INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Análisis tomográfico de la alineación del retropié en pacientes con
coaliciones tarsianas
J. Javier Masquijo, Miguel Carabajal Matar,
Felicitas Allende, Armando Torres Gomez, Diego Tourn
Departamento de Ortopedia y Traumatología Infantil,
Sanatorio Allende, Córdoba, Argentina
Resumen
Introducción: El objetivo de este estudio es
describir la morfología del retropié mediante cortes coronales con tomografía
computarizada en pacientes con coaliciones tarsianas.
Materiales y Métodos: Se incluyeron
85 pies de 78 pacientes de entre 9 y 17 años. Fueron divididos en 3 grupos: 1)
grupo de control (n = 29), 2) con coaliciones calcáneo-escafoideas
(CCE) (n = 31) y 3) con coaliciones astrágalo-calcáneas
(CAC) (n = 25). Dos observadores valoraron cinco medidas: Inftal-Suptal,
Inftal-Hor, Inftal-Supcal, Suptal-Infcal y el ángulo astrágalo-calcáneo (AAC). Resultados: Los grupos no presentaron
diferencias en la distribución por edad y sexo. Los pacientes con coaliciones tarsianas tuvieron valores significativamente superiores en
todas las mediciones comparados con el grupo de control (p <0,05 Kruskall-Wallis/ANOVA). Las mediciones del AAC en los
pacientes con CCE y CAC fueron significativamente superiores a las del grupo de
control (10,09 ± 4,60; 17,77 ± 11,28 y 28,66 ± 8,89, respectivamente, p
<0,0001). La distribución del AAC fue muy variable en los pacientes con CCE,
mientras que, en la mayoría del grupo CAC, tuvo un patrón de alineación en
valgo. No hubo una correlación directa entre los valores del AAC e Inftal-Hor (Spearman 0,27013; p =
0,1916). Conclusiones: En los
pacientes con coaliciones tarsianas, la orientación
del valgo del retropié suele estar aumentada. La magnitud de esta deformidad es
mayor en pacientes con CAC, mientras que, en aquellos con CCE pueden
manifestarse con una gran variabilidad. El aumento del valgo del retropié no
implica necesariamente un aumento de la inclinación de la articulación subastragalina, por lo que esta última debe evaluarse por
separado en la planificación preoperatoria.
Palabras clave: Coalición tarsiana;
tomografía computarizada; alineación; pie; niños.
Nivel de Evidencia: III
A Computed Tomography Assessment of Hindfoot
Alignment in Patients with Tarsal Coalitions
Abstract
Background: The aim of this study
is to analyze the hindfoot alignment with computed
tomography (CT-scan) in patients with tarsal coalitions. Materials and Methods: Eighty-five patients (78 feet) between 9 and
17 years of age were included and divided into 3 groups: A) without coalitions
(control group, N 29 ), B) with calcaneal-navicular
coalitions (CNC group, N 31), and C) with talo-calcaneal
coalitions (TCC group, N 25). Five measurements were assessed: Inftal-Suptal, Inftal-Hor, Inftal-Supcal, Suptal-Infcal, and
Talo-calcaneal angle (TCA). Results: Demographic data revealed no differences between groups
with respect to patient’s age and sex (p = 0.3630 and 0.2415 respectively).
Patients with tarsal coalitions presented significantly higher values in all
measurements compared to the control group (p = <0.05 Kruskall-Wallis
/ ANOVA). TCA measurements in the patients with CNC and TCC were significantly
superior to the control group (10.09 ± 4.60, 17.77 ± 11.28 and 28.66 ± 8.89
respectively, p = <0.0001). TCA distribution in the patients with CNC
presented great variability, while group 3 (TCC) presented mostly a valgus
alignment pattern. We did not find a direct correlation between the TCA and Inftal-Hor values (Spearman 0.27013, p = 0.1916). Conclusion: Patients with tarsal
coalitions show an increased valgus orientation of the hindfoot.
The deformity is greater in patients with TCC, while in those with CNC there is
great variability. The increase in the hindfoot
valgus does not necessarily indicate an increase in the inclination of the
subtalar joint, so the latter must be evaluated separately at the time of
preoperative planning.
Key words: Tarsal coalition; computed tomography;
alignment; foot; children.
Level of Evidence: III
Introducción
Las coaliciones tarsianas son
anomalías congénitas en las cuales existe una conexión fibrosa, cartilaginosa u
ósea entre dos o más huesos del mediopié y retropié.1
Las fusiones entre el calcáneo y el escafoides tarsiano,
y entre el astrágalo y el calcáneo representan las localizaciones más
frecuentes. La incidencia aproximada es del 1%,2 con una
distribución variable por sexo entre 1:1 y 4:1 (hombre:mujer) en las diferentes series. El 50% son
bilaterales3 y el 3,8% de los casos presentan más de una coalición en el mismo
pie.4
Aquellos pacientes que sufren dolor suelen ser manejados
inicialmente con tratamiento conservador, pero los efectos obtenidos no suelen
perdurar.5,6 El tipo de tratamiento quirúrgico suele estar basado en
la localización del dolor, el tipo y tamaño de la barra, la alineación del pie
y la presencia de signos degenerativos en las articulaciones del pie.7
Si bien la alineación del pie es uno de los factores principales para la toma
de decisiones, existe escasa información publicada sobre cuáles son las
características morfológicas del pie en pacientes con barras tarsianas.
El objetivo de este estudio es describir la morfología
del retropié mediante cortes coronales de tomografía computarizada (TC) en
pacientes con coaliciones tarsianas calcáneo-escafoideas (CCE) y astrágalo-calcáneas
(CAC).
Materiales y Métodos
Este estudio fue aprobado por el comité de ética de
nuestra institución antes de comenzar. En una búsqueda informatizada, se
identificaron pacientes de entre 9 y 17 años de edad, con tomografías de pie
realizadas entre enero de 2010 y enero de 2019, en la misma institución. Los
pacientes fueron separados en tres grupos: con CCE, con CAC y un tercer grupo
de control formado por población sana (sin coaliciones), pareados por edad y
sexo. Se excluyó de los dos primeros grupos a los pacientes con fusiones tarsianas no localizadas entre el calcáneo y el escafoides tarsiano o entre el astrágalo y el calcáneo, y a aquellos
que ya habían sido sometidos a cirugía. También se excluyó del grupo de control
a los pacientes con fracturas desplazadas del retropié y secuelas de fracturas
de pie o tobillo que pudieran alterar el eje.
Técnica de TC
Todas las imágenes se tomaron en la misma institución,
con la misma técnica. Los estudios se realizaron con un tomógrafo Siemens Somatom Sensation con apoyo en
soporte, con cortes <3 mm. Si correspondía evaluar
ambos pies, se lo hizo en el mismo estudio. Dos profesionales analizaron las
imágenes con el sistema PACS Carestream, usando las
herramientas de medición pertinentes. Para determinar los ángulos, se empleó el
corte en el plano sagital del pie que permite observar la base del segundo
metatarsiano, trazando una línea que pase por el 50% de la articulación subastragalina posterior. Luego se trasladó ese corte al
plano coronal. En el plano coronal, se midieron cinco ángulos: 1. Inftal-Suptal: ángulo entre una línea en la
superficie articular inferior del astrágalo (subastragalina)
y otra en la superior del mismo hueso (domo astragalino),
2. Inftal-Hor: ángulo entre la línea de la
articulación subastragalina y una horizontal paralela
a la marca del soporte, 3. Inftal-Supcal:
ángulo comprendido entre la superficie articular inferior del astrágalo y el
borde superior del calcáneo, 4. Suptal-Infcal:
ángulo comprendido entre la superficie articular superior del astrágalo y el
borde inferior del calcáneo y 5. Ángulo
astrágalo-calcáneo (AAC): ángulo que se forma entre una línea perpendicular
al domo astragalino y otra perpendicular al borde
inferior del calcáneo en su porción más prominente (Figura 1). Los cuatro
primeros ángulos fueron descritos por Probasco y
cols.,8 mientras que el último (AAC) es una adaptación del autor9
al ángulo descrito por Wilde y cols.,10 y representa la alineación
en conjunto del retropié.
Evaluación de las imágenes
El análisis y el almacenamiento de las imágenes se
realizaron con un programa de imágenes Kodak Carestream
PACS Versión 10.2. Dos observadores evaluaron las imágenes de manera separada y
luego definieron las mediciones por consenso. Se documentaron los datos
demográficos y la morfología de las coaliciones. Las CCE fueron clasificadas de
acuerdo con Upasani y cols.11 en cuatro tipos:
frustra, fibrosa, cartilaginosa, ósea. En la CAC, utilizamos la clasificación tomográfica basada en la reconstrucción 3D propuesta por Rozansky y cols.12 Esta clasificación agrupa las
CAC en cinco tipos: tipo I: lineales, tipo II: lineal con gancho posterior,
tipo III: teja, tipo IV: ósea y tipo V: posterior.
La reproducibilidad de los ángulos Inftal-Suptal,
Inftal-Hor e Inftal-Supcal
se ha evaluado en estudios previos.8 La reproducibilidad inter e intraobservador del AAC fue evaluada previamente por los
autores en una publicación reciente.9 El análisis estadístico se
realizó con el programa R 3.5.0 (A Language and Environment for Statistical Computing, R Core Team, R Foundation
for Statistical Computing, Vienna, Austria). Las variables numéricas fueron sometidas
a la prueba de Shapiro-Wilk para conocer su
distribución. La comparación entre grupos se realizó con ANOVA para variables
con distribución normal y con la prueba de Kruskall-Wallis
para aquellas sin distribución normal. Los contrastes entre grupos se
realizaron con la prueba de Tukey. El estudio de
correlación se llevó a cabo con el coeficiente de correlación de Pearson para
variables con distribución normal y de Spearman para
aquellas sin distribución normal. Un valor p ≤0,05 se consideró
estadísticamente significativo.
Resultados
Se incluyeron 85 pies de 78 pacientes (45 hombres). La
edad promedio de la muestra fue de 11.5 ± 1.6 años. Los grupos se conformaron
de la siguiente forma: grupo A (control, n = 29), grupo B (CCE, n = 31) y grupo
C (CAC, n = 25). No se encontraron diferencias estadísticamente significativas
en la distribución por edad y sexo (p = 0,3630 y 0,2415, respectivamente)
(Tabla 1).
De acuerdo con la clasificación de Upasani
y cols.,11 las CCE tuvieron la siguiente distribución: frustra (n = 5, 16%),
fibrosa (n = 5, 16%), cartilaginosa (n = 17, 55%) y ósea (n = 4, 13%). Según la
clasificación de Rozansky y cols.,12 las CAC se
presentaron como tipo I: lineales (n = 8, 32%), tipo II: lineal con gancho posterior
(n = 2, 8%), tipo III: teja (n = 4, 16%), tipo IV: ósea (n = 9, 36%) y tipo V:
posterior (n = 2, 8%).
Al comparar las mediciones entre los grupos, los
pacientes con coaliciones tarsianas presentaron
valores significativamente superiores a los del grupo de control (p <0,05 Kruskall-Wallis/ANOVA) (Tabla 2). La comparación de las
mediciones grupo por grupo se muestra en la Tabla 3. Las mediciones del AAC en
los pacientes con CCE y CAC fueron significativamente superiores a las del
grupo de control (10,09 ± 4,60; 17,77 ± 11,28 y 28,66 ± 8,89, respectivamente,
p <0,0001). La distribución en los pacientes con CCE presentó gran
variabilidad, mientras que la mayoría del grupo 3 (CAC) tenía un patrón de
alineación en valgo (Figura 2). No se observó una asociación directa al
correlacionar los valores del AAC y el Inftal-Hor (Spearman 0,27013, p = 0,1916) (Tabla 4).
Discusión
Las coaliciones tarsianas han
sido estudiadas extensamente. La mayoría de las publicaciones está orientada a
estrategias diagnósticas y terapéuticas para aumentar la tasa de éxito con el
tratamiento quirúrgico.13-17 Si bien algunos estudios mencionan las
características de la alineación del pie,7,10,11,18 el tema aún no
se ha abordado adecuadamente en la literatura. El principal hallazgo de nuestro
estudio es que la presentación de las coaliciones tiene una gran variabilidad,
por ejemplo, desde pacientes con deformidades muy severas en valgo hasta otros
con leve varo y múltiples formas intermedias. Además, observamos que la incidencia
de presentación de deformidades severas en valgo y la magnitud de esta
deformidad es significativamente mayor en pacientes con CAC. Finalmente, se
observó que no hay una relación directa entre el valgo del retropié y la
orientación de la articulación subastragalina.
Estudios recientes que evalúan pacientes con CAC7,18,19
señalan que la coalición es solo parte del problema, ya que la deformidad que
suele acompañar al cuadro, a menudo, requiere tratamiento cuando es severa.
Algunos autores20 consideran que, en este escenario, lo más
conveniente es resecar la barra, recuperar la movilidad de la articulación y
posteriormente solo cuando continúen los síntomas o la deformidad progrese,
realinear el pie mediante osteotomías. Otros autores7,18,19,21,22
prefieren efectuar la realineación en un mismo tiempo. Si bien varios autores6,18
utilizan el AAC (>16°) como parámetro para decidir la realineación del
retropié, creemos que la orientación de la articulación subastragalina
también debe ser tenida en cuenta. En nuestro estudio, la orientación de la
articulación subastragalina (representada por los
ángulos Inftal-Hor e Inftal-Suptal)
fue significativamente mayor (dispuesta más verticalmente) en los pacientes con
coaliciones tarsianas (Tabla 3). Sin embargo, según
nuestros resultados, no existiría una correlación directa entre los valores del
AAC e Inftal-Hor (Spearman
0,27013, p 0,1916). En otras palabras, un aumento del valgo del retropié no
implica necesariamente un aumento de la inclinación de la articulación subastragalina y se presentarían como eventos separados
(Figuras 3 y 4). Este hecho explicaría por qué algunas series comunican
resultados favorables luego de la resección aislada, una CAC con valgo >16°.23
Sin embargo, cuando un paciente es sometido a una resección aislada y presenta
un incremento del valgo asociado a una inclinación marcada de la articulación subastragalina, la pérdida del efecto en banda de tensión
somete a esta articulación a fuerzas de cizallamiento. Si a esto le asociamos
que la superficie de carga es menor que la normal luego de la resección, el
resultado esperable es la degeneración articular, el dolor y la pérdida de la
función.7 En pacientes con CCE y deformidad severa en valgo, es
probable que el efecto de resecar la coalición tenga menores consecuencias
sobre la articulación subastragalina, aunque la
alteración biomecánica producto de la deformidad no permita resolver
completamente los síntomas. Quinn y cols.24
refieren que la posición en valgo del calcáneo en pacientes con CCE predispondría
a cambios patológicos y morfológicos del calcáneo, el peroné y la articulación subastragalina. En su serie, los parámetros radiográficos
mejoraron significativamente en los pacientes tratados con resección asociada a
realineación del pie, aunque las indicaciones de realineación no fueron
descritas claramente.
Los resultados de este estudio deben ser interpretados en
el contexto de sus limitaciones. Si bien el tamaño de la serie nos permite
detectar diferencias entre los dos tipos de coaliciones más comunes (CCE y CAC)
con un grupo de control, la muestra no es lo suficientemente grande como para
establecer si existe una relación entre la morfología y el grado de deformidad.
Para este fin se requeriría un estudio de mayor dimensión que involucre varios
centros. Segundo, las imágenes se obtuvieron con un tomógrafo con apoyo en
soporte y no en apoyo con descarga. Esto podría inducir a cierta subestimación
de los valores angulares obtenidos. Creemos que la introducción de tomografías
computarizadas de haz cónico con descarga de peso25,26 incrementará
la precisión en la evaluación de esta patología y probablemente modifique las
recomendaciones actuales de tratamiento. Tercero, a pesar de que intentamos
reunir un grupo de control de sujetos sin patologías que afectaran la
alineación del pie y que estuvieran emparejados por edad y sexo, no tuvimos en
cuenta otros factores de confusión, como el peso o la alineación
de los miembros inferiores, que podrían afectar los
resultados. Otra limitación potencial es la posibilidad de que este estudio
evalúe un subconjunto único de pacientes con coaliciones tarsianas.
Debido a que la mayoría de los pacientes que integran la serie requirieron
tratamiento quirúrgico, es posible que la cohorte pueda haber tenido un nivel
de deformidad superior a la media en el momento de la evaluación. Finalmente,
este estudio valora la deformidad en un solo plano (coronal). Pese a estas
limitaciones, consideramos que este estudio brinda información adicional sobre
la alineación del retropié en pacientes con coaliciones tarsianas
que puede ser utilizada para la toma de decisiones al planificar la cirugía. Si
bien la alineación en valgo del retropié suele ser el indicador actual de
realineación, la deformidad es tridimensional y afecta múltiples
articulaciones. Los pacientes con este cuadro suelen tener contracturas de
partes blandas (gastrocnemios, sóleo y peroneos) y grados variables de rotación tibial externa,
abducción del mediopié con falta de cobertura de la
articulación astrágalo-escafoidea y supinación del antepié, por lo que la deformidad deberá ser valorada en
conjunto.
En conclusión, los pacientes con coaliciones tarsianas presentan, en general, un aumento de la
orientación del valgo del retropié en comparación con los controles. La
magnitud de esta deformidad es significativamente mayor en pacientes con CAC,
mientras que en aquellos con CCE pueden manifestarse con una gran variabilidad.
El aumento del valgo del retropié no implica necesariamente un aumento de la
inclinación de la articulación subastragalina, por lo
que esta última debe evaluarse por separado al planificar la cirugía.
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ORCID de M. Carabajal Matar: https://orcid.org/0000-0002-0301-0867
ORCID de F. Allende: https://orcid.org/0000-0001-9319-2571
ORCID de A. Torres Gomez: https://orcid.org/0000-0003-2441-0904
ORCID de D. Tourn: https://orcid.org/0000-0002-7149-5798
Recibido el 27-7-2020. Aceptado luego de la evaluación el 9-9-2020 • Dr. J. Javier Masquijo • javimasquijo@yahoo.com.ar • https://orcid.org/0000-0001-9018-0612
Cómo citar este artículo: Masquijo JJ, Carabajal Matar M, Allende F, Torres Gomez
A, Tourn D. Análisis tomográfico
de la alineación del retropié en pacientes con coaliciones tarsianas. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol 2021;86(2):151-158. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.2.1166
Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.2.1166
Fecha de
publicación: Abril, 2021
Conflicto
de intereses: Los
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