacientes
incluyeron sexo, edad, patrón de fractura, comorbilidades, complicaciones y
días de internación. Se revisaron y dividieron las complicaciones infecciosas
en superficiales y profundas. Los criterios clínicos de infección superficial
incluyen aumento del dolor y la sensibilidad en la zona de la fractura, ingreso
del clavo o ingreso de los cerrojos, episodios de fiebre o escalofríos, sudor
nocturno, eritema en alguna de las heridas o secreción, o alteraciones de los
parámetros de laboratorio: glóbulos blancos, eritrosedimentación o proteína C
reactiva. Se definió infección profunda como la presencia de un cultivo
positivo en una muestra ósea o endomedular tomada en una limpieza quirúrgica.
Ante la sospecha de algún tipo de proceso infeccioso, todos los pacientes
fueron sometidos a una limpieza quirúrgica y drenaje de colecciones para
descartar un proceso infeccioso profundo.
Se calcularon las frecuencias absolutas y porcentuales
para las variables de tipo cualitativo y estadísticos descriptivos para las
variables de tipo cuantitativo: media y desviación estándar, mediana, mínimo y
máximo. Se aplicó la prueba U de Mann-Whitney para analizar si existen
diferencias estadísticamente significativas al 5% en lo que respecta a CEM
agudo y tiempo de internación. Los datos se procesaron con el programa SPSS v
20.
Resultados
La muestra incluyó 54 pacientes con fractura de pierna
expuesta grados I y II de Gustilo, que fueron controlados durante seis meses.
Cuarenta y cinco pacientes eran hombres y nueve, mujeres, la edad oscilaba
entre 18 y 65 años. Seis pacientes eran diabéticos; 10, hipertensos; 20,
tabaquistas de jerarquía y 35, adictos a drogas. Los patrones de fractura eran:
A1 (9 pacientes), A2 (3 pacientes), A3 (22 pacientes), B1 (3 pacientes), B2 (6
pacientes), B3 (2 pacientes), C1 (4 pacientes), C2 (2 pacientes) y C3 (3
pacientes), según la clasificación AO. Con respecto a la herida de exposición,
12 pacientes tenían heridas de exposición tipo I de la clasificación de
Gustilo-Anderson (5 del grupo 1 y 7 del grupo 2), y 42 pacientes correspondían
al tipo II (6 del grupo 1 y 36 del grupo 2). En todas las heridas, se realizó
un cierre primario; en el estudio, no hubo pacientes con déficit de cobertura.
Se excluyó a los pacientes que no realizaron los controles pertinentes luego
del tratamiento (1 del grupo 1 y 2 del grupo 2). Se analizó si el proceso
infeccioso aparece hasta los seis meses inclusive. Entre los pacientes
evaluados, se detectaron 10 casos de procesos infecciosos (Figura 1). El grupo
1 estaba formado por 12 hombres y una mujer, con un promedio de edad de 38 años
y una estancia hospitalaria promedio de 5.7-7.7 días (Tabla 1). No hubo casos
de infección durante el período estudiado. El grupo 2 incluía a 33 hombres y 8
mujeres, con un promedio de edad de 50 años y una estancia hospitalaria de
8.9-11.8 días (Tabla 1, Figura 2). Ocho de los 10 pacientes sufrieron una
infección profunda; se aisló Staphylococcus
aureus resistente a meticilina en el cultivo, como mínimo, en dos de las
tres muestras, tanto de partes blandas como de tejido óseo. Dos tuvieron una
infección superficial (Tabla 2). Todos los pacientes que sufrieron un proceso
infeccioso tenían una herida de exposición grado II de Gustilo y pertenecen al
grupo 2. Se retiró el CEM en todos los pacientes con infección profunda, no fue
necesario retirarlo en los pacientes con infección superficial.
Discusión
Resulta controvertido definir cuál es el método óptimo de
estabilización ósea para la estabilización inmediata de fracturas de tibia
expuestas.3,9,16 El manejo está dirigido a la antibioticoterapia, la
profilaxis antitetánica, la irrigación copiosa, el desbridamiento temprano, la
cobertura precoz de partes blandas, y a proveer estabilidad y limitar las tasas
de infección, con protocolos de manejo en la emergencia y multidisciplinario.3,9,12
Se dispone de diferentes métodos de estabilización: 1) fijador externo, 2) CEM,
3) placa, 4) clavo ENDER endomedular.9,12 Se considera que la
colocación de tutores externos es una buena opción como estabilizador.8,15,23
Pero se comunican altas tasas de complicaciones asociadas al tutor externo,
como infección del clavo de Schanz, aflojamiento, pobre adherencia del paciente
al tratamiento, mala alineación y mala consolidación3,4 y hay un
riesgo de infección de la colocación de un CEM luego de un tutor externo.4,9
Estas complicaciones han limitado el uso del fijador externo como una forma
definitiva de fijación.8,16-19,22 Bhandari17 y otros
autores, como Agrawal y cols.1 y Kakar y Tornetta3 han confirmado
que los CEM tanto fresados como no fresados provocan menos complicaciones que
la fijación con tutores externos, por ejemplo, disminución del riesgo de
reoperación, mala consolidación e infección superficial.3,24
Se sabe que el CEM es el patrón de referencia para el
tratamiento de las fracturas diafisarias de tibia.3,4,8,20,22 Pero
existe poca bibliografía que avale la fijación endomedular de fracturas
expuestas en la etapa aguda. Al analizar la escasa evidencia científica, los
estudios son controvertidos, con poca cantidad de pacientes y analizan diversas
técnicas. En cuanto a la técnica de colocación no encontramos un estudio con
alto nivel de evidencia que defina si debemos utilizar la técnica de fresado o
no fresado. Para la colocación de CEM fresados usamos la técnica de fresado
mínimo, existen estudios que demuestran que no aumenta la tasa de
complicaciones, como infección o falta de consolidación8 y disminuye
el daño a la vasculatura y la necrosis térmica.8,25,26 El concepto
de fresado mínimo es, en la actualidad, un método de fresado hasta encaje, en
donde el fresado se usa solo hasta que suena o “vibra” la medular de la tibia,
para facilitar el camino a la inserción del clavo. De esta manera, se reduce,
al mínimo, la posibilidad de daño térmico.8 Esta técnica permite
colocar un clavo más largo y más grueso que la técnica de no fresado, lo que
otorga más estabilidad a la fijación.27 Se demostró una incidencia
residual de problemas del sistema con los CEM no fresados, como aflojamiento y
falta de consolidación, y mayor necesidad de reintervenciones,8,16 o
compromiso de la estabilidad del sitio de la fractura.1 En un ensayo
prospectivo aleatorizado controlado de 45 fracturas expuestas de tibia llevado
a cabo en 2000, Finkemeier y cols.26 detectaron que no hay
diferencias significativas entre el enclavijado fresado y sin fresar con
respecto a la consolidación, la cantidad de procedimientos adi
cionales o la infección y ese mismo año, Bhandari y cols.17
aseguran que los clavos fresados disminuyen el riesgo de reoperación. En 2004,
Ziran y cols.,8 en una revisión prospectiva de 51 pacientes,
observaron que los pacientes a quienes se les colocaron clavos no fresados en
la etapa aguda tuvieron más episodios posoperatorios que los no fresados y
hallaron tasas similares de falta de consolidación e infección en los dos grupos
de tratamiento. En 2007, Kakar y Tornetta3 informaron una tasa de
infección tan baja como del 3%, después de la colocación de un CEM inmediato no
fresado entre 161 pacientes con fracturas tibiales abiertas grados I, II, IIIA
y IIIB de Gustilo, lo que indica la seguridad y eficacia del tratamiento. En
2012, Schemitsch y cols.27 afirman que el fresado disminuye los
episodios posoperatorios, que los pacientes con fracturas expuestas tienen un
mayor riesgo de complicaciones si se les colocan clavos fresados, en
comparación con aquellos que recibieron clavos no fresados. Pero consideramos
que, en este estudio, no se tiene en cuenta la colocación de clavos en la etapa
aguda. Uchiyama y cols.,4 en 2016, evaluaron a 93 pacientes con
fracturas grados I, II y IIIA de Gustilo, y hallaron que la tasa de infección
es más alta en aquellos pacientes con CEM en diferido que con CEM no fresado en
la etapa aguda. En particular, la tasa de infección profunda fue
significativamente más alta en el grupo con colocación diferida que en el grupo
con CEM en la etapa aguda.
Yokoyama y cols.9 afirman que la decisión
entre CEM inmediato o diferido debe basarse en la experiencia de los
traumatólogos, el grado de contaminación de la herida, la extensión de la
lesión de partes blandas y el grado de lesión de órganos vitales asociados.
Cabe mencionar que la fijación con CEM en la etapa aguda
debería ser considerada para prevenir la trombosis venosa profunda, ya que se
comienza más temprano con la rehabilitación, evitando la inmovilización
prolongada.4 A su vez, disminuye la estancia hospitalaria, lo que
reduce los gastos en salud cuando se compara el costo en función de la eficacia
entre CEM inmediatos o diferidos. Además, en el tratamiento de pacientes
politraumatizados, la fijación de fracturas de huesos largos también reduce el
riesgo de síndrome de dificultad respiratoria aguda y falla orgánica múltiple,
probablemente al calmar la respuesta inflamatoria sistémica.12 No
todos los centros de trauma en la Argentina poseen material de osteosíntesis
para realizar una fijación en la etapa aguda, creemos oportuno que más centros
implementen esta práctica debido a las ventajas que supone el tratamiento para
el paciente y la disminución de los costos en salud.28
Otro punto de discusión sobre la colocación de CEM como
método de fijación en la etapa aguda es en las fracturas expuestas grado III de
Gustilo con gran déficit de cobertura. En nuestro Servicio, no se realiza esta
práctica, hay bibliografía a favor1,3 y en contra,9 pero
es muy escasa y de muy bajo nivel de evidencia.
Las debilidades de este estudio, su diseño retrospectivo
y la escasa muestra de pacientes con CEM colocados en la etapa aguda, nos
plantean la posibilidad de diseñar un estudio a futuro con un protocolo de
manejo adecuado, avalado por el comité de ética del hospital para la fijación
interna en la etapa aguda de fracturas expuestas de tibia en nuestro hospital.
A su vez, existe la posibilidad de agregar al protocolo la fijación interna de
las fracturas expuestas grado III de Gustilo en la etapa aguda.
Conclusiones
La colocación de CEM en la etapa aguda mediante la
técnica de fresado mínimo, en fracturas de tibia expuestas grados I y II de
Gustilo, la cual es una técnica rápida y fácil de realizar, en los centros con
disponibilidad de material de osteosíntesis para colocar en pacientes
politraumatizados, no aumenta la tasa de infecciones al compararla con la
fijación de la fractura en diferido. En nuestra muestra, no hubo procesos
infecciosos cuando la fijación con CEM se realizó en la etapa aguda durante el
período estudiado y disminuyó el tiempo de internación de estos pacientes con
una muestra estadísticamente significativa. Dicha afirmación nos sirve como
punto de partida para llevar a cabo un estudio prospectivo que nos ayude a
adoptar conductas en salud pública.
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ORCID de E. Lombardo: https://orcid.org/0000-0003-3600-628X
ORCID de J. M. Baravalle: https://orcid.org/0000-0003-0337-641X
ORCID de E. D. González: https://orcid.org/0000-0002-2410-5259
ORCID de J. Derico: https://orcid.org/0000-0002-2520-4128
ORCID de J. Parma: https://orcid.org/0000-0003-0337-289X
ORCID de I. Quinto Pages: https://orcid.org/0000-0002-3852-8754
ORCID de A. Barbero: https://orcid.org/0000-0002-0489-6989
Recibido el 17-2-2020.
Aceptado luego de la evaluación el 23-8-2020 •
Dr. Emmanuel I. Gorosito Cinalli •
emmanuel_gorosito@hotmail.com • https://orcid.org/0000-0002-7768-0732
Cómo citar este
artículo: Gorosito Cinalli EI, Lombardo E, Baravalle JM, González ED, Derico J, Parma
J, Quinto Pages I, Barbero A. Evaluación de la estabilización de fracturas
expuestas de pierna grados I y II de
Gustilo en la etapa aguda. Rev Asoc
Argent Ortop Traumatol 2021;86(2):159-166. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.2.1061
Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.2.1061
Fecha de
publicación: Abril, 2021
Conflicto
de intereses: Los
autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2021,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este
artículo está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No
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