PRESENTACIÓN DE CASOS
Avulsión de la
tuberosidad posterior del calcáneo en pico de pato. Reporte de un caso
Juan
Pablo Unigarro Villota,* Paola E. Vallejo Mora,* Jaime A.
Muñoz Salamanca**
*Universidad Cooperativa de Colombia – Sede Pasto, Nariño, Colombia
**Universidad El Bosque, Bogotá, Colombia
RESUMEN
Las
fracturas del calcáneo representan el 2-3,1% de las fracturas en general y las
avulsiones del tendón de Aquiles son las menos frecuentes de este grupo. Fueron
descritas por Bohler como “fracturas en pico de pato”. Los casos publicados son
muy escasos, Sang-Myung y cols. publicaron la revisión más grande con 764 casos
de fracturas de calcáneo, 20 de ellos con avulsión de la tuberosidad del
calcáneo. Los mecanismos de acción más frecuentes son tropiezo, caída o golpe
directo. Se presenta a un paciente de 48 años que concurre al Servicio de
Urgencias de un hospital de segundo nivel, tras caerse de un árbol y quedar
suspendido sobre la pierna derecha. Ingresó para estudio con evidencia
radiográfica de fractura por avulsión del calcáneo y fue sometido a una
osteosíntesis, con una excelente evolución clínica. Consideramos importante
comunicar este caso, dada la escasa frecuencia de este tipo de fracturas.
Palabras clave: Calcáneo; fractura; tratamiento; complicaciones.
Nivel de Evidencia: IV
Avulsion of the Posterior Calcaneal
Tuberosity (Beak Fracture): A Case Report
ABSTRACT
Calcaneal
fractures account for 2-3.1% of all fractures; among these the least common are
avulsions of the Achilles tendon, described by Dr Bohler as “Beak fractures”.
Descriptions in the literature are very scarce, the largest report being that
of Sang-Myung et al in 2012, where a summary of 764 cases of calcaneal
fractures contained 20 avulsion fractures. The most common mechanisms of trauma
are tripping, falling, or a direct knock. This report presents the clinical
case of a 48 year-old patient, who attended the Emergency Service of a
second-level hospital after falling from a tree which resulted in being
suspended by the lower right limb. Radiographs revealed signs of a calcaneal
avulsion fracture, which was surgically managed via osteosynthesis with
excellent clinical outcomes in follow-up. Given the infrequency of this type of
fracture, we considered it important to present this article.
Key words: Calcaneus; fracture; fracture
treatments; fracture complications.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
Entre las fracturas que involucran el tarso, el calcáneo es el
hueso que se lesiona con más frecuencia, aproximadamente el 60% de los casos;
sin embargo, ocupan un mínimo porcentaje de todas las fracturas en general,
entre el 2% y el 3,1%.1 De acuerdo con su morfología, las fracturas
del ángulo posterosuperior de la tuberosidad mayor del calcáneo, pueden ser de
dos tipos, según Lelièvre: tipo I, fractura que se asienta por encima de la
inserción del tendón de Aquiles en el calcáneo, denominada “en pico de pato”,
porque el fragmento avulsionado es pequeño; y tipo II, la fractura termina en
la parte posterior a nivel de las tuberosidades plantares del calcáneo en la
que el ángulo posterosuperior está arrancado en su totalidad,2 para
este tipo de fracturas se han determinado tres diferentes mecanismos de
producción:
1)
flexión dorsal violenta del pie en un momento de máxima flexión
plantar, como ocurre típicamente en una caída de altura;
2)
contracción potente y brusca del músculo tríceps sural asociada a
una extensión simultánea de la rodilla, como ocurre al iniciar una carrera o un
salto;
3)
después de un traumatismo directo en la parte posterior, como
ocurre en un puntapié.3,4
Sin embargo, además de la clasificación anterior, Sang-Myung y
cols. plantean una clasificación del tipo I al tipo IV para las fracturas por
avulsión de la tuberosidad del calcáneo teniendo en cuenta los hallazgos en la
resonancia magnética (RM). El tipo I corresponde a una fractura de “avulsión
extrarticular simple”, más común en mujeres mayores y como consecuencia de
traumatismos menores; el tipo II es la fractura “en pico de pato” donde hay una
línea de fractura oblicua que se extiende hacia posterior justo detrás del
ángulo de Böhler; el tipo III es la fractura avulsionada infrabursal por fibras
superficiales del tercio medio de la tuberosidad posterior y, en la fractura
tipo IV, existe el “pico”, pero un pequeño fragmento triangular está separado
por fibras profundas en el borde superior de la tuberosidad. Estos tres últimos
tipos son más frecuentes en hombres jóvenes, causados por un mecanismo de
trauma más severo.5
Las fracturas por avulsión de la tuberosidad del calcáneo, a
menudo, comprometen la fina piel posterior que cubre la inserción del tendón de
Aquiles, de aquí la importancia del manejo oportuno de estos pacientes debido
al riesgo de rotura de la piel de la parte posterior del talón y necrosis
tisular.6
El diagnóstico se basa en dos pilares fundamentales: la evaluación
clínica en la que se observa un cuadro de dolor y tumefacción alrededor del
talón, con deformidad del retropié e impotencia funcional para el apoyo;7
y los estudios de diagnóstico, principalmente la radiografía simple de tobillo
y con proyección del calcáneo que brinda información fundamental para la toma
de decisiones en cuanto al manejo.8 No obstante, la RM y la
tomografía computarizada (TC) son los estudios por imágenes de elección para
caracterizar mejor la fractura, teniendo en cuenta que el objetivo del
tratamiento se basa en restaurar la longitud normal del tendón de Aquiles, así
como la anatomía de la zona afectada, ya sea mediante un manejo conservador o
quirúrgico.9
CASO CLÍNICO
Hombre de 48 años, agricultor, vive en un área rural, no tiene
comorbilidades. Sufre una caída de 1,30 m de altura y queda suspendido de la
pierna derecha entre dos ramas. Al ingresar en el hospital, no puede caminar,
tiene edema, deformidad sobre el retropié derecho, flictenas y escoriaciones
(Figura 1).
Inicialmente se le administra un
tratamiento analgésico y antibiótico, y se lo inmoviliza con una férula
suropédica. Se solicitan radiografías que revelan una fractura de la
tuberosidad posterosuperior del calcáneo (Figura 2); luego se realiza una TC
para su caracterización y se observa un desplazamiento de 1,2 cm, por lo que se
indica un manejo quirúrgico (Figura 3); sin embargo, el procedimiento fue
diferido debido al marcado edema de los tejidos blandos asociado a flictenas
hemorrágicas; por lo tanto, en el Servicio de Urgencias, se procedió a la
reducción cerrada e inmovilización con férula suropédica más flictenólisis. Al
octavo día del ingreso hospitalario, se observa una marcada mejoría clínica de
los tejidos blandos, por lo que no se consideró la estabilización mediante un
tutor externo y el paciente es sometido a un procedimiento quirúrgico
definitivo mediante reducción abierta con fijación interna del calcáneo con dos
tornillos canulados de 6,5 mm, de posterior a anterior y de cefálico a caudal
(Figura 4). Se opta por continuar el manejo con inmovilización mediante yeso
suropédico por seis semanas. En el control posoperatorio, se retira el yeso y
se inicia la recuperación mediante terapias físicas. Después de los tres meses,
la evolución de la movilidad del pie derecho es favorable (Figura 5).
DISCUSIÓN
Las fracturas de calcáneo secundarias a una avulsión del tendón de
Aquiles son las más inusuales de este hueso; este tipo de fractura se asocia
comúnmente a fracturas patológicas (osteoporosis y osteomalacia).
El mecanismo de lesión se divide en tres tipos: trauma directo
sobre la parte posterior del pie (puntapié), trauma indirecto secundario a
contracción del complejo gastrosóleo con extensión de la rodilla, y flexión
dorsal violenta cuando el pie está en flexión plantar. Aunque el mecanismo de
acción por el cual se produce no está descrito, consideramos que se puede
encasillar en el grupo de trauma indirecto por tracción brusca del complejo
gastrosóleo al quedar suspendido.2,4
La forma de reducir es mediante flexión de la rodilla para relajar
el complejo gastrosóleo y realizar flexión plantar en forma simultánea, junto
con una digitopresión de cefálico a caudal y de posterior a anterior, sobre la
tuberosidad posterior del calcáneo. Si se considera el manejo conservador, lo
mejor es inmovilizar con una férula por encima de la rodilla con flexión de 45°
y el tobillo a 45° de plantiflexión con el fin de neutralizar las fuerzas
deformantes, que se mantendrá por tres semanas, luego se cambia a una férula
suropédica con 20° de flexión del pie para iniciar el apoyo a las siete
semanas, según la tolerancia.10
Es importante recalcar que, en las fracturas tipo II, según los
hallazgos en la RM, como se presentó en nuestro caso, la piel posterior del
talón debe evaluarse rápidamente, y si se observa en “carpa o ramificada” debe
reducirse y repararse de inmediato, ya que, de lo contrario, el riesgo de
necrosis cutánea de la parte posterior del talón es alto.5
Wilson propone tratar las fracturas de la tuberosidad posterior
del calcáneo según el mecanismo del trauma: si se deben a un trauma directo, el
manejo sería conservador; sin embargo, si el mecanismo es indirecto y
secundario a tracción, el manejo siempre debe ser quirúrgico. Si se desconoce
el mecanismo del trauma, preferir siempre un procedimiento quirúrgico.11
La fijación con tornillos es una buena opción para las fracturas
tipos I y II, dado que el tamaño del fragmento óseo sigue siendo suficiente
para efectuar una osteosíntesis; sin embargo, en las tipos III y IV, se debe
preferir el tratamiento conservador, porque el tendón de Aquiles está
conservado y, si se recurre a la cirugía, se puede realizar una fijación con
anclajes de sutura debido a la presencia de pequeños fragmentos óseos para el
tipo III.5
Según Lelièvre, se puede considerar el manejo conservador si la reducción
es anatómica en las fracturas tipo I y optar siempre por la cirugía para las
fracturas tipo II.2
Se han publicado diferentes métodos para la reducción abierta más
fijación interna, como el uso de tornillos, bandas de tensión mediante clavos
de Kirschner, junto con la recomendación de inmovilizar al paciente, en el
posoperatorio, con una férula suropédica en ligera flexión (no hay consenso en
cuanto a la posición del pie) hasta completar 6-7 semanas y, a continuación,
iniciar terapia física con apoyo parcial según la tolerancia. Nuestro paciente
fue manejado siguiendo estas recomendaciones y los resultados funcionales y
estéticos fueron adecuados y le permitieron el regreso a una vida normal.10-12
CONCLUSIONES
Las fracturas del tarso suelen comprometer el calcáneo; sin
embargo, las publicaciones sobre estas fracturas son escasas. En este tipo de
fractura, se debe tener en cuenta el mecanismo del trauma con el fin de
determinar la necesidad de una cirugía. Los artículos publicados son
insuficientes para poder establecer el manejo ideal de este tipo de cuadro.
El diagnóstico y el manejo oportunos pueden llevar a lograr
excelentes resultados en cuanto a la recuperación de la movilidad y la
funcionalidad de la extremidad, de no ser así las secuelas pueden ser
importantes, como la incapacidad permanente.
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ORCID de P. E. Vallejo Mora: https://orcid.org/0000-0002-0260-2895
ORCID de J. A. Muñoz Salamanca: https://orcid.org/0000-0001-9426-0732
Recibido el 2-7-2020. Aceptado luego de
la evaluación el 28-12-2020 • Dr. JUAN
PABLO UNIGARRO VILLOTA • juanunigarro@outlook.es • https://orcid.org/0000-0003-4661-0958
Cómo citar este artículo: Unigarro Villota JP, Vallejo
Mora PE, Muñoz Salamanca JA. Avulsión de la tuberosidad posterior del calcáneo
en pico de pato. Reporte de un caso. Rev
Asoc Argent Ortop Traumatol 2022;87(1):57-63. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2022.87.1.1149
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2022.87.1.1149
Fecha de publicación: Febrero, 2022
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
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