INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Tratamiento de las fracturas
femorales periprotésicas Vancouver B3 con injerto óseo impactado. Supervivencia
y complicaciones
Fernando Díaz Dilernia,* José I. Oñativia,** Pablo
Slullitel,* Martín Buttaro*
*Centro de Cadera “Sir John
Charnley”, Instituto de Ortopedia y Traumatología “Carlos E. Ottolenghi”,
Hospital Italiano de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
**Traumatología del Norte, Tucumán,
Argentina
Resumen
Objetivos: El tratamiento de elección para las fracturas femorales periprotésicas
Vancouver B3 aún no está definido. Por este motivo, nos propusimos analizar la
tasa de complicaciones de la técnica de injerto óseo impactado con un vástago
cementado cuando se utiliza para tratar estas fracturas. Materiales y Métodos: Estudiamos retrospectivamente 33 fracturas
femorales periprotésicas B3 tratadas con la técnica de injerto óseo impactado
operados entre 2000 y 2016, analizando la tasa de complicaciones. La mediana de
seguimiento fue de 75 meses (RIC 36-111). La mediana de edad fue de 78 años
(RIC 74-83). La mediana del defecto óseo femoral fue 3 (RIC 3-3) según la
clasificación de la Endo-Klinik. Se realizó un análisis de regresión múltiple
para determinar los factores de riesgo asociados a complicaciones, las
variables incluidas fueron: cantidad de cirugías previas, diámetro de la nueva
cabeza femoral y defecto óseo femoral. Resultados:
Se realizó una cirugía de revisión en dos etapas en cuatro pacientes. Se
registraron cinco fallas asépticas del implante y dos luxaciones en toda la
serie. El análisis de regresión lineal multivariable mostró una asociación
significativa entre el grado del defecto óseo femoral Endo-Klinik y la tasa de
complicaciones (p = 0,04). Conclusión:
La reconstrucción femoral con la técnica de injerto óseo impactado para tratar
fracturas periprotésicas Vancouver B3 provocó una alta tasa de complicaciones.
Palabras clave: Fractura femoral periprotésica B3; técnica de injerto óseo impactado;
complicaciones; análisis de supervivencia.
Nivel de Evidencia: IV
Impaction Bone Grafting for the Treatment of
Vancouver Type B3 Periprosthetic Femoral Fractures. Survivorship and
Complication Rate Analysis
Abstract
Aims: Because the gold standard for the treatment of Vancouver type B3
periprosthetic femoral fractures (PFFs) is yet to be defined, we sought to
analyze the complication rate of the impaction bone grafting (IBG) technique
with a cemented stem for the treatment of this fractures. Materials and Methods: We retrospectively studied 33 B3 PFFs treated
with the IBG technique operated between 2000 and 2016, analyzing the
complication rate. The median follow-up was 75 months (interquartile range
[IQR], 36-111). The median age was 78 years (IQR, 74-83). The median grade of
EndoKlinik femoral bone defect was 3 (IQR, 3-3). We performed a multiple
regression analysis to determine risk factors for complications, including the
following variables: number of previous surgeries, femoral head diameter, and
femoral bone defect. Results: As for
infection outcomes, 2-stage revision surgery was performed in 4 patients. We
registered 5 implant failures and 2 dislocations in the whole series. Multiple
regression analysis showed a significant association between the grade of
EndoKlinik femoral bone defect and complication rate (P=0.04). Conclusion: Femoral reconstruction with
the IBG technique evidenced a high complication rate for the treatment of B3
PFF. Key words: B3 periprosthetic
femoral fractures; impaction bone grafting technique; complications;
survivorship analysis.
Level of Evidence: IV
Introducción
Una de
las complicaciones más complejas después de la artroplastia total de cadera es
la fractura femoral periprotésica (FFP). Varios estudios informaron una
prevalencia del 1,7% y 6,2% a los 10 años de seguimiento después de la
artroplastia total de cadera primaria y de revisión, respectivamente.1,2
Sin embargo, debido al esperado aumento anual de las artroplastias totales de
cadera primarias y de revisión, es probable que haya un aumento exponencial de
las FFP en las próximas décadas.3 Para lograr un resultado exitoso
en estos casos, se requiere de un cirujano entrenado en trauma y reconstrucción
articular, dada la complejidad de la enfermedad y la exigencia de la técnica
quirúrgica.1-4
Las FFP
alrededor de un vástago fijo (Vancouver tipo B1) se tratan con fijación
interna, y las fracturas alrededor de un implante flojo con una calidad ósea
adecuada (Vancouver tipo B2) se tratan con la revisión de la artroplastia total
de cadera. Una FFP sobre un vástago flojo con pérdida de capital óseo
(Vancouver tipo B3) plantea el desafío de lograr simultáneamente la estabilidad
del implante y la consolidación de la fractura. En este sentido, la elección
del implante para tratar la fractura y reconstruir el fémur es de vital importancia.5
Recientemente, el Registro Nacional Sueco de Artroplastia de Cadera informó una
prevalencia de FFP B3 del 4,1% (43 de 1049) en un período de 21 años.6
Las FFP
B3 representan un desafío incluso para el cirujano con más experiencia. Se han
descrito varias técnicas quirúrgicas para su tratamiento:7 el
injerto óseo impactado (IOI), el aloinjerto óseo de banco, la fijación distal
modular e incluso el reemplazo femoral proximal. La técnica con IOI fue una de
las opciones de reconstrucción más utilizadas hasta el advenimiento de la
fijación distal no cementada,1 teniendo en cuenta que esta última es
una técnica menos exigente y no requiere de un banco de huesos. Por otro lado,
la fijación distal agregó la opción de modularidad, aumentando así la versatilidad
para reconstruir la biomecánica del fémur proximal.8,9 Aunque los
vástagos modulares cónicos de fijación distal han logrado una supervivencia del
90% y buenos resultados funcionales en el mediano plazo,10,11
existen algunos patrones de fractura con pérdida ósea masiva y una geometría
del canal femoral desfavorable, como un fémur proximal tipo C de la
clasificación de Dorr, que dificultan su indicación.11
La
evidencia relacionada con el tratamiento de las FFP B3 se compone
principalmente de series de casos pequeñas con un seguimiento a corto plazo.12-15
En este escenario, no hay acuerdo en el tratamiento óptimo para estos
pacientes. Por lo tanto, el objetivo de nuestro estudio fue analizar la tasa de
complicaciones asociada a la técnica de IOI para tratar la FFP Vancouver B3.
Materiales y Métodos
Después
de obtener la aprobación del Comité de Ética en Investigación de la
institución, estudiamos retrospectivamente una serie de 35 pacientes con FFP y
aflojamiento del tallo y falta de capital óseo en el fémur proximal, tratados
con la técnica de IOI entre 2000 y 2016. Todas las fracturas eran Vancouver
tipo B3, ya que estaban ubicadas alrededor de un componente femoral flojo y se
asociaban con un capital óseo deficiente en el fémur proximal.6
Durante el período de estudio, también se trataron 43 FFP tipo A, 193 tipo B1 y
99 tipo B2 que no se incluyeron en el estudio. Se excluyeron dos casos de la
serie por el antecedente de infección periprotésica antes de la FFP, por lo que
se analizaron 33 casos. En el momento de la revisión final, nueve pacientes
habían fallecido y no se había perdido ningún otro paciente durante el
seguimiento. La mediana de seguimiento de estos nueve pacientes fue de 58 meses
(rango intercuartílico [RIC] 35-99). Toda la información se obtuvo de la base
de datos electrónica recopilada prospectivamente de la institución,
digitalizada en 2004. Solo seis pacientes habían sido operados antes en nuestra
institución. Se clasificó el capital óseo con radiografías anteroposterior y
lateral del fémur afectado antes de la cirugía, confirmando estos hallazgos
luego de la extracción de los componentes, de acuerdo con la clasificación de
la Endo-Klinik.16 Las características demográficas de la serie se
detallan en la Tabla 1.
Dentro
del período de estudio, el mismo grupo experimentado de cirujanos de cadera
realizó todas las cirugías en quirófanos con flujo laminar siguiendo los
principios generales que se han descrito para la técnica original (Tabla 2).4
Bajo anestesia epidural hipotensiva, se realizó un abordaje posterolateral
extendido en 29 pacientes y un abordaje transtrocantérico en los cuatro
restantes. Se descartó sistemáticamente una infección concomitante enviando
muestras intraoperatorias para el estudio anatomopatológico.17 Todos
los tallos extraídos fueron cementados. El componente femoral, el manto de
cemento y los residuos de polimetilmetacrilato, así como la interfaz
circundante, se eliminaron completamente para identificar la cantidad de hueso
femoral remanente. El componente acetabular se revisó en 25 casos para
adaptarse al tamaño de la nueva cabeza femoral implantada. Los tallos extraídos
se detallan en la Tabla 1.
Se obtuvieron aloinjertos óseos congelados del
banco de huesos de la institución siguiendo el protocolo de la American Association of Tissue Banks
para la recolección y el procesamiento de injertos.18 Los injertos
se impactaron de acuerdo con la técnica descrita por Gie y cols.,19
utilizando instrumentos de impacto primario (DePuy International, Leeds, Reino
Unido) y el sistema de instrumentos para cirugías de revisión (Stryker,
Newbury, Reino Unido). Se pretendía obtener un espesor de hueso esponjoso de 10
mm en la parte proximal del fémur reconstruido. Se utilizaron cerclajes de
alambres y mallas metálicas cuando fue necesario. Los detalles de la técnica de
reconstrucción se describen en la Tabla 2.
La reconstrucción femoral se realizó en todos los
casos con tallos largos cementados (Tabla 2 y Figura 1). Inyectamos, de manera
retrógrada, cemento quirúrgico CMW con gentamicina (DePuy, Leeds, Reino Unido)
en 21 casos y cemento Simplex con tobramicina (Stryker, Rutherford, New Jersey,
EE.UU.) en los 12 restantes.
Se
administró profilaxis de rutina para la enfermedad tromboembólica con
enoxaparina 40 mg/día, por vía subcutánea, durante el primer mes posoperatorio.20
No prescribimos profilaxis de rutina contra la calcificación heterotópica. El
protocolo de rehabilitación incluyó la movilización temprana 48 h después de la
cirugía, la deambulación con un andador y el contacto con el pie sobre el lado
operado durante 90 días. Después se indicó progresivamente la carga de peso,
según la tolerancia, con el uso de un bastón durante, al menos, un mes, según
la incorporación del injerto y la consolidación de la osteotomía, y la fractura
observadas en las radiografías de control.
Las
radiografías anteroposterior y lateral de la pelvis y el fémur operados se
tomaron inmediatamente después de la cirugía, a los 45 días, a los 3, 6 y 12
meses, y luego una vez al año. A los fines de este estudio, se estableció
contacto con todos los pacientes para una cita de seguimiento radiográfico. Se
consideró consolidación de la fractura/osteotomía cuando había evidencia
radiográfica de puente óseo en ambas proyecciones o ausencia del trazo
fracturario.21,22 Se compararon las radiografías tomadas
inmediatamente después de la operación con las del último control. La
radiolucencia femoral, definida como cualquier línea irregular entre el vástago
y la interfaz ósea; y la osteólisis periprotésica, definida como pérdida ósea
progresiva >5 mm, se evaluaron mediante las zonas de Gruen.23 La
subsidencia del vástago femoral se determinó mediante el método descrito por
Loudon y Charnley,24 que mide la distancia desde un punto
seleccionado (pero variable) en la prótesis femoral hasta un punto fijo en el
hueso. El aflojamiento se definió como un hundimiento >5 mm o una
demarcación progresiva alrededor del vástago. La fijación del tallo se evaluó
utilizando los criterios de Engh.25 Se consideró una falla séptica a
cualquier caso que requiriera una cirugía de revisión debido a una infección en
el sitio quirúrgico. Se consideró una falla aséptica del implante cuando se
hallaron signos de aflojamiento, fractura del vástago o una nueva fractura
periprotésica, que requirieron una cirugía de revisión.
Las
variables continuas se expresan como medianas y RIC por tener una distribución
no gaussiana. Las variables categóricas se expresan como frecuencias y
porcentajes. Las variables continuas se compararon utilizando la prueba U de
Mann-Whitney, dado que los datos tenían una distribución anormal. Las variables
categóricas se compararon utilizando las pruebas de ji al cuadrado y exacta de
Fisher. El análisis de supervivencia según Kaplan-Meier
se estimó
considerando como punto final de seguimiento a la cirugía de revisión sin
importar la causa. Se realizó un análisis de regresión lineal multivariable
para determinar los factores de riesgo independientes asociados a las
complicaciones. Se incluyeron las variables que se consideraron significativas
en el análisis univariado o con relevancia clínica. Los coeficientes de
regresión (CR) se informan con sus intervalos de confianza del 95% (IC95%). Se
consideró estadísticamente significativo un valor p <0,05. Se empleó el
programa estadístico Stata 13™ (Stata Corp., College Station, Texas, EE.UU.)
para el análisis de los datos.
Resultados
Se
produjeron 11 complicaciones quirúrgicas en la serie. En cuanto a las
infecciones periprotésicas, cuatro (12%) pacientes desarrollaron una infección
profunda en una mediana de 17 meses (RIC 14-20) y fueron tratados con una
cirugía de revisión en dos tiempos, sin recurrencias en una mediana de
seguimiento de 22 meses (RIC 18-28) después del reimplante.
Se
registraron cinco (15%) fallas asépticas del implante: un aflojamiento femoral
de un tallo de Charnley a los 47 meses de seguimiento tratado con una cirugía
de revisión con una nueva técnica de IOI; una fractura femoral atraumática
Vancouver B1 tratada con reducción abierta y fijación interna, y tres fracturas
atraumáticas del vástago femoral, todas tallos C-STEM largos (DePuy
International, Leeds, Reino Unido) (Figura 2). Estas últimas tres ocurrieron en
una mediana de 60 meses (RIC 44-86) desde la cirugía inicial y se revisaron de
inmediato con un vástago modular no cementado (2 casos) y una nueva técnica de
IOI en el caso restante.
Dos (6%)
pacientes tuvieron episodios de inestabilidad recurrente. Todos ocurrieron en
casos operados con una cabeza femoral de 28 mm de diámetro. Un paciente
presentó dos episodios de inestabilidad tratados, en forma conservadora, con
reducción cerrada y una férula en abducción de cadera por seis semanas. Aunque
se indicó la cirugía de revisión, el paciente prefirió el tratamiento
conservador. El otro paciente sufrió una inestabilidad recurrente y, por lo
tanto, se revisó con un liner
constreñido y cementado a los 10 meses de la cirugía. No se detectaron nuevos
episodios de inestabilidad en estos pacientes al final del seguimiento.
Uno de
los cuatro pacientes operados por un abordaje transtrocantérico desarrolló una
seudoartrosis asintomática del trocánter mayor que fue tratada en forma
conservadora. Hubo seis casos de hundimiento de hasta 2 mm; todos los tallos se
consideraron estables con signos de incorporación ósea según los criterios de
Engh25 al final del seguimiento. No hubo casos de osteólisis periprotésica.
Se
registraron también otras complicaciones médicas menores que no se incluyeron
en el análisis de supervivencia. Cuatro pacientes tuvieron trombosis venosa
profunda y otros dos, una neumonía durante su estancia hospitalaria.
El
análisis de regresión lineal multivariable mostró una asociación significativa
entre el grado del defecto óseo femoral y el desarrollo de complicaciones (CR
-0,45; IC95% de -0,91 a 0,01; p = 0,04) (Tabla 3). Con la revisión del vástago
femoral como punto final, la supervivencia del implante fue del 73% en una
mediana de 75 meses (RIC 36-111) (Figura 3).
Discusión
En esta
serie retrospectiva, la técnica de IOI tuvo una alta tasa de complicaciones
posoperatorias. El tratamiento ideal de las FFP Vancouver B3 continúa siendo
controvertido. Se reportaron varias opciones terapéuticas, como el IOI, la
fijación distal modular, la aloprótesis e incluso el reemplazo femoral
proximal.26 Todas han logrado buenos resultados a corto plazo. No
obstante, todavía no existe un algoritmo razonable para elegir una técnica por
sobre la otra.
Nuestro
estudio no estuvo exento de limitaciones. Primero, por su naturaleza
retrospectiva, se vio afectado por los sesgos inherentes a este diseño
metodológico. El tamaño de la muestra dio lugar a un pequeño número de casos
incluidos, lo que restringió la producción de un análisis estadístico más
preciso; sin embargo, se trata de un subgrupo de pacientes altamente
seleccionados en una enfermedad de baja prevalencia. De esta manera, se puede
argumentar que la falta de significación estadística observada para algunas de
las variables analizadas puede ser el resultado de un error de tipo beta
(estudio de bajo poder). Sin embargo, es uno de los estudios más grandes que
analizan los resultados quirúrgicos de esta técnica en casos de FFP B3.
Segundo, no hemos analizado los resultados clínico-funcionales de este método
de reconstrucción. En este sentido, el dolor posoperatorio, la marcha anormal y
la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria podrían haber
agregado más información sobre las expectativas fallidas de los pacientes, lo
que puede ser subestimado únicamente analizando el advenimiento de una nueva
cirugía de revisión. En tercer lugar, creemos que nuestra tasa de supervivencia
debe considerarse como la mejor estimación de casos. Dado que hubo un período
de seguimiento amplio y heterogéneo, esperamos que algunos de estos pacientes
aún se sometan a una artroplastia de revisión por cualquier motivo, con un
seguimiento más prolongado. En cuarto lugar, nuestros datos no incluían
información completa sobre los datos demográficos y las comorbilidades
específicas o los factores perioperatorios que contribuyeran a una infección o
una luxación, ya que fueron las complicaciones más comunes. Por lo tanto,
nuestros resultados de complicaciones también deben considerarse como las
mejores estimaciones de casos. En quinto lugar, debido a la mala calidad de las
radiografías analógicas y escaneadas en nuestra base de datos de aquellos
pacientes operados antes de 2003, no se pudo utilizar la clasificación de Barrack.
Como muchos de los defectos fueron reconstruidos con mallas metálicas, esta fue
una limitante agregada a la hora de realizar una evaluación precisa de la
técnica de cementación y de la incorporación ósea.
Aunque
los vástagos femorales largos, totalmente porosos y no cementados se pueden
usar de manera eficaz para tratar la mayoría de estas fracturas,11
hay un grupo de pacientes con patrones fracturarios específicos, pérdida ósea
masiva por debajo del istmo femoral y una geometría desfavorable del canal
femoral que excluyen el uso de estos implantes. En 2004, Tsiridis y cols.27
informaron 106 casos con FFP Vancouver tipo B2 y B3, a 89 se los sometió a una
revisión cementada con IOI y, a los 17 restantes, a una revisión cementada sin
IOI. Los autores hallaron que los pacientes tratados con IOI y un vástago largo
que sobrepasaban el trazo distal de fractura tenían significativamente más
probabilidades de consolidación que los que tenían un vástago largo sin IOI.
Más recientemente, Li y cols.28 evaluaron retrospectivamente el
resultado de 33 FFP Vancouver B3, 17 tratadas con IOI y 16, con IOI combinado
con aloinjerto estructural cortical. Los autores comunicaron una tasa de
reoperación del 9%, con un tallo estable con incorporación ósea en 24
pacientes, con una fijación fibrosa en ocho y sin fijación alguna en el
paciente restante. Aunque este procedimiento es técnicamente demandante, se ha
demostrado que restaura el capital óseo con una tasa de supervivencia del 87,7%
a los 20 años de seguimiento tomando como punto final la revisión por cualquier
motivo.29 Sin embargo y como describimos en este estudio, el IOI no
está exento de complicaciones.
Se
produjeron cinco fallas asépticas del implante, incluidas tres fracturas del
vástago femoral atraumáticas. Una revisión retrospectiva del Registro Nacional
Sueco30 reveló 1305 casos de IOI con una supervivencia del 94% a los
15 años, incluyendo todas las causas de fracaso. Curiosamente, no hubo
diferencias en la supervivencia entre un componente femoral largo y otro más
corto. La mayoría de las complicaciones que requirieron una revisión ocurrieron
dentro de los cuatro años y consistieron en infección y fractura femoral (33
casos, 47,5%), aflojamiento aséptico (11 casos, 15,7%) y hundimiento (13 casos,
18,6%). Las fracturas por fatiga del implante también pueden ocurrir cuando el
soporte óseo proximal es inapropiado,31 y es posible evitarlas si se
siguen los estrictos principios de la técnica original, que se ha refinado
mediante el desarrollo de un sistema de revisión femoral instrumentado.32
Se comunicó que un índice de masa corporal >30, el uso de aloinjerto óseo
irradiado y un grado de Endo-Klinik avanzado son factores predictivos
independientes de fracaso.33,34 Aunque no pudimos analizar el índice
de masa corporal como una variable independiente, todos los casos incluidos
tenían un gran defecto óseo proximal, lo que podría haber estado implícito en
la génesis de las fracturas de implantes descritas.31 Aunque es
especulativo, el vástago largo cementado mostró cierta intolerancia a la
pérdida de integridad del fémur proximal, que resultó en tres fracturas del
implante.
La
revisión con un vástago modular no cementado es otra opción factible, siempre
que haya suficiente hueso para la fijación distal y no haya una conminución que
se extienda hacia la metáfisis femoral distal, lo que puede ser un desafío
particular para la planificación y el logro de la fijación del vástago7.
Se ha reconocido que los vástagos modulares no cementados pueden reconstruir el
hueso femoral proximal con una alta tasa de consolidación, mientras que su
complicación más frecuente es la inestabilidad.35 Mulay y cols.36
publicaron 10 FFP B2 y 14 B3 utilizando un vástago cónico, estriado, de
fijación distal (Link MP Reconstruction Hip Stem, Waldemar Link GmbH&Co,
Hamburgo, Alemania). La tasa de consolidación de las fracturas fue del 91% y la
tasa de luxación, del 21%, no hubo casos de hundimiento. Del mismo modo, Moreta
y cols.37 informaron 43 fracturas FFP (31 tipo B2 y 13 tipo B3), con
una tasa de consolidación del 93%, sin signos de aflojamiento a los cinco años
de seguimiento; sin embargo, la inestabilidad fue la complicación más común
(16,3%), sin diferencias entre los tallos modulares y monobloque. A pesar de
las múltiples opciones de versión, offset
y longitud del vástago, la alta tasa de luxación todavía parece ser un problema
en este grupo de pacientes añosos. Dos posibles causas serían el pinzamiento
debido al exceso de tejido cicatricial del lado medial del fémur proximal36
y el hundimiento sutil del implante que genera un acortamiento y la pérdida de
tensión de las partes blandas37.
Se ha
recurrido a otras opciones para tratar este tipo de fracturas. Springer y cols.11
analizaron 118 revisiones femorales debidas a FFP y observaron que los vástagos
cilíndricos totalmente recubiertos tenían una supervivencia superior que las
prótesis parcialmente recubiertas y los vástagos cementados. Además, de las 18
cirugías de revisión por FFP con una aloprótesis o una prótesis tumoral, siete
fracasaron debido a un aflojamiento aséptico y otra por una infección.11
En una de las series más grandes de FFP B3 tratadas con un aloinjerto femoral
proximal (25 casos), Maury y cols.14 informaron resultados
satisfactorios con un seguimiento medio de cinco años, aunque dos pacientes
sufrieron una luxación y cuatro (16%) requirieron una nueva cirugía de
revisión. Dada su alta tasa de complicaciones, consideramos el uso de tales
implantes cuando otras opciones terapéuticas hayan fallado.
En
resumen, la reconstrucción femoral con la técnica de IOI tuvo una alta tasa de
complicaciones posoperatorias para el tratamiento de las FFP Vancouver B3. Por
este motivo, en nuestra práctica actual y debido a la exigente técnica
quirúrgica, el IOI solo se indica en casos estrictamente seleccionados, sobre
todo, en pacientes jóvenes con pérdida ósea masiva y una geometría del canal
femoral desfavorable.
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ORCID de J. I. Oñativia: https://orcid.org/0000-0001-8534-5101
ORCID de P. Slullitel: https://orcid.org/0000-0002-8957-075X
ORCID de M. Buttaro: https://orcid.org/0000-0003-3329-778X
Recibido el 02-10-2020. Aceptado luego de la
evaluación el 7-10-2021 • Dr. Fernando
Díaz Dilernia • fernandodiazdilernia@gmail.com
• https://orcid.org/0000-0002-7830-2207
Cómo citar este artículo: Díaz Dilernia F, Oñativia JI, Slullitel P,
Buttaro M. Tratamiento de las fracturas femorales periprotésicas Vancouver B3
con injerto óseo impactado. Supervivencia y complicaciones. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol
2021;86(6):737-746. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.6.1280
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2021.86.6.1280
Fecha de publicación: Diciembre, 2021
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2021, Revista de la
Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este artículo está bajo una
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