ARTÍCULO ESPECIAL
Evaluación de competencias clínicas y quirúrgicas de una Residencia de
Ortopedia y Traumatología Infantil. Utilización del Mini-CEX (Mini-Clinical Evaluation Exercise) y del
DOPS (Direct Observation of
Procedural Skills)
Claudio A. Fernández, María Gabriela Miranda
Servicio de Ortopedia y Traumatología,
Hospital de Niños “Sor María Ludovica”, La Plata,
Buenos Aires, Argentina
Resumen
Objetivo: Evaluar
competencias profesionales de una residencia de Ortopedia y Traumatología Infantil.
Instrumentos pedagógicos utilizados: Mini-Clinical Evaluation Exercise (Mini-CEX) y Direct Observation of Procedural Skills (DOPS) para competencias clínicas y quirúrgicas,
respectivamente. Ambas evalúan la cúspide de la pirámide de Miller; se
precisaron su confiabilidad y validez. Materiales
y Métodos: Estudio observacional prospectivo de una cohorte de seis
residentes de primero, segundo y tercer año quienes fueron evaluados por seis
docentes en diversos contextos y situaciones reales: consultorio externo y de
guardia, sala de internación, interconsultas, quirófano y sala de yesos. Resultados: Se realizaron 65
observaciones. Cada residente fue evaluado como media en 10 oportunidades por
entre 3 y 6 docentes. Para las variables clínicas, en general, los residentes
más antiguos obtuvieron valores sobresalientes y los residentes de primer año,
valores satisfactorios. No hubo diferencias significativas para las
competencias quirúrgicas globalmente, pero los residentes de tercer año fueron
más competentes para resolver situaciones inesperadas. El coeficiente de Cronbach fue superior a 0,90. Conclusiones: Ambos instrumentos de evaluación tuvieron una elevada
confiabilidad. El método estadístico permitió individualizar exactamente las
fragilidades y fortalezas de la residencia. El coeficiente de Cronbach obtuvo un valor de alto impacto psicométrico.
Palabras clave: Residencia;
evaluación; competencias; Mini-CEX; DOPS.
Nivel de Evidencia: IV
Assessment of Clinical and Surgical Competencies in a
Pediatric Orthopaedic and Traumatology Residency.
Application of the Mini-Clinical Evaluation Exercise (Mini-Cex)
and Direct Observation of Procedural Skills (DOPS)
Abstract
Purpose: To assess
professional competencies in a Pediatric Orthopaedic
and Traumatology Residency Program by the implementation of two
performance-assessment instruments: Mini-Clinical Evaluation Exercise
(Mini-CEX) and Direct Observation of Procedural Skills (DOPS) for clinical and
surgical skills. Both tools aim to assess the top of Miller’s pyramid, for its
reliability and validity. Materials and
Methods: Prospective observational cohort study of six medical trainees in
the first, second and third year of their residency program (R1-R2-R3) who were
randomly assessed by six examiners during their daily training at outpatient
clinics, emergency room, inpatients unit, operating room, and plaster room. The
statistical analysis was carried out with the Chi-Square and Wilcoxon-Rank
paired test for univariate variables. The residents’ relationship cohorts were compared
using the Kruskal-Wallis test. The reliability of the
methodological tool was determined by the psychometric test of Cronbach. Alfa
was set at ≤ 0.05. Diagnostic study: level IV. Results: We performed 65 assessments. Each resident was evaluated
10 times on average by 3 to 6 examiners. The oldest residents had better
performances in overall clinical competencies. However, the R1 group achieved
satisfactory results whereas the R2-R3 groups had the most outstanding scores.
There were no statistical differences in general surgical competencies, but the
R3 group was outstanding in cases of unforeseen surgical situations. The Alfa
Cronbach coefficient was over 0.90. Conclusion: The Mini-CEX, DOPS, and interactive feedback were
powerful tools to provide high-quality assessment and were widely accepted by
residents and examiners. The statistical analysis allowed us to identify the
weaknesses and strengths of the trainees. The Cronbach coefficient had a high
psychometric impact.
Keywords: Residency;
assessment; competencies; Mini-CEX; DOPS.
Level of Evidence: IV
Introducción
La educación médica en Ortopedia y
Traumatología Infantil consiste en el desarrollo y la adquisición de
competencias específicas, finalidad de todo currículo planificado e incluido en
el programa oficial de una residencia. Una competencia es definida como el
conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que facultan una excelente
práctica médica en continuo perfeccionamiento y adecuada al contexto social en
la cual se desarrolla. Incluye aspectos cognitivos (conocer y comprender),
habilidades psicomotoras (saber cómo actuar), y formación en valores y
actitudes (saber cómo ser).1,2
Determinar si los médicos residentes cumplen
con las expectativas de logro estipuladas, requiere utilizar instrumentos de
evaluación estructurados, adaptables y pertinentes, en relación con los
contenidos y objetivos incluidos en los programas formativos. El propósito
fundamental de una evaluación es el análisis
del proceso de aprendizaje, algo que hacemos con y para los residentes y no, a los residentes.1,3,4
En 2010, el Grupo de Consenso de la
Conferencia de Ottawa ha definido los criterios de una adecuada evaluación:
validez, confiabilidad, justicia y equidad, equivalencia, factibilidad, efecto
educativo y catalítico, y aceptabilidad. Un instrumento es válido cuando
efectivamente evalúa lo que pretende evaluar, es coherente con las estrategias
de la enseñanza y con los contenidos. La confiabilidad es un concepto
estadístico que define la estabilidad o reproducibilidad de una prueba; se
expresa por un coeficiente de correlación, en el cual 1 es la perfección y 0,
la nulidad. Justicia y equidad responden al principio social de la educación.
La equivalencia es la probabilidad de aplicación de la misma metodología evaluativa
en encuentros posteriores o en diferentes instituciones. La factibilidad es la
disponibilidad de recursos físicos, humanos y financieros. Toda evaluación
tiene efecto sobre la estrategia educativa y sobre el futuro del profesional.
El efecto catalítico es la capacidad de imitación o difusión de una metodología
de evaluación.5
En 1990, Miller postuló una pirámide de
conocimientos de cuatro peldaños (Figura). En los dos inferiores, se sitúan los
conocimientos teóricos (saber) y su
aplicación en casos concretos (saber
cómo). Los peldaños superiores se refieren al comportamiento: el tercero
expresa la competencia en ambientes simulados o in vitro (demuestra), en tanto que el cuarto escalón o cúspide de
la pirámide es el patrón de referencia del profesionalismo o de la práctica de
la medicina en situaciones reales (hacer).
Es factible evaluar cada estamento por instrumentos específicos. El menú para
la cúspide de la pirámide incluye: Clinical Evaluation Exercise (CEX), Mini-Clinical Evaluation Exercise (Mini-CEX), Direct Observation of Procedural Skills (DOPS),
la retroalimentación o multisource feedback 360, el
portafolio, los estudios basados en casos, las videograbaciones, evaluaciones
por pares, auditorías y otros. Todos pueden ser utilizados para la evaluación
formativa, sumativa o ambas evaluaciones (Figura).6,7
La observación directa de habilidades
clínicas y quirúrgicas de los médicos residentes es esencial. A tal efecto y,
para las primeras de ellas, el American Board of Internal Medicine
desarrolló el Mini-CEX en 1995.8-11 Se trata de un instrumento de
evaluación estructurado con pacientes y situaciones reales en contextos
variados y con dificultades diversas. El instrumento DOPS fue introducido en
2005, en el Reino Unido, por el United Kingdom Foundation Programme, como
un recurso de evaluación de competencias quirúrgicas y técnicas específicas.
También utiliza pacientes y
situaciones reales en escenarios de diversa complejidad.12-18 Es
importante destacar que no está diseñado para evaluar situaciones in vitro: en animales o en anfiteatro
anatómico.9 El Mini-CEX tiene mayor sustento en la bibliografía, probablemente,
porque la publicación y la aplicación del DOPS son más recientes.4,8
Estas evaluaciones pueden llevarse a cabo a
solicitud del observador o del residente, hecho que reduce significativamente
el estrés psíquico o la ansiedad de la experiencia.8 Ambas incluyen una
devolución sistemática o realimentación.8,9,16
El propósito de esta investigación fue
determinar la validez y confiabilidad de los instrumentos Mini-CEX y DOPS en
una evaluación formativa de
competencias clínicas, quirúrgicas y prácticas ortopédicas específicas de una
Residencia de Ortopedia y Traumatología Infantil.
Materiales y
Métodos
Se trata de una investigación de cohortes,
observacional y prospectiva, de categoría diagnóstica. Entre noviembre de 2018
y abril de 2019, se evaluó a los médicos de una Residencia de Ortopedia y
Traumatología Infantil, acreditada por la Asociación Argentina de Ortopedia y
Traumatología y la Sociedad Argentina de Ortopedia y Traumatología Infantil. Es
una residencia de segundo nivel, cuyo requisito sine qua non es haber realizado y aprobado una residencia de
Ortopedia y Traumatología general, así como un examen de preguntas de opción
múltiple. Es el único sistema formativo infantil desarrollado en un hospital
netamente pediátrico y de máxima complejidad de la provincia. El programa tiene
una duración de dos años, con opción a un tercero en calidad de jefe de
residentes. A efecto de la recopilación de datos y del procesamiento
estadístico, nos referiremos a los médicos residentes de primero, segundo año y
jefe de residentes, como R1, R2 y R3, respectivamente.
El cuerpo de evaluadores estuvo conformado
por médicos de planta del servicio, quienes escogieron aleatoriamente tanto al
residente por entrevistar, como la competencia que observar. Inversamente,
algunos residentes solicitaron ser evaluados en una determinada actividad. Para
las competencias clínicas se utilizó el Mini-CEX en diversos contextos:
consultorio externo y de guardia, interconsultas y salas de internación. La
complejidad del procedimiento fue clasificada en baja, media o alta. Se
incluyeron las siguientes variables: anamnesis y exploración física, ética o
profesionalismo, juicio clínico, organización y eficiencia. Cada competencia
fue valorada como: de 1 a 3 o insatisfactoria, de 4 a 6 o satisfactoria y de 7
a 9 o sobresaliente. Se consignó el tiempo de la observación y de la
realimentación. Ambos, evaluador y residente, pudieron expresar su satisfacción
con el encuentro en una escala 1 a 10. El observador pudo señalar por escrito
los aspectos positivos de la experiencia y aquellos pasibles de mejorar (Tabla
1).
El DOPS se escogió para evaluar competencias
en cirugías programadas y de guardia y, en el tratamiento ortopédico del pie bot con técnica de Ponseti. Se
consignó el rol del residente como cirujano o ayudante. La complejidad de los
procedimientos fue clasificada en: menor que la habitual, habitual y más que la
habitual. Las variables evaluadas fueron: consentimiento informado específico,
indicación terapéutica, anatomía, procedimiento y complicaciones, preparación
del procedimiento según protocolo, demostración de buena asepsia y uso adecuado
del instrumental, desarrollo ordenado de la técnica, respeto de las estructuras
anatómicas, conducta ante una situación inesperada, comunicación personal y con
el equipo quirúrgico, confección del protocolo quirúrgico, demostración del
comportamiento profesional en todas las instancias e indicaciones del cuidado
posquirúrgico. A cada observación se le adjudicó el siguiente puntaje: 0 = no
observado, 1 = desarrollo inferior a lo esperado, 2 = satisfactorio o nivel
deseado y 3 = sobresaliente. Al igual que, en el Mini-CEX, se realizaron
devoluciones inmediatas, evaluador y residente pudieron expresar su
satisfacción con la prueba, aspectos por ponderar y aquellos que modificar
(Tabla 2). Para ambas situaciones se precisó el diagnóstico del paciente, la
edad y el sexo.
Con suficiente antelación se remitieron por
correo electrónico, tanto a residentes como al cuerpo de evaluadores, un
explicativo de las pruebas por utilizar, sus objetivos e importancia, así como
las fichas estructuradas. Posteriormente, se realizó una reunión explicativa
presencial, con docentes y con residentes, a efectos de capacitarlos con la
metodología y allanar dudas, especialmente, se insistió en el concepto de que
una evaluación no es un examen, no otorga notas ni certificaciones.
Los datos recabados se volcaron en planillas
Excel Microsoft Windows 10 para el análisis ulterior. Se utilizó el programa
SPSS 17 para el procesamiento estadístico.17 Se estableció un nivel
de significancia de p ≤0,05. Para el análisis univariable
se utilizó la prueba de ji al cuadrado sensibilizada con la prueba de rangos de
Wilcoxon para muestras pareadas. El análisis
comparativo entre grupos de residentes se realizó con la prueba de Kruskal-Wallis. La confiabilidad de los instrumentos de
evaluación fue determinada con el coeficiente psicométrico α de Cronbach.
Resultados
Se llevaron a cabo 65 observaciones en seis
residentes, a cargo de seis médicos de planta, cuatro de ellos, docentes de una
Universidad Nacional y todos con una residencia médica (o sistema equivalente)
cumplida en Ortopedia y Traumatología Infantil. La edad promedio de graduación
fue de 25 años (rango 13-38).
Mini-CEX: comprendió 40
evaluaciones de 40 pacientes con una media de edad de 7.2 años (rango 6
meses-14 años), sin predominio de sexo. Las observaciones
correspondieron: 47,5% a R1, 22,5% a R2 y 30% a R3. Cada docente realizó una
media de 6,66 observaciones (rango 5-10). El tiempo promedio del encuentro fue
de 16.4 min (rango 10-30) y el destinado a la devolución, de 7 min (rango
5-15). Cada residente tuvo una media de 6,66 evaluaciones (rango 3-10), a cargo
de 3 a 6 docentes. En la Tabla 3, se observa la cantidad de observaciones
realizadas en cada escenario clínico. La complejidad de la consulta fue
considerada: baja (37,5%), moderada (32,5%) y alta (30%). El 22,5% de las consultas
eran de “primera vez”; el 35,7%, de “seguimiento” y el 42,5% no fueron
consignadas. De todas las competencias evaluadas, el puntaje máximo
correspondió a profesionalismo y los más deficitarios se relacionaron con el
juicio clínico y la organización efectiva. Los R1 obtuvieron menor puntaje en
el examen físico; los R2, en profesionalismo y los R3, en la anamnesis (Tabla
4). Sin embargo, no hubo diferencia estadísticamente significativa en las
observaciones de la residencia como un todo. La satisfacción de los docentes
tuvo una media de 8,37 (rango 4-10) y la de los residentes de 8 (rango 2-10) (p
<0,003).
Estadística
inferencial: analizando las competencias específicas por
año de residencia, los R1, salvo en profesionalismo, tuvieron inferiores
calificaciones. Los R2 obtuvieron menor aptitud en profesionalismo y los R3,
muy discretamente, en anamnesis, aunque la diferencia entre grupos no fue
significativa (p = 0,31). Al evaluar todas las competencias entre grupos, los
R3 obtuvieron valores superiores con respecto a los otros con valor
significativo (p <0,05). Así y todo, los R1 obtuvieron una calificación
promedio satisfactoria; y los R2 y R3, sobresaliente. Comparados según el
ámbito de observación, los R1 y R2 obtuvieron mejor puntaje en consultorio externo
(p <0,02) y, los R3, en sala de internación e interconsultas (p <0,03).
El coeficiente α de Cronbach fue de 0,92 para el Mini-CEX y de 0,85 a 0,97 para
la relación intrínseca entre variables (Tablas 5 y 6).
DOPS: sobre 25
observaciones, el 40% correspondió a R1; el 28%, a R2 y el 32%, a R3. La
evaluación incluyó 23 pacientes, el 78% eran varones, y la edad promedio era de
6.76 años (rango 6 meses-14 años). La media del tiempo de evaluación fue de 1 h
y 21 min (rango 10 min-5 h y 50 min), la realimentación promedio se realizó en
8.8 min (rango 5-15). La complejidad del procedimiento fue considerada habitual
en el 68% y más que habitual en el 32%. Los residentes actuaron como cirujanos
en el 72% de los procedimientos y como ayudantes en los restantes. En 19
oportunidades, se evaluaron cirugías traumatológicas y ortopédicas de diversas
etiologías y, en seis casos, tratamiento del pie bot
con técnica de Ponseti, lo cual incluyó
manipulaciones, yesos y, en algunos pacientes, tenotomía del tendón de Aquiles,
así como la pericia con el uso de la férula de abducción. Cada residente fue
evaluado, en promedio, 4,16 veces (rango 3-6) por 2,8 docentes (rango 2-4). En
términos generales, el 72% tuvo una calificación satisfactoria o según lo
deseado, y el 28% lo hizo de manera sobresaliente. Ninguno tuvo un resultado
inferior a lo esperado. La satisfacción del docente con la observación tuvo una
media de 8 (rango 7-10) y de los residentes un promedio 8,63 (rango 6-10) (p
<0,03).
Estadística
inferencial: comparando los grupos de residentes,
observamos una diferencia estadísticamente significativa en las competencias
globales a favor de los R3 (p <0,05). Igualmente, este último grupo fue más
competente en la resolución de situaciones inesperadas durante el acto
quirúrgico (p <0,005). El coeficiente α de Cronbach fue de 0,90 para el DOPS, pero para la correlación
interna entre variables fluctuó entre 0,89 y 0,93 (Tablas 7 y 8).
Discusión
La finalidad de un programa de residencia es
la profesionalización del médico mediante la adquisición progresiva de
competencias específicas. Resulta imprescindible determinar si las estrategias
de la enseñanza han sido adecuadas y las expectativas de logro se han cumplido.
Ello requiere un proceso de evaluación, de diagnóstico u obtención sistemática
de información, mediante la aplicación de diversos instrumentos. Según su
oportunidad, la evaluación puede ser diagnóstica o inicial, sumativa
o final y formativa, cuando se desea supervisar el proceso y el progreso del
aprendizaje. En nuestra especialidad, la tarea es ardua, porque debemos incluir
competencias muy heterogéneas. Sigmund Freud, en El malestar de la cultura, irónicamente definía como profesiones
imposibles a aquellas en las cuales los resultados nunca son completamente
satisfactorios: el psicoanálisis, gobernar y educar.18
Ya hemos planteado que cada peldaño de la
pirámide de Miller debe ser evaluado con instrumentos pertinentes o
específicos. Falta de pertinencia es, por ejemplo, pretender evaluar la
profesionalidad o más aún, la idoneidad, en un examen de especialidad, con
preguntas de elección de opciones múltiples o exposiciones escritas, las cuales
remiten exclusivamente a un saber teórico o, a lo sumo, al “saber cómo”. Nada
expresan sobre “demostrar” o “hacer”. El riesgo es evidente. Con conocimientos teóricos,
memoria, reconocimiento de respuesta correcta y ejercitación previa, un
individuo puede obtener excelentes calificaciones, aunque ello no garantice, en
absoluto, la calidad de su praxis profesional. Se trata de un falso positivo,
que otorga crédito profesional a quien no lo amerita.
Solemos denominar a esta eventualidad Complejo de Funes el memorioso, cuento
célebre de Jorge Luis Borges, en el cual nos relata las vicisitudes de Ireneo
Funes, un joven uruguayo de Fray Bentos que, tullido a consecuencia de ser
volteado por un redomón, desarrolla una hipermnesia o capacidad memorística
extraordinaria, aunque carente de competencias racionales. Borges, perspicaz,
escribe: “Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es
olvidar diferencias, es generalizar, abstraer”.19
La práctica de la medicina está estrechamente
relacionada con la filosofía. Así, cuando razonamos aplicamos la lógica; al
considerar al paciente como un sujeto real y externo a nuestra conciencia,
invocamos al realismo ingenuo; cuando aceptamos la existencia de genes,
microbios, tecnología y técnicas quirúrgicas, empleamos el realismo científico;
al rechazar la hipótesis del origen mítico de las enfermedades, suscribimos a
los principios naturalistas y, cuando ayudamos más allá de nuestros propios
intereses, practicamos filosofía moral humanista. Filosofamos sin saberlo,
pero, como advierte Mario Bunge, “La filosofía tácita del buen médico es la que
practica y no, necesariamente, la que dice profesar”. Y es, en este punto, donde
la evaluación es crucial e imperiosa.20
El equipo médico estable y docente, en
conjunto con la institución, tiene una innegable responsabilidad moral y legal
en la evaluación. Así como también el Estado, habida cuenta de que el 70% de
las residencias médicas de nuestra especialidad están bajo su égida.21
La evaluación entraña un proceso de
autoevaluación de las estrategias metodológicas de aprendizaje o metacognición. Una reciente encuesta de la Asociación
Argentina de Ortopedia y Traumatología, realizada con médicos residentes, ha
identificado y alertado sobre una deficitaria actividad académica como una de
las principales inquietudes de los jóvenes en formación.21
Los dos instrumentos utilizados en nuestro
estudio, Mini-CEX y DOPS, evaluaron el “hacer” o la excelencia profesional.
Fueron escogidos ex profeso, en
virtud de experiencias previas que los realzan como de mayor impacto educativo
en relación con muchos otros.8,9,11,15,18 Permitieron observar las
competencias de los residentes en situaciones reales y, en contextos diversos,
tanto clínicos como quirúrgicos, así como factores actitudinales y de
incorporación horizontal-vertical de conocimientos. A primera vista, la
observación de los resultados generales obtenidos fue satisfactoria, pero el
análisis estadístico de regresión multivariable
permitió identificar, con precisión, fortalezas y debilidades en cada año de la
residencia, así como discriminar entre diferentes niveles de experiencia. Un
primer corolario para los responsables académicos de una residencia parece
obvio: trabajar para corregir esas falencias. Un segundo y, no por ello, menos
importante, evidencia lo engañoso de las inferencias descriptivas ante la
potencia del método científico. Por otra parte, es relevante señalar que lograr
una habilidad óptima en un área, no predice el desenvolvimiento en otra, aunque
estas estén relacionadas. Comparado con otras publicaciones, nuestro tiempo de
evaluación de cirugías fue mayor debido a la observación completa de los
procedimientos.12,14 Con todo y, en similitud con otras
investigaciones, hubo una elevada aceptación o satisfacción, tanto de
observadores como de residentes.11,12,14,18,22,23 El coeficiente α de Cronbach fue de
0,90 y 0,92 para el DOPS y el Mini-CEX, respectivamente; desde el punto de
vista psicométrico, guarismos considerados de altísimo impacto en medición
educativa.18 Aumentar o sostener la confiabilidad es posible,
realizando de 4 a 10 encuentros anuales.9,13,15,22,23 Además, un
segundo motivo que justifica un incremento de observaciones es atenuar,
estadísticamente, la patología potencial de los evaluadores: variaciones intraobservador vinculadas a cambios de la atención, de
perspectiva o de estado de ánimo. También debemos reconocer variaciones interobservador: diferencias de criterios, de rigor y de
empatía.15
La realimentación es la principal cualidad de
ambos instrumentos, especialmente la devolución
positiva, ya que promueve la reflexión y la autocrítica por parte del
residente, ayuda a identificar sus debilidades y fortalezas.Alves de Lima sostiene que los residentes
quieren y necesitan devoluciones constructivas, ya que las relacionan con la
enseñanza de calidad.24 La realimentación debe ser inmediata, ya que
la demora en su ejecución induce errores de evaluación. Muchos investigadores,
entre los cuales nos incluimos, pensamos que es parte de nuestra
responsabilidad docente influenciar en el futuro profesional del residente
mediante la realimentación constante. Esta última forma parte de la enseñanza
socrática, la cual, a pesar de ciertas tensiones actuales, siempre hemos
profesado.9,22 El tiempo dispensado a la devolución con Mini-CEX y
DOPS fue de 7 y 8.8 min, respectivamente, pero, en futuras evaluaciones, le
concederemos más tiempo por los argumentos ya referidos. Las recomendaciones
sugeridas para una realimentación adecuada son: establecer un ambiente de
aprendizaje respetuoso, comunicar los objetivos y metas, realimentar a partir
de la observación directa, brindar una realimentación oportuna, a tiempo y de
forma regular, comenzar la sesión con la autoevaluación del residente, reforzar
y corregir los desempeños observados, usar un lenguaje neutral para centrarse
en el conocimiento o procedimiento específico, confirmar la comprensión y
facilitar la aceptación, concluir con un plan de acción, reflexionar sobre las
habilidades de realimentación, crear oportunidades de desarrollo personal y
hacer de este procedimiento una cultura
institucional.18
Este estudio tiene varias limitaciones:
errores de ejecución relacionados con nuestra primera experiencia con estos
instrumentos de evaluación. Por otra parte y, dada la
cultura imperante en nuestro medio, resultó poco convincente que el residente
no percibiera la evaluación como un examen cuyo resultado pudiera afectar su
autoestima o calificación final. Al igual que otros autores, pensamos que, dado
el contexto específico de cada institución, no parece recomendable extrapolar,
irreflexivamente, hallazgos de una residencia a otra.23 Por último,
deberíamos incrementar el número de observaciones a efecto de sustentar o
aumentar la confiabilidad de los instrumentos de evaluación y disminuir
potenciales sesgos anómalos de algunos observadores. La fortaleza de esta
investigación consistió en utilizar instrumentos de evaluación estructurados en
una residencia médica específica, inspirados en el siguiente pensamiento de
Horacio, pero divulgado por el excelso filósofo alemán Immanuel Kant:Dimidium facti, qui coepit habet, sapere aude.
Incipe.25
En conclusión, el Mini-CEX y el DOPS
resultaron herramientas pertinentes y confiables para evaluar el
profesionalismo de una Residencia de Ortopedia y Traumatología Infantil, pero
ello no implica que sean excluyentes. La conformación de un portafolio que
incluya diversas formas de valoración, estructuradas o no, parecería ser el
instrumento ideal. La calidad de la evaluación depende prioritariamente de la
pertinencia al objeto observado, del tipo de operaciones cognitivas priorizadas
y de los sujetos involucrados.
Agradecimiento
A los docentes que
participaron en las evaluaciones: Santiago Beltrán, Sebastián Fedriani Roger, Lucía Molina y Gustavo Viollaz.
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ORCID de M. G. Miranda: https://orcid.org/0000-0003-4949-9407
Recibido el
20-8-2020. Aceptado luego de la evaluación el 26-10-2020 • Dr. Claudio A. Fernández • claufernandez@outlook.com • https://orcid.org/0000-0003-2350-3885
Cómo citar
este artículo: Fernández CA, Miranda MG. Evaluación de
competencias clínicas y quirúrgicas de una Residencia de Ortopedia y
Traumatología Infantil. Utilización del Mini-CEX (Mini-Clinical
Evaluation Exercise) y del DOPS
(Direct Observation of Procedural Skills). Rev Asoc
Argent Ortop Traumatol 2021;86(3):417-427.
https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.3.1188
Información
del artículo
Revista: Revista de la Asociación
Argentina de Ortopedia y Traumatología
Sección: Artículo Especial
DOI: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.3.1188
Fecha de
publicación: Junio, 2021
Conflicto
de intereses: Los
autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2021,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este
artículo está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Obras Derivadas
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