INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Hallazgos
artroscópicos en lesiones de Maisonneuve
Martín
Rofrano, Horacio Herrera
Sector Pierna, Tobillo y Pie, Hospital Alemán, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Argentina
RESUMEN
Objetivo: Analizar los hallazgos de la artroscopia anterior de
tobillo en lesiones de Maisonneuve tratadas con reducción bajo visualización
artroscópica y fijación percutánea. Materiales
y Métodos: Se evaluó el registro de pacientes con lesiones de Maisonneuve
agudas tratados con reducción bajo visualización artroscópica y fijación
percutánea, entre mayo de 2013 y enero de 2019. Se analizaron los hallazgos
artroscópicos buscados (lesiones condrales u osteocondrales, cuerpos libres
intrarticulares, lesión de la articulación tibioperonea distal con inestabilidad
o sin ella, y lesión del ligamento deltoideo con inestabilidad medial o sin
ella). Resultados: Se evaluaron 13
tobillos en 13 pacientes. Todos tenían lesión del ligamento tibioperoneo distal
anterior e inestabilidad de la articulación tibioperonea distal. El 92,30%
presentaba lesiones de estructuras mediales; el 76,9%, lesión completa e
inestabilidad del ligamento deltoideo y el 15,38%, fracturas del maléolo
tibial. Uno (7,69%) no tenía lesión medial. El 84,61% tenía lesiones condrales
u osteocondrales y el 53,84% (7 pacientes), cuerpos libres. Conclusiones: La lesión de Maisonneuve
es una consecuencia de un trauma de alta energía y la incidencia de lesiones de
estructuras intrarticulares (ligamentarias y de la superficie articular) es
alta. La artroscopia es una herramienta de gran utilidad para identificar y
tratar lesiones intrarticulares que, de otra manera, no serían reconocidas.
Palabras clave: Lesión; fractura; Maisonneuve;
tobillo; artroscopia; hallazgos.
Nivel de Evidencia: IV
Arthroscopic Findings in Maisonneuve
Lesions
ABSTRACT
Objective: The purpose of this study is to
analyze arthroscopic findings in Maisonneuve lesions treated by
arthroscopically-assisted reduction and percutaneous fixation. Materials and Methods: We evaluated the
registry of patients operated on between May 2013-January 2019 with acute
Maisonneuve lesions, treated by arthroscopically-assisted reduction and
percutaneous fixation. We analyzed arthroscopic findings (chondral or
osteochondral lesions, intraarticular loose fragments, injury of the distal
tibiofibular joint with or without instability, and injury of the deltoid
ligament with or without medial instability). Results: 13 ankles in 13 patients were evaluated. 100% evidenced
injury of the anterior distal tibiofibular ligament and instability of the
distal tibiofibular joint. 92.30% had medial structure injuries, 76.9% with
complete deltoid ligament injury with instability and 15.38% with medial
malleolus fractures. In 1 patient (7.69%), no medial injury was evidenced. 84.61%
of patients presented chondral or osteochondral lesions. 53.84% (7 patients) of
cases had intraarticular loose fragments. Conclusion:
Maisonneuve lesions are a consequence of high-energy trauma and present with a
high incidence of intraarticular structure injuries (ligaments and articular
surface). Arthroscopy is a very useful tool to identify and treat
intraarticular injuries, which would otherwise not be recognized.
Key words: Injury; fracture; Maisonneuve;
ankle; arthroscopy; findings.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
En 1840, Jules Maisonneuve describió una lesión que consiste en
una fractura subcapital del peroné asociada al compromiso de la sindesmosis
tibioperonea distal (STPD) y lesión de estructuras mediales del tobillo,
producida por un mecanismo traumático de rotación externa.1
Actualmente, el término fractura o lesión de Maisonneuve (FM) se utiliza
ambiguamente para referirse a lesiones del tobillo por fuerzas de rotación
externa que provocan una fractura de peroné en su tercio o cuarto proximal,
asociada al compromiso medial (ligamentario u óseo) del tobillo y de la STPD.
Estas lesiones siguen siendo un desafío para el médico tratante. El objetivo
terapéutico consiste en restaurar la anatomía ósea y ligamentaria, restituyendo
la biomecánica articular y así reduciendo, al mínimo, el riesgo
de artrosis.2 La reducción anatómica no es fácil dada la complejidad
de la anatomía local y la baja sensibilidad de la radioscopia intraoperatoria.
Los mejores resultados clínicos en las fracturas de tobillo se obtienen cuando
se logra la reducción anatómica y la estabilidad articular. Aun habiendo
logrado esto, los resultados no siempre son óptimos. Esto podría deberse a
lesiones ligamentarias, lesiones condrales u osteocondrales o cuerpos libres
intrarticulares que se producirían en el momento de la fractura y no serían
reconocidos en la cirugía.3 El compromiso del cartílago articular en
las fracturas agudas de tobillo tiene una incidencia elevada, del 70% para
Loren y Ferkel4 y del 79,2% para Hintermann y cols.5 Este
dato es relevante, porque el daño inicial del cartílago articular es un factor
predictivo independiente del desarrollo de artrosis postraumática.6
La artroscopia es una herramienta útil para identificar y tratar
las lesiones intrarticulares que, de otro modo, pasarían inadvertidas. Además,
proporciona información pronóstica sobre el resultado clínico a mediano y largo
plazo. Específicamente, en las FM, la asistencia artroscópica permite la
reducción anatómica, bajo visualización directa, del peroné en la incisura
tibial.4,7,8
El objetivo de este estudio fue analizar los hallazgos de la
artroscopia anterior de tobillo en las FM tratadas mediante reducción bajo
visualización artroscópica y fijación percutánea.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se evaluó el registro de los pacientes con FM aguda (<6
semanas), diagnosticados con radiografía de pierna de frente y de perfil
(Figura 1), tratados mediante reducción bajo visualización directa artroscópica
y fijación interna percutánea, entre mayo de 2013 y enero de 2019.
Se registraron el sexo, la edad, el lado afectado, el contexto
donde se produjo la lesión (actividad deportiva o no) y la presencia de lesión
medial (ósea o ligamentaria). Se asentaron en una tabla los hallazgos artroscópicos
en la cámara anterior del tobillo pesquisados (lesiones condrales u
osteocondrales, la presencia de cuerpos libres intrarticulares, lesión
ligamentaria de la articulación tibioperonea distal con inestabilidad o sin
ella y lesión ligamentaria del ligamento deltoideo con inestabilidad medial o
sin ella).
Criterios de exclusión
Pacientes con enfermedad degenerativa del tobillo previa (grado I
o mayor de la clasificación de Cheng9), antecedentes de fractura en
el tobillo afectado, neuroartropatía, artritis reumatoide, politraumatismos (Injury Severity Score ≥16) y fracturas
expuestas.
Técnica quirúrgica y manejo
posoperatorio
Se ubicó al paciente en posición supina lo más distal posible en
la camilla para facilitar la flexión dorsal del tobillo en el momento
necesario, bajo bloqueo raquídeo y sedación. Se colocaron un manguito
hemostático en la región inguinocrural insuflado a 270 mmHg y un realce glúteo
homolateral al miembro inferior lesionado para evitar la rotación externa de la
extremidad. Se realizaron portales artroscópicos anteriores convencionales
(antero-medial y anterolateral) a nivel de la interlínea articular, para
artroscopia anterior de tobillo. Se efectuó la artroscopia con solución salina,
sin bomba de presión y sin sistema de distracción, con artroscopio STORZ con
óptica de 4 mm, 30° de inclinación y Shaver Stryker de 4 mm. Se procedió a
examinar la cámara anterior del tobillo con la sistemática tipo Ferkel.10 Una
vez introducido el artroscopio en la articulación, se efectuó la evaluación
sistemática en 11 pasos, de la siguiente manera: 1) visualización general de la
cámara anterior, 2) punta de maléolo medial (con evaluación del ligamento
deltoideo), 3) gotera medial, con evaluación del ligamento deltoideo mediante
maniobra de estrés en pronación y rotación externa, 4) “notch de Harty” con
distracción manual o sin ella, por el primer ayudante, 5) borde anterior de la
tibia y el astrágalo, 6) ángulo anteroexterno, 7) STPD, 8) gotera externa, 9) cuello
astragalino, 10) domo astragalino, con flexión plantar máxima, 11) domo
astragalino y plafón tibial, con distracción manual por el primer ayudante. Se
evaluaron las lesiones condrales u osteocondrales, la presencia de cuerpos
libres intrarticulares, la lesión del ligamento tibioperoneo distal anterior
(LTPDA), la inestabilidad de la STPD, la lesión del ligamento deltoideo y la
inestabilidad ligamentaria medial. Se llevó a cabo la regularización
artroscópica de los muñones ligamentarios del LTPDA lesionado, facilitando así
la correcta visualización de la articulación tibioperonea distal. Se extrajeron
los cuerpos libres hallados y se procedió al shaving de la sinovitis hemorrágica. Según el caso, se siguió con
la regularización de la lesión condral u osteocondral. Se continuó con la
reducción del peroné dentro de la incisura tibial, bajo visualización
artroscópica directa, mediante una maniobra de rotación interna e inversión del
retropié y el uso de una pinza de puntas agudas. Se considera una reducción
adecuada al cierre completo de la luz articular tibioperonea distal y la
continuidad del cartílago del labio anterior de la tibia con su correspondiente
en la cara anterior del peroné (Figura 2B).
Se realizó un control fluoroscópico para finalmente proceder a la
fijación percutánea con tornillos canulados de posición, de peroné a tibia de 4
mm paralelos y proximales a la incisura tibial, en número de 1 o 2, según el
criterio del cirujano. En los pacientes con fractura del maléolo medial,
inicialmente se realizó una inspección articular y luego la reducción y
osteosíntesis de forma percutánea, con asistencia artroscópica y fluoroscopia,
con dos tornillos canulados de rosca parcial de 3,5 o 4 mm en compresión. Una
vez fijado el maléolo medial, se efectuó un nuevo control artroscópico
siguiendo los 11 pasos antes mencionados. Al finalizar la cirugía, se
inmovilizó con valva de yeso posterior hasta la primera curación a las 48-72 h
para luego pasar a una bota walker (en descarga) por cuatro semanas. A partir
de la segunda semana, se indicaron ejercicios de movilidad de tobillo, de
manera progresiva. Se restringió la carga hasta el retiro de los tornillos
suprasindesmales a la duodécima semana. Luego de retirarlos, el paciente inició
la rehabilitación de campo según necesidad.
Definición de los hallazgos
artroscópicos
Lesión del LTPDA: trayecto anormal o discontinuo,
avulsión de su inserción proximal o distal.
Inestabilidad de la articulación
tibioperonea distal: separación entre la tibia y el peroné ≥2 mm, ante una maniobra
de estrés en rotación externa (Figura 2A).11,12
Lesión completa o inestabilidad del
ligamento deltoideo: desgarro ligamentario completo, avulsión ósea o a la separación
entre la carilla articular del maléolo medial y la carilla articular medial
astragalina ≥5 mm ante maniobras de estrés en pronación y rotación externa del
pie.7,13
Extensión de la lesión del cartílago
articular: utilizamos la clasificación de la International Cartilage Repair Society (ICRS): grado 1, fibrilación
o fisuras superficiales; grado 2, lesión extendida a menos de la mitad del
espesor total del cartílago (<50%); grado 3, lesión que se extiende más allá
de la mitad del espesor total del cartílago (>50%) sin llegar a comprometer
el hueso subcondral; grado 4, lesión osteocondral con afección del hueso subcondral.14
Localización de la lesión condral u
osteocondral en el astrágalo: se utilizó la clasificación topográfica de Raikin15
y, cuando no fue posible emplearla, se la consideró no clasificables y se
explicó su localización de manera descriptiva.
RESULTADOS
Características de la muestra
Entre mayo de 2013 y enero de 2019, se trataron 16 fracturas y 13
de 16 pacientes cumplieron los criterios de inclusión. La muestra incluyó 12
hombres (92,30%) y una mujer (7,7%), con una media de la edad de 39.1 años
(rango 18-69). En siete casos (53,85%), estaba afectado el lado derecho y, en
seis (46,15%), el izquierdo. Todos refirieron un traumatismo en rotación
externa con el pie fijo en el suelo, nueve (69,23%) sufrieron la lesión durante
prácticas deportivas (Tabla 1).
Sindesmosis tibioperonea distal
En el 100% de los pacientes, se observó una lesión del LTPDA e
inestabilidad de la articulación tibioperonea distal.
Ligamento deltoideo y maléolo medial
Doce pacientes (92,30%) tenían lesiones de estructuras mediales;
10 (76,9%), una lesión completa con inestabilidad del ligamento deltoideo; dos
(15,38%), una fractura del maléolo tibial. En un paciente (7,69%), no se
observó una lesión medial (Tabla 2).
Lesiones condrales u osteocondrales y
cuerpos libres intrarticulares (Tabla 3)
El 84,61% de los pacientes presentaba lesiones condrales u
osteocondrales. Dos tenían una lesión del labio anterior de la tibia, una
correspondía a una fractura por avulsión de trazo simple desplazada y la otra,
a una fractura conminuta por impactación. Once (84,61%) tenían una lesión
condral u osteocondral en el astrágalo. En siete casos, fue posible clasificar
topográficamente las lesiones astragalinas, según Raikin:15 dos
pacientes con lesión en zona 1, tres en zona 3 y dos en zona 4. En cuatro
casos, no pudo aplicarse esta clasificación, ya que la lesión estaba en la
carilla articular medial del astrágalo, aproximadamente en la zona 4 de Raikin
(Figura 3B).
No se hallaron lesiones condrales-osteocondrales en las carillas
articulares del maléolo peroneo, del maléolo tibial y del plafón tibial. Según
la clasificación de la ICRS, cuatro pacientes tenían una lesión tipo 4; cuatro,
una tipo 3 y tres, una tipo 2. En el 53,84% (7 casos), se hallaron cuerpos
libres intrarticulares que requirieron una exéresis (Figura 3A). El tratamiento
consistió en la resección de los cuerpos libres y cruentado o la regularización
de las lesiones osteocondrales. Solo en un caso (paciente 2) se intentó la
fijación (fragmento osteocondral visible en la radiografía), pero el tamaño y
la fragilidad de la lesión obligaron a la exéresis.
DISCUSIÓN
En la actualidad, se utiliza el término FM para referirse a las
fracturas del tercio o cuarto proximal del peroné asociadas a compromiso de
estructuras mediales (ligamentarias u óseas) del tobillo, producto de un trauma
con fuerza deformante en rotación externa. Estas lesiones representan el 3,5%
de las fracturas de tobillo, y son más frecuentes en hombres jóvenes.16,17
La distribución epidemiológica de nuestra muestra es similar a las de las
series publicadas.
La interpretación clásica de la secuencia de la lesión en este
tipo de fracturas la describe como consecuencia de un trauma en rotación
externa con compromiso inicial de estructuras mediales (fractura por avulsión
del maléolo tibial o compromiso del ligamento deltoideo) siguiendo con la
lesión ligamentaria de la STPD, para luego producirse la fractura proximal del
peroné.1 Hoy el mecanismo por el cual se producen este tipo de
lesiones continúa siendo un tema controvertido. Según Lauge-Hansen,18
las FM serían secundarias a un trauma en pronación y rotación externa estadio
III o IV, con compromiso de estructuras mediales (óseas o ligamentarias),
lesión de la STPD y de la membrana interósea hasta el nivel de la fractura del
peroné. Varios estudios han analizado el compromiso de la membrana interósea
mediante resonancia magnética. Nielson y cols.19 demostraron que la
altura de la fractura del peroné no se correlaciona necesariamente con el nivel
del desgarro de la membrana interósea. Manyi y cols.20 estudiaron a
12 pacientes y constataron, en todos, una lesión de la membrana, pero, en ningún
caso, se extendía más proximal que 112 mm desde la interlínea articular. Por
otro lado, Pankovich21 describe una secuencia de la lesión que
correspondería al mecanismo por supinación y rotación externa, propuesta por
Lauge-Hansen18.
En las FM, el compromiso de la STPD es una constante. Según Loren
y Ferkel,4 todas las fracturas por pronación y rotación externa provocan una
lesión e inestabilidad de la STPD. Yoshimura y cols.17 analizaron
los hallazgos artroscópicos de cuatro casos (4 tobillos) con FM tratados
quirúrgicamente, y comunicaron que todos tenían una lesión del LTPDA y del
ligamento interóseo, sin compromiso del ligamento tibioperoneo distal
posterior. Bartonicek y cols.16 publicaron la serie más amplia de esta
particular afección con 54 pacientes e informaron que solo el LTPDA y el
ligamento interóseo eran lesiones constantes. La membrana interósea casi
siempre estaba afectada, pero solo en su tercio distal y excepcionalmente la
lesión llegaba al trazo de fractura. En nuestra serie, todos tenían compromiso
del LTPDA e inestabilidad de la STPD. Estos hallazgos coinciden con los de la
bibliografía publicada actualmente.
El análisis del compromiso de estructuras mediales supone un
desafío. La lesión medial más frecuente fue la ligamentaria (76,9%). Las
fracturas del maléolo medial representaron el 15,38% y no se detectó lesión
medial de ningún tipo en un caso (7,69%). Yoshimura y cols.17
describen el compromiso medial en todos sus pacientes con FM, un caso con
fractura del maléolo medial y tres con rotura del ligamento deltoideo. Por otro
lado, Bartonicek y cols.16 registraron un 50% de lesiones
ligamentarias, un 37% de fracturas del maléolo tibial y no detectaron lesiones
mediales en el 13%. La ausencia de lesión medial implicaría que el mecanismo y
la secuencia de la lesión no serían siempre los mismos. Creemos que las FM
podrían, entonces, ser producto de traumatismos en pronación y rotación
externa, pero también en supinación y rotación externa.
El hallazgo de lesiones condrales u osteocondrales en las
fracturas agudas de tobillo varía entre el 20% y el 88,9%, según la
bibliografía.22 Aquellas fracturas producidas por fuerzas de
rotación externa se asocian a una mayor incidencia de lesiones intrarticulares.6,14
Berndt y Harty23 propusieron que la principal fuerza generadora de
lesiones sería torsional. Según ellos, con la tibia en rotación interna y
dorsiflexión forzada del pie-tobillo, ocurre una impactación de la porción
lateral del astrágalo contra el margen articular del peroné, resultando así en
potenciales lesiones en la porción lateral del astrágalo. Con la tibia en
rotación externa y flexión plantar e inversión del pie-tobillo, se produciría
una impactación medial de la articulación tibio-astragalina, causando lesiones
mediales en el domo astragalino. Yoshimura y cols.17 describen
lesiones condrales u osteocondrales en todos los pacientes con FM y todas
localizadas en el aspecto posteromedial del astrágalo. Según Loren y Ferkel,4
los mecanismos de lesión en pronación, se relacionan con una mayor incidencia
de lesiones en la porción lateral astragalina. Probablemente la pronación del
pie sobrecargaría el astrágalo sobre la porción lateral del plafón tibial y el
peroné medial, predisponiendo al daño articular de la porción lateral del
astrágalo. También concluyeron en que la inestabilidad de la STPD se relaciona
con un riesgo más alto de compromiso del domo astragalino. Hintermann y cols.5
evaluaron prospectivamente los hallazgos artroscópicos en 288 pacientes (148
hombres y 140 mujeres, media de la edad 45.6 años) con fracturas agudas de
tobillo. Según la clasificación AO/Danis-Weber, 14 fracturas eran tipo A; 198,
tipo B y 76, tipo C. Detectaron lesiones del cartílago en 228 tobillos (79,2%):
en el astrágalo (69,4%), la tibia distal (45,8%), el peroné (45,1%) y el
maléolo medial (41,3%). La frecuencia y la gravedad del daño osteocondral es
mayor en las fracturas tipo C que en las tipo B. En nuestra serie, el 84,61%
(11 pacientes) tenía lesiones condrales u osteocondrales. Esta mayor
prevalencia podría deberse a que todos habían sufrido un trauma de alta energía
en rotación externa. No detectamos compromiso condral ni osteocondral en las
carillas articulares del peroné, de la tibia ni en el plafón tibial. Dos
pacientes tenían compromiso del labio anterior de la tibia: una fractura por
avulsión de trazo simple desplazada y una fractura conminuta por impactación.
En 11 (84,61%), se detectó una lesión condral u osteocondral del astrágalo y,
en siete casos, fue posible clasificarla topográficamente según Raikin. No
hemos encontrado un patrón de lesión en el astrágalo. Dos pacientes tenían
compromiso en la zona 1 de Raikin; tres, en la zona 3 y dos, en la zona 4. En
cuatro casos, no pudo aplicarse esta clasificación, ya que la lesión estaba en
la carilla articular medial del astrágalo, dos de ellos con compromiso grave
(ICRS tipo 4). Muy probablemente este tipo de lesiones se deba a un mecanismo
de supinación y rotación externa, en el cual inicialmente se podría generar un
trauma entre la carilla articular del astrágalo contra el maléolo medial. Según
la clasificación de la ICRS, cuatro pacientes tenían una lesión tipo 4; cuatro,
una tipo 3 y tres, una tipo 2, esto supone que han sido producto de traumas de
alta energía con daño significativo de la superficie articular. El mecanismo
preciso por el que se producen las lesiones traumáticas de la superficie
articular del astrágalo no es aún concluyente.
La alta incidencia de lesiones del cartílago articular producidas
en el contexto de las fracturas de tobillo podría explicar que los resultados
finales no siempre se correlacionen únicamente con la reducción y la
estabilidad lograda. El pronóstico se determina en el momento del accidente. El
daño del cartílago se produce cuando el astrágalo gira o se traslada en la
mortaja del tobillo hasta que se produce la fractura.5 Stufkens y
cols.6 demostraron que el compromiso del cartílago en las fracturas agudas de
tobillo, diagnosticadas por artroscopia es un factor predictivo para el
desarrollo de artrosis postraumática. Las lesiones en el astrágalo y en la
tibia se asocian a malos resultados a largo plazo, específicamente las
profundas (>50% del espesor del cartílago) en el aspecto anterior y lateral
del astrágalo y las localizadas en el maléolo medial.6
No fue el objetivo de este estudio evaluar las implicancias del
daño condral hallado sobre los resultados funcionales. Sin embargo, debemos
mencionar que, en los casos con lesiones tipo 4 de la clasificación de la ICRS,
los resultados clínicos fueron regulares o malos, al margen de la localización.
Tres de cuatro pacientes con estas lesiones no pudieron retomar su actividad
deportiva a los niveles anteriores a la fractura y el examen físico reveló una
reducción del rango de movilidad comparado con el del tobillo contralateral
sano. Más aún dos de estos cuatro pacientes fueron sometidos a una nueva
artroscopia (a los 18 y 27 meses de la cirugía inicial). En ambos casos,
observamos una marcada artrofibrosis, osteofitosis tibial anterior y
fibrocartílago en el sitio donde inicialmente estaba la lesión osteocondral
(Figura 4).
La FM es consecuencia de un trauma de alta energía y se asocia a
una elevada incidencia de lesiones de estructuras intrarticulares
(ligamentarias y de la superficie articular). La artroscopia es una herramienta
de gran utilidad para identificar y tratar estas lesiones que, de otra manera,
pasarían inadvertidas.
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ORCID de H. Herrera: https://orcid.org/0000-0002-0036-8468
Recibido
el 19-4-2021. Aceptado luego de la evaluación el 14-7-2021 • Dr. Martín Rofrano • martinrofrano@gmail.com • https://orcid.org/0000-0003-1947-8218
Cómo
citar este artículo: Rofrano M, Herrera H. Hallazgos
artroscópicos en lesiones de Maisonneuve. Rev Asoc Argent Ortop
Traumatol 2022;87(1):5-14. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2022.87.1.1350
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2022.87.1.1350
Fecha de publicación: Febrero, 2022
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2022, Revista de la
Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este artículo está bajo una
Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Obras Derivadas
Igual 4.0 Internacional. (CC-BY-NC-SA 4.0)