ACTUALIZACIÓN
Tratamiento
de las fracturas de cuello femoral con osteosíntesis. Diez claves para el éxito
Fernando M. Bidolegui, Sebastián Pereira, Gabriel Vindver
Servicio de Ortopedia y Traumatología, Hospital Sirio
Libanés, ECICARO, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
Resumen
Las fracturas de cuello femoral son un cuadro habitual para el cirujano
traumatológico y cuando se elige realizar una osteosíntesis, son muchos los
factores por considerar para conseguir un buen resultado y evitar las complicaciones.
En este artículo de actualización, intentamos dar 10 claves para el éxito
cuando se opta por la reducción y la osteosíntesis como método terapéutico.
Palabras clave: Fractura; cuello; fémur;
osteosíntesis.
Treatment of Femoral Neck Fractures with Osteosynthesis.
Ten Keys to Success
Abstract
Femoral neck fracture is a pathology that the
trauma surgeon usually faces. When he or she decides to perform osteosynthesis, there are many factors to consider in order
to achieve a good result and avoid complications. In this update article we
seek to offer 10 keys to success when reduction and osteosynthesis
are chosen as the therapeutic method.
Key words: Fractures; neck; femur; osteosynthesis.
Introducción
La fractura del cuello femoral es un cuadro habitual al
que se enfrenta el traumatólogo y su tratamiento constituye aún un verdadero
desafío. Tiene una presentación bimodal, afecta, en gran medida, a pacientes
añosos por traumatismos de baja energía, pero también a un pico menor y
creciente de pacientes jóvenes que sufren traumatismos de alta energía. Cuando
se elige realizar una osteosíntesis, son muchos los factores por considerar
para obtener un buen resultado y evitar las complicaciones que, en algunos
reportes, llegan hasta el 45%.1,2 Sobre la base de nuestra
experiencia y una prolija revisión bibliográfica, intentaremos revisar los
aspectos técnicos de la osteosíntesis de la fractura de cuello femoral para
reducir, al mínimo, los errores, así como identificar modificadores de la
evolución, para reconocer grupos de riesgo con osteosíntesis y, de esa manera,
poder hacer una mejor indicación terapéutica y, si se elige la osteosíntesis,
optimizar sus resultados.
Objetivos
Intentamos resumir, en 10 tópicos, distintos aspectos
para obtener los mejores resultados cuando se decide realizar una osteosíntesis
en una fractura de cuello femoral.
1. Momento adecuado para la
cirugía
Cuánto afecta la evolución de una fractura de cuello
femoral, i.e., el tiempo transcurrido desde el trauma hasta la osteosíntesis es
un tema controversial, clásicamente se sugiere la operación antes de las 6 h
para disminuir la incidencia de necrosis.
Hace tres décadas, Manninger
y cols.1 compararon las cirugías realizadas antes de las 6 h, entre las 6 y 24
h y luego de las 24 h, y comunicaron que la tasa de seudoartrosis
y necrosis fue significativamente inferior en el primer grupo.
Sin embargo, en 2009, Loizou y
cols.2 evaluaron a 1023 pacientes con fracturas mediales de cadera
tratados con osteosíntesis y tiempos de espera entre el trauma y la cirugía que
oscilaron entre <6 h y 48 h. No hallaron diferencias significativas en la
incidencia de necrosis.
Upadhyay y cols.3
compararon dos grupos de pacientes con fractura de cuello femoral desplazadas
que fueron sometidos a reducción y osteosíntesis. La incidencia global de
necrosis fue del 16,3%, y no hallaron diferencias significativas entre los
pacientes operados antes de las 48 h o después.
En 2015, Papakostidis y cols.4
realizaron un metanálisis que evaluó el intervalo
anterior a la fijación interna de las fracturas de cuello femoral. Estos
autores concluyeron en que faltan estudios bien diseñados y que, si bien la
cirugía debe realizarse tan rápido como sea posible, no hay evidencias claras
respecto a en qué medida la reducción del tiempo hasta la cirugía afecta la
evolución de la fractura, pero sugieren que, después de las 24 h, podría
aumentar la tasa de seudoartrosis.
En nuestra serie de 93 pacientes con fracturas mediales
tratadas con fijación interna, el tiempo promedio de espera entre la fractura y
la cirugía fue de 4.6 días, con una tasa de necrosis del 5,3% que no difiere de
la comunicada en la mayoría de las series y, si bien tratamos de operar lo
antes posible, una espera >6 h o 24 h, habitual en nuestro medio, no modifica
nuestra indicación.5
2. Adecuada clasificación
Clasificar las fracturas de cuello femoral es muy
importante y se debe distinguir entre desplazadas y no desplazadas. Las
primeras incluyen las Garden tipos I y II; y las desplazadas, las Garden tipos
III y IV. Sin embargo, esto, muchas veces, es dificultoso, porque la cadera
está en rotación externa y acortada, lo que torna difícil interpretar las
imágenes radiográficas.
En 2008, Egol y cols.6
comunican que las radiografías con tracción y rotación interna ayudan a mejorar
sensiblemente la capacidad de clasificar las radiografías respecto al trazo y
el desplazamiento, y tienen un impacto directo en la decisión terapéutica.
Respecto a la proyección necesaria para la evaluación
inicial de esta fractura, habitualmente, se sugiere la incidencia de Lowenstein; sin embargo, al darle rotación a la cadera, se
corre el riesgo de desplazar más la fractura y de dañar más la vascularización.
Por lo tanto, es recomendable realizar un perfil quirúrgico y, de esta forma,
no movilizar la cadera lesionada.7
Definir el grado de desplazamiento tiene una relación
directa con los resultados si la elección es la osteosíntesis. Frandsen y cols.8 publicaron que los pacientes
con fracturas de cuello femoral no desplazadas tuvieron una tasa de
complicaciones del 5% (necrosis o seudoartrosis), en
tanto que la tasa fue del 40% en aquellos con fracturas desplazadas, sin
diferencia estadísticamente significativa.
En su serie de 93 casos, Pereira y cols.5
informan una tasa de complicaciones del 4,2% en pacientes con fracturas no
desplazadas, claramente inferior al 36,3% de aquellos con fracturas
desplazadas.
Por lo tanto, las radiografías con tracción y rotación
interna representan una herramienta simple, efectiva y económica para poder
determinar, con mayor exactitud, el trazo fracturario
y también el desplazamiento (Figura 1).
3. Evaluación de la conminución posterior
El grado de conminución es un
factor predictivo de una tasa más alta de complicaciones o de malos resultados
cuando se trata una fractura de cuello femoral con reducción y fijación
interna. Huang y cols.9 evaluaron a 146
pacientes y dividieron los resultados según si había conminución
posterior o no, con un seguimiento de 4.6 años. Comprobaron, con significancia
estadística, que los pacientes con conminución
posterior tuvieron un mayor acortamiento, una tasa de necrosis más alta y más
cantidad de conversiones a artroplastia.
Rawall y cols.10 observaron una tasa de seudoartrosis significativamente más alta en pacientes con
fracturas cervicales tratados con osteosíntesis cuando tenían conminución posterior.
Por último, Pereira y cols.5 informaron la
consolidación sin necrosis en 10 de 14 casos (71,4%) sin conminución
y en 4 de 8 casos (50%) con conminución.
Por lo expuesto, consideramos que, cuando se planea una
osteosíntesis en pacientes con fracturas de cuello femoral, es necesario contar
no solo con un adecuado estudio radiográfico, sino también con una tomografía
computarizada (TC) que nos permita evaluar la cara posterior del cuello
femoral, sabiendo que si hay conminución aumenta
significativamente la posibilidad de falla con este método terapéutico.
La conminución posterior
del cuello femoral podrá valorarse con la radiografía de perfil quirúrgico, en
los cortes axiales de la TC o la resonancia magnética (RM). En todas, se
manifiesta con una imagen de desplazamiento posterior del segmento cervicocefálico (Figura 2).
4. Posición del paciente
La posición del paciente, como así también el uso de la
mesa de tracción o mesa común dependen de la preferencia del cirujano. Algunos
prefieren colocar al paciente en decúbito dorsal con un realce debajo del
glúteo, en una mesa común radiolúcida. En general,
esto requiere un asistente para mantener la tracción y manipular la extremidad
durante el procedimiento. Si bien el uso de este tipo de mesas requiere de más
ayudantes y más destreza por parte del radiólogo, una de sus ventajas es tener
toda la extremidad libre y la posibilidad de realizar maniobras de reducción
cerrada con más comodidad.
La mesa de tracción tiene la gran ventaja de poder
controlar y mantener la reducción, y permite la visualización con el equipo de
rayos sin mayores inconvenientes. Existen diferentes formas de colocar al
paciente en ella. La posición de “tijera” coloca la cadera no lesionada
extendida y en eje, pero en un plano más inferior, y la cadera fracturada en
extensión para permitir la fluoroscopia lateral. Otra
opción es flexionar la cadera no lesionada y colocarla en una “piernera de obstetricia” y, por último, la colocación con
la pierna no fracturada (¿sana?) en abducción que permite la entrada del
intensificador de imágenes entre las piernas (Figura 2).
5. Adecuada visualización
Para una correcta reducción y osteosíntesis de una
fractura de cuello femoral, es necesaria una correcta y completa visualización
no solo del cuello y la cabeza femoral, sino también de la diáfisis tanto de
frente como de perfil.
Rikli y cols.11 señalan que es evidente la
falta de entrenamiento para obtener y evaluar imágenes del fémur proximal, de
perfil. Poyanli y cols.12 presentan un
método para poder mejorar y simplificar la imagen del fémur proximal en el
perfil, compensando la anteversión del fémur y, por
lo tanto, dejando una imagen que es paralela al piso y que contribuiría a
evaluar, con más facilidad, la reducción y la colocación del implante.
Por este motivo, se deben hacer todos los esfuerzos
posibles para poder observar bajo intensificador de imágenes, en el frente y el
perfil, la articulación coxofemoral, el cuello, la zona trocantérica
y la diáfisis femoral, antes de colocar los campos quirúrgicos e iniciar el
procedimiento.
Una vez logradas las imágenes deseadas, resulta útil
poner una marca en el piso para señalar el lugar donde deberá volver a ubicarse
el arco en “C” luego de colocar los campos quirúrgicos (Figura 3).
6. Reducción
La reducción junto con el desplazamiento inicial es uno
de los factores predictivos más importantes del éxito de la cirugía de
osteosíntesis en fracturas de cuello femoral. La reducción anatómica es
obligatoria y se deberá intentar conseguirla por todos los medios.
Yang y cols.13 analizan 202 fracturas de
cuello femoral en pacientes con una edad promedio de 64 años e informan que la
posibilidad de seudoartrosis es 2,93 veces (OR) más
alta en aquellos con fracturas desplazadas que no desplazadas, mientras que el
riesgo aumenta 18,92 veces si la reducción de la fractura fue deficiente.
Florschutz y cols.14 evaluaron 51
fracturas cervicales desplazadas en pacientes jóvenes (15-50 años) y en cuatro
de los cinco (75%) pacientes con una reducción no anatómica, se produjeron
complicaciones (necrosis o seudoartrosis).
Chua y cols.15 evaluaron a 108 pacientes con
fractura desplazada de cuello femoral e identificaron a la reducción en varo
como un factor determinante de falla en el 31% de los casos, y demostraron que
este defecto es estadísticamente significativo como factor predictivo de mal
resultado.
En su artículo de actualización sobre el tratamiento de
las fracturas de cuello femoral, Florschutz y cols.14
confirman que el ángulo en varo, la caída posterior, la brecha y los defectos
de rotación son factores que aumentan significativamente la incidencia de seudoartrosis, pérdida de la reducción y osteonecrosis.
Por último, Pereira y cols.5 demuestran una
relación estrecha entre la calidad de la reducción y la tasa de complicaciones,
y hacen hincapié en la necesidad de recurrir a una reducción abierta y fijación
interna si no se consigue una reducción anatómica a cielo cerrado. Obtuvieron
una tasa de consolidación del 88,9% en las fracturas desplazadas tratadas con
reducción abierta y fijación interna y del 46% en aquellas con reducción
cerrada (p >0,05).
Por lo tanto, es imperativo lograr una reducción
anatómica. No deberá aceptarse ningún varo, valgo >15º ni desejes en el perfil >15º. Si se decide una reducción y
osteosíntesis de una fractura de cuello femoral, esta reducción se debe
efectuar a cielo cerrado o abierto. Y no deben aceptarse reducciones subóptimas por el hecho de evitar una cirugía abierta.
6.1. Reducción cerrada
La reducción debe ser anatómica, así lo indican Krischak y cols.16 al analizar la relevancia de
la reducción en el resultado final. Trataron a 31 pacientes con reducción
cerrada y comunican que las complicaciones no se relacionaron con las
reducciones no anatómicas, sobre todo en varo, y que cuando la fractura valguizó, el resultado fue satisfactorio.
La técnica de reducción a cielo cerrado requiere de una
mesa ortopédica de tracción y, en general, debe aplicarse al miembro tracción,
rotación interna y abducción o aducción, según necesidad, si, con el intento a
cielo cerrado, no se obtiene la reducción buscada deberá recurrirse a técnicas
de reducción percutáneas o a una reducción abierta.
6.2. Reducción percutánea
Hay técnicas percutáneas, aunque no son muy usadas, que
mejoran la reducción sin la necesidad de realizar abordajes formales.
Su y cols.17 presentan su experiencia con
métodos de reducción percutánea en 25 casos de fracturas que fueron
irreductibles bajo maniobras externas. El método consiste en colocar dos
clavijas de Kirschner percutáneas, cuidando el
paquete femoral (por palpación) y, luego con maniobras aplicadas a las
clavijas, lograr la reducción y la posterior osteosíntesis con tres tornillos canulados. La tasa de consolidación fue del 100% y hubo dos
casos de necrosis.
En 2019, Yu y cols.18
consiguen con una técnica similar muy buenos resultados en 32 pacientes, y
hacen especial énfasis en la planificación y el cuidado de las estructuras
nobles.
Mahajan y cols.19 proponen
otro tipo de método percutáneo de reducción que consiste en colocar un alambre
de Kirschner que fije la cabeza femoral al acetábulo
y, de esta forma, movilizar el fragmento distal para lograr una reducción
anatómica. Esta técnica realizada en 15 pacientes logró muy buenos resultados,
sin necesidad de la apertura del foco.
6.3. Reducción abierta
Básicamente se han descrito y utilizado dos abordajes
para una reducción abierta: el anterolateral de
Watson-Jones y el anterior de Smith-Petersen. Cada
uno tiene sus ventajas y desventajas.
El abordaje de Watson-Jones (1936) desarrolla el plano
intermuscular existente entre el tensor de la fascia lata y el glúteo medio;
una de sus ventajas es que, por la misma incisión, se puede efectuar la
reducción de la fractura y también colocar la osteosíntesis, pero como
desventaja no permite observar las fracturas que son más subcapitales.20
Por otro lado, el abordaje de Smith-Petersen
(1917) desarrolla un plano internervioso entre el
sartorio (nervio femoral) y el tensor de la fascia lata (nervio glúteo
superior), tiene la gran ventaja de abordar la cadera desde anterior, lo que
permite no solo observar la fractura adecuadamente, sino también colocar
instrumentos para la reducción con comodidad, pero requiere de un segundo abordaje
para colocar el implante de fijación.21
No existen muchos artículos que determinen qué abordaje
es más adecuado para el tratamiento de las fracturas de cuello femoral
desplazadas. Slobogean y cols.22 llevaron
a cabo una encuesta en la cual participaron especialista de toda la sociedad
canadiense y la Orthopaedic Trauma Association,
preguntaron sobre la elección del abordaje: el 19,9% eligió el de Watson-Jones
y el 13,8%, el de Smith-Petersen.
Molnar y Routt23 publican el primer artículo
con el uso del abordaje anterior de Smith-Petersen
para el tratamiento de las fracturas de cuello femoral. Utilizando la rama
inferior del abordaje tradicional y seccionando el recto anterior describen una
excelente visualización del cuello que les permite la reducción mediante
diferentes métodos, con muy buena exposición.
Lichstein y cols.24 llevaron
a cabo un estudio en cadáveres que compara los dos abordajes con el objetivo de
demostrar qué abordaje permite más visualización y palpación. Llegaron a la
conclusión de que el abordaje de Smith-Petersen, sin
tenotomía del recto anterior, expone 2,4 cm3 más de cuello y 1,6 cm3
de superficie articular que el abordaje de Watson-Jones y que, con tenotomía,
expone 3,3 cm3 y 1,6 cm3 más, respectivamente. Sin
embargo, el abordaje anterior plantea el riesgo de lesión del femorocutáneo hasta en el 60%; por lo tanto, hacen hincapié
en una adecuada disección para, de esta forma, disminuir la incidencia de neuropraxia.
Todavía sigue siendo controvertido cuál es el mejor
abordaje y seguramente dependerá de la comodidad del cirujano. Es importante
destacar que un traumatólogo que trate este cuadro debe estar familiarizado con
las dos opciones.
Luego de la reducción anatómica, se deberá evaluar cuál
es el implante que mejor se adapta a la fractura. En la actualidad, existen
múltiples opciones de osteosíntesis, pero probablemente y, sobre todo en
nuestro medio, la mayor controversia sea entre la colocación de tornillos canulados o clavo compresivo deslizante (CCD).
En un estudio biomecánico, Giannoudis
y Panteli25 comparan las propiedades de estos dos implantes y
concluyen en que, para fracturas desplazadas con trazos más estables (Pawels I y II), tanto los tornillos canulados
como el CCD parecerían ser una excelente opción, mientras que, para las
fracturas más verticales (Pawels III), el CCD
asociado a un tornillo antideslizante aporta más estabilidad.
Bhandari y cols.26 llegan a
una conclusión similar, prefieren el CCD en los trazos más inestables y
pacientes menos colaboradores.
Wuren Hou y Minou Xu27 realizaron un estudio comparativo
entre CCD y tres tornillos canulados en pacientes
jóvenes con fracturas de cuello femoral conminutas, y no hallaron diferencias
significativas en el tiempo de cirugía, el sangrado y la estancia hospitalaria.
Pero sí a favor del CCD más tornillos antirrotatorios
en cuanto al tiempo de consolidación (151 vs. 162; p <0,01) y el Harris Hip Score (91 vs. 85; p = 0,01).
En 2019, Cha y cols.28
publican una revisión sistemática de la bibliografía sobre esta controversia.
Evalúan 18 estudios y concluyen en que la mayoría compara resultados mecánicos
y no clínicos, por lo que es imposible determinar qué opción de implante es
mejor para cada situación.
En el estudio FAITH (Fracture
fixation in the operative management of hip
fractures) multicéntrico, internacional,
aleatorizado, se evaluaron los riesgos de reoperación
luego de una osteosíntesis de cuello femoral, utilizando CCD versus tornillos canulados. El estudio incluyó a 1108 pacientes y no se hallaron
diferencias de tasas de reoperación, aunque sugieren
el tornillo placa deslizante en fumadores, fracturas desplazadas y
basi-cervicales.29
Ma y cols.30 publicaron una revisión
sistemática sobre el uso de CCD versus tornillos canulados
para tratar las fracturas de cuello femoral. No hallaron diferencias en los
resultados funcionales (Harris Hip Score)
en el grupo de CCD, hubo menos complicaciones y una consolidación más rápida;
por ello, concluyen en que su uso parecería ser más eficaz para tratar las
fracturas de cuello femoral.
8. Factores determinantes en
la colocación de la osteosíntesis
Cuando se decide colocar tornillos canulados
de 6,5 o 7 mm, existen múltiples factores que condicionarán la eficacia de la
técnica: ¿qué cantidad?, ¿en qué posición?, ¿con qué configuración? y ¿en qué
secuencia? Si bien no hay un consenso absoluto, sí la coincidencia es amplia en
ciertos aspectos técnicos que serían beneficiosos para un mejor resultado
final.
8.1. Punto de entrada
Los tornillos se deben colocar proximales al nivel del
trocánter menor, en la zona esponjosa y no en la cortical del fémur proximal
lateral, de manera de disminuir zonas de concentración de estrés y el
consiguiente riesgo de fractura subtrocantérica.
Kloen y cols.31 reportan cuatro casos en los
que, luego de la colocación de tornillos canulados,
los pacientes sufrieron una fractura subtrocantérica
y concluyen en que la única variable repetida en los cuatro casos es un punto
de entrada por debajo del trocánter menor.
Sensoz y cols.32 hicieron un análisis finito
de los elementos para evaluar las complicaciones relacionadas con un punto de
entrada, y mostraron que la colocación de tornillos por debajo del trocánter
menor aumenta significativamente las posibilidades de generar una fractura subtrocantérica.
8.2. Cantidad de tornillos
La cantidad de tornillos por colocar tiene una directa
relación con el tipo de fractura que se tratará. En 1987, Swiontkowski
y cols.33 realizaron un estudio en hueso cadavérico comparando la
estabilidad con tres, cuatro y cinco tornillos canulados,
sometiéndolos no solo a compresión axial, sino también a fuerzas de torsión y
flexión. Los autores demostraron que no existe ningún beneficio mecánico en
colocar más de tres tornillos y llaman la atención sobre la importancia de
evaluar la calidad ósea.
Sin embargo, varios estudios comunicaron mayor
estabilidad en el montaje cuando hay tres tornillos. En 2003, Maurer y cols.34
compararon la estabilidad entre dos y tres tornillos, y demostraron que el
tercer tornillo aumenta la resistencia a la compresión axial.
En 2006, Krastman y cols.35
evaluaron 112 casos de fracturas de cuello femoral tratados con dos tornillos canulados y demostraron que esta cantidad es adecuada en
fracturas no desplazadas, la tasa de consolidación fue del 100% y no hubo
complicaciones.
En todas las fracturas desplazadas de nuestra serie,
intentamos colocar, al menos, tres tornillos, mientras que, en las fracturas no
desplazadas o impactadas en valgo, la colocación de dos tornillos resultó
suficiente.5
8.3. Arandelas
Otro tema controvertido es el uso de arandelas. En 2005, Zlowodzki y cols.36 evaluaron múltiples factores
predictivos de falla de la osteosíntesis en fracturas de cuello femoral, y la
ausencia de arandelas fue un factor estadísticamente significativo (p = 0,03)
de falla y, por lo tanto, aconsejan su uso.
Casi una década después, el mismo autor37
realiza un estudio biomecánico comparando el máximo torque posible colocando
tornillos con arandela o sin ella, en hueso osteoporótico.
Hubo una diferencia estadísticamente significativa (p <0,01) a favor del uso
de arandelas como método que permite más compresión y torque al colocar el
tornillo.
Sin embargo, en la práctica diaria, muchas veces, la
colocación de todas las arandelas es imposible, ya que los tornillos vecinos no
lo permiten, respecto a esto no hay mucho publicado; por lo tanto, sería
adecuado colocar solo arandelas que no dificulten la colocación de los demás
tornillos y, de esa forma, lograr la construcción más estable.
8.4. Configuración
En 2004, Selvan y cols.38
compararon montajes diferentes de tornillos, tres con configuración triangular
y tres con configuración lineal en un estudio biomecánico. Sometiéndolas a
pruebas de desplazamiento, carga máxima tolerada y energía absorbida, demostraron
claramente que las configuraciones triangulares soportan una carga máxima más
alta, menos desplazamiento y más absorción de energía antes del fallo.
Recientemente Guo y cols.39
intentan definir el montaje ideal de tornillos evaluando una serie de 96
pacientes con fractura de cuello femoral tratados con osteosíntesis. Concluyen
en que la configuración triangular con vértice inferior es la que logra mejores
resultados y resaltan la importancia de colocar el tornillo posterior y
superior más central para, de esta forma, evitar la “violación de la cortical”
posterior del cuello.
En 2014, Gümüta y cols.40
presentan un trabajo biomecánico donde comparan diferentes métodos de
osteosíntesis para el tratamiento de las fracturas más inestables o verticales,
y comunican que, al agregar un tornillo transversal al calcar, aumenta
significativamente la estabilidad del montaje.
Con la misma intención de aumentar la estabilidad en los
escenarios más desfavorables, Collinge y Mir41
proponen agregar a la fijación de los tornillos una placa
tercio de tubo en la cara medial del cuello a modo de sostén para así
disminuir la posibilidad de colapso en varo.
En 2017, Ye y cols.42 publican su experiencia
con esta técnica en 28 pacientes <60 años con fractura medial de cadera Pawels III. La tasa de consolidación fue del 89% y no hubo
casos de necrosis. Los autores llegan a la conclusión de que es un recurso
adecuado y que no afecta la vascularización de la cabeza femoral.
En 2019, Hoffman y cols.43 publican su estudio
cadavérico donde llaman la atención respecto a la colocación del tornillo
posterior en un montaje triangular de vértice inferior. Evaluaron 10
especímenes y demostraron, por disección y tomografía, que siete de los 10
violaban o perforaban la cortical posterior; por esta razón, pregonan la
colocación de este tornillo más central.
Se dispone de poca bibliografía sobre la distancia entre
los tornillos. Gurusamy y cols.44
evaluaron 395 fracturas mediales de cadera, y comunicaron que la distancia
entre los tornillos se relaciona con la posibilidad de seudoartrosis
y que cuanto mayor distancia hay entre los tornillos en el perfil, más
posibilidades hay de lograr la consolidación.
Parecería entonces que existe suficiente evidencia para
la adopción de un montaje triangular, de vértice inferior y con la mayor
distancia posible entre los tornillos que no haga correr riesgos de violación
de las corticales, especialmente con el tornillo proximal y posterior. Si se
trata de un trazo vertical, cuando el riesgo de colapso en varo aumenta, la
colocación de un tornillo perpendicular al calcar o de una placa de sostén
mediales parece un recurso válido que se podrá utilizar según el criterio del
cirujano.
Por último, es importante destacar que existe una
secuencia de colocación de tornillos que nos asegura la menor posibilidad de
pérdida de la reducción durante su colocación; primero se debe colocar el
tornillo inferior central para, de esta forma, poder contrarrestar las fuerzas
de colapso en varo, pero sin darle compresión definitiva, luego se coloca el
tornillo posterior, lo que disminuye las posibilidades de caída posterior y
finalmente el superior y el anterior. Una vez colocados los tres tornillos, se
deberá dar compresión primero a los superiores con el fin de evitar la desviación
en varo que podría ocurrir si le damos compresión primero al tornillo inferior
(Figura 4).
Existen diferentes opiniones acerca de qué conducta se
debe adoptar en cuanto a realizar una capsulotomía o
no para descomprimir el hematoma en las fracturas de cuello femoral desplazadas
en el adulto joven.
Varios estudios demuestran beneficios con este gesto, Ly y Swiontkowski45 evaluaron el rol de la capsulotomía dentro del tratamiento de las fracturas de
cuello femoral, y concluyen en que la controversia sigue, pero hasta que se
disponga de información adecuada contraria (estudios prospectivos con grupo de
control) recomiendan su realización.
Sin embargo, Triplet y cols.46
evaluaron a 62 pacientes jóvenes, 32 de ellos fueron sometidos a una capsulotomía. Del total de pacientes, siete desarrollaron
necrosis, a cinco de ellos se les había realizado una capsulotomía.
Por lo tanto, llegaron a la conclusión de que la capsulotomía
no previene el desarrollo de necrosis.
En nuestra serie sin punciones ni capsulotomías,
salvo en las reducciones abiertas, registramos una incidencia habitual de
necrosis por lo que no realizamos ningún gesto además de la cirugía propiamente
dicha, ya sea a cielo abierto o cerrado.
10. Manejo posoperatorio
Se discute poco sobre cuál es el protocolo posoperatorio
más adecuado. Está claro que nos enfrentamos a dos tipos diferentes de
pacientes, por un lado, el paciente joven que puede no cargar peso y eso no
afectará su vida diaria, pero, por el otro, los pacientes más añosos a quienes
la restricción de la carga afectará mucho más su actividad cotidiana.
Florschutz y cols.14
recomiendan la carga inmediata, según tolerancia, con andador para los
pacientes con fracturas no desplazadas o impactadas en valgo; sin embargo,
difieren la carga hasta las ocho semanas si las fracturas son desplazadas y
sobre todo si la conminución es posterior.
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ORCID de S. Pereira: https://orcid.org/0000-0001-9475-3158
ORCID de G. Vindver: https://orcid.org/0000-0003-3858-6687
Recibido el 8-6-2020. Aceptado luego de la evaluación el 2-9-2020 • Dr. Fernando M. Bidolegui • fbidolegui@gmail.com • https://orcid.org/0000-0002-0502-2300
Cómo citar este artículo: Bidolegui FM, Pereira S,
Vindver G. Tratamiento de las fracturas de cuello
femoral con osteosíntesis. Diez claves para el éxito. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol 2021;86(1):110-121. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.1.1130
Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.1.1130
Fecha de
publicación: Febrero, 2021
Conflicto
de intereses: Los
autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2021,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
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