REVISIÓN SISTEMÁTICA
Seudoaneurisma de la
arteria femoral lateral: revisión sistemática a propósito de una complicación
infrecuente en pacientes con fracturas pertrocantéricas
María
Royo Agustín, Ángel Castro Sauras, Alejandro C. Urgel Granados, Jorge García
Fuentes, Leticia Ibarra Reyes, Miguel Ranera García
Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, Hospital Obispo
Polanco, Teruel, España
RESUMEN
Introducción: Se presenta un caso clínico de
seudoaneurisma de la arteria femoral circunfleja lateral secundario a una
fractura pertrocantérica de cadera. Materiales
y Métodos: Como el cuadro y su localización son infrecuentes, se llevó a
cabo una revisión bibliográfica sistematizada que incluyó todos los casos
publicados sobre esta enfermedad (n = 40) en los últimos 15 años. Resultados: No se hallaron asociaciones
estadísticamente significativas entre ninguna de las variables estudiadas. Sin
embargo, parece existir cierto consenso en mantener una alta sospecha clínica
para una intervención precoz y así obtener mejores resultados. Tanto su
etiología como su localización se relacionan con la morfología de la fractura,
el gesto quirúrgico y el material de osteosíntesis. Asimismo, hay una tendencia
mayor a utilizar la angiotomografía para el diagnóstico y la localización del
seudoaneurisma. Conclusiones:
Nuestra paciente es el primer caso de resolución espontánea. Es fundamental
conocer esta complicación tan poco frecuente para optimizar los resultados
terapéuticos. Esta revisión, la más reciente sobre el tema, es muy útil para
enumerar y subrayar los aspectos más importantes sobre el manejo y la
prevención de los seudoaneurismas secundarios a una fractura de cadera.
Palabras clave: Fractura de cadera; aneurisma falso;
arteria femoral; caso clínico; revisión sistemática.
Nivel de Evidencia: IV
Lateral Femoral Artery Pseudoaneurisms: A Case Report and Systematic Review of a
Rare Complication of Pertrochanteric Fractures
ABSTRACT
Introduction: We present a case of a lateral
circumflex femoral artery pseudoaneurysm associated
with pertrochanteric hip fracture. Materials and Methods: We performed a
systematic review considering all cases published in the last 15 years about
this pathology (n=40). Results: No
statistically significant associations were found between any of the variables
studied. However, there seems to be some consensus in maintaining a high
clinical suspicion for early intervention, thus obtaining better outcomes. Both
its etiology and location are related to the morphology of the fracture, the
surgical procedure, and the osteosynthesis material.
Likewise, there is a greater tendency to use CT angiography for the diagnosis
and localization of the pseudoaneurysm. Conclusion: Our patient is the first
reported case of spontaneous resolution. Knowing this rare complication is
essential to optimize therapeutic
results. This review, the most recent on the subject, is very useful in listing
and highlighting the most important aspects of the management and prevention of
pseudoaneurysms secondary to hip fracture.
Key words: Hip fractures; pseudoaneurysm;
femoral artery; case report; systematic review.
Level of Evidence: IV
Las fracturas de cadera son una de las fracturas por fragilidad
más frecuentes, y se espera que su incidencia aumente en el futuro.1
Entre las posibles alternativas terapéuticas, la fijación mediante enclavado
trocantérico es un proceso habitual y ampliamente descrito en la bibliografía.2
El seudoaneurisma se puede definir como un hematoma pulsátil
repermeabilizado y encapsulado, en comunicación con la luz de un vaso dañado.
Su origen se encuentra en la rotura de la pared arterial por procesos
inflamatorios, traumáticos o iatrogénicos. Sin embargo, son poco frecuentes en
el ámbito de la cirugía ortopédica en general y, en particular, como
complicación de esta técnica.3 No obstante, se ha descrito que los
seudoaneurismas son la complicación vascular más frecuente asociada a la
fractura de cadera. También, que los de la región pertrocantérica suelen tener
más relación con la propia fractura; en cambio, los de la región
subtrocantérica se asocian a causas iatrogénicas, como el uso de separadores,
el brocado del tornillo distal o la colocación de un tornillo demasiado largo.4
Se presenta a una paciente con un falso aneurisma arterial (o seudoaneurisma)
de la arteria femoral tras una fractura pertrocantérica de fémur. A propósito
de este caso, se llevó a cabo una revisión bibliográfica sobre las
complicaciones vasculares de este tipo después de una fractura de cadera.
Nuestro objetivo fue determinar cuál es el manejo más estandarizado y las
características comunes de los casos para optimizar los resultados.
MATERIALES Y MÉTODOS
Caso clínico
Mujer de 83 años que reside en una institución y acude a nuestro
Centro con rotación y acortamiento de la extremidad inferior izquierda luego de
sufrir una caída accidental. En la evaluación general, en el Departamento de
Urgencias, la paciente estaba consciente, pero desorientada en tiempo y
espacio. No presentaba otros hallazgos patológicos. Los antecedentes personales
destacables eran una fractura de cadera contralateral el año anterior,
hipertensión arterial crónica, hipercolesterolemia y deterioro cognitivo
moderado.
En un estudio radiográfico, se observó una fractura
pertrocantérica de fémur proximal izquierdo 31A2 según la clasificación AO. El
21 de marzo de 2018, había sido sometida a una reducción cerrada y
osteosíntesis de la fractura con clavo TFNATM (DePuy-Synthes Companies, CO,
EE.UU.) de 170 mm de largo, 10 mm de diámetro de grosor y ángulo cervicodiafisario
de 125º. Evolucionó favorablemente y requirió dos transfusiones de concentrados
de hematíes, recibió el alta a los cinco días del ingreso, sin otras
complicaciones.
En el control de las cuatro semanas, no tenía dolor inguinal ni se
observaron complicaciones en la evaluación radiográfica. Sin embargo, refería
dolor a la palpación con tumefacción en la cara medial del muslo izquierdo y
edema generalizado en la extremidad inferior izquierda, dentro de la normalidad
en la evolución de un paciente sometido a una cirugía por fractura de cadera.
No se detectaron fluctuaciones, tumoraciones pulsátiles, signos de
sobreinfección ni exudado activo o trombosis.
No obstante, a los dos meses de la cirugía, se apreció una
disminución del edema de la extremidad y se identificó una masa de
aproximadamente 10 cm de diámetro a la palpación, de aspecto fusiforme,
elástica y móvil, sin latido ni signos pulsátiles evidentes. Ante estos
hallazgos, se decidió completar la evaluación con una tomografía computarizada
con contraste (2 de julio de 2018) (Figura 1) en la que se detectó un
seudoaneurisma de 4 cm de diámetro parcialmente trombosado en la región
anterolateral del muslo izquierdo, a la altura del tornillo de bloqueo distal
del clavo endomedular. Este contactaba por debajo con un vaso, probablemente
arterial por las características de la lesión, que podía corresponder por su
trayecto a una rama descendente de la arteria circunfleja femoral lateral que
se origina en la arteria femoral profunda (AFP).
La paciente fue derivada a un hospital de referencia para ser
examinada por Cirugía Vascular. El 28 de septiembre de 2018, se le practicó una
arteriografía del sector femoral izquierdo por vía femoral derecha con la
intención de realizar la embolización del seudoaneurisma en el muslo, no se
identificaron imágenes arteriográficas compatibles con aneurismas en el sector
femoral (Figura 2).
Posteriormente, se realizó una ecografía y se comprobó la
trombosis del aneurisma sin registro Doppler en su interior. La paciente fue
dada de alta tras 24 h de reposo, se retiró el vendaje compresivo inguinal
derecho sin hematoma o masa pulsátil. Tras dos años de seguimiento, la paciente
no tiene síntomas.
Búsqueda sistematizada
En el primer trimestre de 2020, se llevó a cabo una revisión
bibliográfica sistematizada (Figura 3) según el protocolo PRISMA.5
Se revisaron las bases de datos PubMed, Embase, Scopus, Biblioteca Virtual en
Salud (BVS), Cochrane Library y ScienceDirect. En primer lugar, se realizó una
búsqueda sobre el tema con los tesauros facilitados de la base de datos MeSH de
PubMed, creando la fórmula de búsqueda: ((“Femoral Artery”[MeSH])
AND (“Hip Fractures”[MeSH]) AND (“Aneurysm, False”[MeSH])). Ante los pocos
resultados encontrados (29), se efectuó una búsqueda más amplia introduciendo
las palabras clave “femoral”, “pseudoaneurysm”, “hip”, “fracture”, en todas las
bases de datos antes mencionadas.
Se incluyeron todos los artículos publicados entre el 1 de enero
de 2005 y el 31 de diciembre de 2019, que fueran “case report” o “case series”.
Las variables fueron: sexo y edad del paciente, tipo de fractura y lado,
sistema de osteosíntesis, momento del inicio de los síntomas después de la
cirugía, tipo de sintomatología, pruebas diagnósticas definitivas, arteria
afectada y tratamiento del seudoaneurisma. No fueron condición indispensable,
pero se recogieron, si estaban descritos, los siguientes datos: las pruebas
diagnósticas de sospecha, los factores de riesgo cardiovascular previos y el
tipo de seguimiento. Asimismo, se excluyeron los que no se ajustasen al tema y
los criterios de descripción del caso: seudoaneurismas en fracturas diafisarias
por accidente de alta energía en pacientes jóvenes, casos de complicaciones en
procedimientos ortoprotésicos no debidos a fractura, fracturas periprotésicas.
Se incluyeron 37 artículos en los que se comunicaron 40 casos
(Anexos 1 y 2). La media de la edad de los pacientes era de 77.88 años
(desviación estándar [DE] 11,205; mín. 43, máx. 94). Doce (30%) pacientes eran
hombres y 28 (70%), mujeres. La media de días hasta el comienzo de los síntomas
(Tabla 1) tras la cirugía de fractura de cadera y relacionados con el
seudoaneurisma fue de 39.970 (DE 12.68 días).
Respecto a la descripción de la fractura, en 18 (45%) casos, se
describe como fractura intertrocantérica; en siete (17,5%), como
intertrocantérica inestable; en 13 (32,5%), como fractura 31A2 según la
clasificación AO/OTA y, en dos (5%), como subtrocantérica. El lado afectado era
el derecho en 13 casos (32,5%) y el izquierdo, en 25 (62,5%); en dos (5%), no
se hacía referencia al lado afectado. Todos fueron tratados quirúrgicamente.
Cuando se especifica el tipo de implante, 23 (57,5%) eran fracturas tratadas
con algún dispositivo de tipo clavo cefalomedular y 13 (32,5%), con dispositivos
de tipo tornillo deslizante o Dynamic Hip
Screw (DHS).
Para el diagnóstico del seudoaneurisma, se puede diferenciar entre
las pruebas complementarias para establecer el diagnóstico de sospecha en la
urgencia y las pruebas para el diagnóstico definitivo (Tabla 2).
La lesión estaba localizada en la AFP en 8 de los 40 casos (20%),
en la arteria femoral superficial en cuatro (10%), en una rama de la AFP en
siete (17,5%) y se especificaba el compromiso de una rama lateral en otros seis
casos (15%) y del lado medial en otros 15 casos (37,5%). La aparición del
aneurisma se asociaba con el desplazamiento del trocánter menor (15 casos;
37,5%), el abordaje (2 casos, 5%), el implante, como el tornillo distal del
clavo cefalomedular (5 casos; 12,5%) o con el del tornillo proximal diafisario
del implante DHS en un caso (2,5%).
La complicación vascular siempre había sido tratada con cirugía
mediante una endoprótesis por cateterismo (n = 7; 17,5%), embolización (n = 8;
20%), embolización con coils (n = 15;
37,5%), sutura o ligadura abierta (n = 8; 20%) o exéresis
directa del seudoaneurisma y del fragmento inestable y desplazado del trocánter
menor con el que se asoció la aparición del seudoaneurisma (n = 1; 2,5%). El
seguimiento medio de los pacientes fue de 183.080 días (DE 87.626 días). Al
concluir el seguimiento, la evolución fue clínicamente favorable en 21
pacientes (52,5%) y con pruebas objetivas en ocho (20%), hubo solo un óbito. En
el resto, no se mencionaron específicamente los resultados posoperatorios.
No se demostró una asociación entre el sexo y el tipo de fractura
(p = 0,639), la presencia o no de factores de riesgo cardiovascular (p =
0,600), el tipo de sintomatología, la anemia que no se corrige, pese a la
transfusión de concentrados de hematíes (p = 0,643) o la inestabilidad
hemodinámica (p = 0,563), ni con el mecanismo etiológico del seudoaneurisma (p
= 0,427) ni con el territorio arterial afectado (p = 0,549). Por otro lado, el
tipo de fractura no se asoció con la presencia de anemia (p = 0,574), el
territorio arterial (p = 0,533), una masa pulsátil (p = 0,178) o el mecanismo
etiológico (p = 0,283). Como criterios clínicos, no se demostró una asociación
entre la estabilidad hemodinámica y la presencia de una masa pulsátil (p =
0,359) o el mecanismo etiológico (p = 0,374), ni entre la anemia que no se
corrige y el territorio arterial (p =0,174).
Finalmente, se realizó un contraste de hipótesis aplicando la
prueba de ji al cuadrado para comprobar que no había diferencias en las
variables cuantitativas según si el tipo de fractura fuera estable o inestable
(Tabla 3).
DISCUSIÓN
Las fracturas pertrocantéricas de fémur proximal son una entidad
muy prevalente. El primer caso publicado de seudoaneurisma tras una fractura de
cadera es el de Dameron y cols., en 1964.6 En investigaciones más
recientes, se ha estimado que la incidencia de lesiones vasculares tras una
fractura de cadera oscila entre el 0,2% y el 0,49%.7,8 En una serie
en la que se revisaron retrospectivamente más de 7000 casos de fractura de cadera,
solo se hallaron cuatro casos con un seudoaneurisma como complicación.4
El compromiso del territorio lateral del sistema profundo de la
arteria femoral es mucho menos frecuente que el medial. Solo hemos encontrado
tres casos en los últimos 15 años, además del nuestro. El primer caso de
compromiso agudo de este territorio fue publicado por Rajaesparan y cols., en
2008,9 y se relaciona con la incisión mediante el bisturí o bien con
el inicio de la entrada del material de osteosíntesis. Nuestra paciente sería,
por tanto, el segundo caso publicado de presentación aguda y compromiso de la
cara lateral. Además, hemos podido apreciar un cambio de compromiso de vasos
proximales en favor de los más distales, tal vez por la popularización del
enclavado endomedular en lugar de la fijación extramedular, lo que subraya que
el tipo de implante parece estar relacionado con el territorio afectado.
En una revisión sistemática de 2015,10 también se
determinó que de los 64 casos publicados en los 50
años previos, la mitad había ocurrido en los 10 años anteriores a la
elaboración del artículo. Esto también pone de manifiesto el aumento de
reportes de casos clínicos de seudoaneurismas relacionados con una fractura de
cadera, en los últimos años. Probablemente esto se deba a distintos motivos,
como la mayor instrumentación y manipulación en la reducción,8 la
mayor fragilidad de los pacientes con más factores de riesgo y más edad, y a la
mayor sensibilidad del tema que lleva a diagnosticarlo y comunicarlo con más
frecuencia.
En ese mismo año, Barquet y cols.8 llevaron a cabo una
revisión sistemática y un metanálisis de todos los tipos de lesiones vasculares
asociadas a la cirugía ortopédica. Analizaron 182 casos y la complicación
vascular más frecuente fue el seudoaneurisma (122 casos) seguido de la
laceración hemorrágica (42 casos). Recogieron las frecuencias de las regiones
arteriales afectadas: 8,24% en la pelvis. Fuera de la pelvis, el 78,31% tenía
compromiso de la arteria femoral superficial y el 10,64%, de la AFP, y de esta,
solo informaron cuatro casos con compromiso del territorio lateral, como
nuestra paciente. En cambio, en una revisión de 2018,8 el territorio
superficial era mucho menos frecuente que el profundo. En nuestra revisión, se
pone de manifiesto que el territorio afectado con más frecuencia es el profundo
a la arteria femoral.
Se ha determinado que el tipo de fractura relacionada más común es
la pertrocantérica 31A2 AO/OTA con desplazamiento a medial o a proximal del
trocánter menor.8,9 Este se asocia con la región afectada con más
frecuencia, el tipo y el tiempo de presentación clínica y la gravedad. En
nuestra revisión sistemática, también el compromiso se relaciona con este
evento en particular en alrededor de un tercio de los casos. Sin embargo, no
hallaron diferencias estadísticamente significativas en cuanto al tipo de
osteosíntesis realizada. Los mecanismos más frecuentes relacionados con la
instrumentación fueron la colocación del tercero y cuarto tornillo de la placa,
y el tornillo distal de un clavo corto. Esto puede producirse durante la
cirugía al lesionar el vaso con la broca sobrepasada11 o por una
irritación crónica del vaso por un tornillo demasiado largo.12 El
riesgo aumentaría6 por una mayor manipulación y necesidad de instrumentación,
la mala colocación de retractores13 o el uso de agujas de Kirschner
para la reducción. En la Figura 4, se describe, de manera esquemática, la
fisiopatología.
Por otro lado, en muchos casos, se recogen los antecedentes
cardiovasculares de los pacientes o se subraya la enfermedad aterosclerótica
del vaso tratado como un factor asociado con el mecanismo de formación del
seudoaneurisma. Por ello, se recomienda moderar la tracción debido a la
fragilidad de los vasos sanguíneos con aterosclerosis que, a menudo,
encontramos en el paciente anciano.4 Asimismo, hay que evitar la
aducción y la rotación interna en la colocación del tornillo distal del
enclavado endomedular, pues en esa posición, las ramas de la AFP parecen más
vulnerables. Esto quedó demostrado por Yang y cols., en 2004,3 en un
estudio con 59 muslos a los que se les realizó una tomografía computarizada
Duplex color para estudiar la posición anatómica de la arteria femoral según la
colocación de la extremidad. Se observó que la posición ideal es la de rotación
neutra para alejar la arteria femoral o sus ramas del fémur, evitando su lesión
al colocar el tornillo distal de bloqueo. Por ello, podríamos prevenir estas
lesiones si recordásemos colocar la extremidad inferior por intervenir en
posición neutra antes de este paso quirúrgico.3,11
En la misma revisión de Barquet y cols.,8 se hace una
diferenciación en cuanto a la presentación clínica. Cronológicamente se
distingue entre cuadro agudo, subagudo y crónico. La gravedad aumenta según la
cronicidad, se presenta con anemia, signos clínicos o radiológicos de
hemorragia activa hasta inestabilidad hemodinámica grave o incluso la muerte.
Vande Voorde y cols.11 establecen una relación etiológica con la
cronología de la presentación clínica. Establecieron que, en casos de presentación
tardía, la causa suele estar relacionada con la fricción por movilización del
fragmento de la fractura, generalmente el trocánter menor. De hecho, es la
causa más frecuente en nuestra revisión. En cambio, los síntomas precoces se
asocian a un brocado sin protección, lo que hace que se sobrepase la zona de
seguridad. Sin embargo, no hemos apreciado diferencias estadísticamente
significativas entre el tiempo de presentación y la estabilidad de la fractura.
El diagnóstico se realiza con el mismo tipo de pruebas
complementarias que hemos recogido. Cabe destacar que nuestra revisión pone de
manifiesto la mayor tendencia al uso de tomografía computarizada que, en su
versión de angiotomografía, ha podido llegar a desplazar a la angiografía en
los últimos años. Al igual que en nuestro caso, ofrece múltiples ventajas, como
estudiar el resto de los tejidos, el hueso, la fractura, observar con qué
mecanismo etiológico puede tener relación y permite realizar una reconstrucción
tridimensional para localizar el seudoaneurisma.
Poder realizar una aproximación terapéutica adecuada implica
conocer la presentación clínica que nos oriente de manera apropiada. Hanna y
cols. describieron ya los síntomas clásicos de presentación que nos deben hacer
sospechar este cuadro: dolor, masa pulsátil (no imprescindible), es
característico el soplo audible, aunque no constante, hematoma subcutáneo y
disminución progresiva de los niveles de hemoglobina que no responde a
transfusiones.14 Se recomienda mantener una alta sospecha ante un
paciente con anemia que no se justifica por el momento de la evolución clínica
y que no se corrige, pese a las transfusiones; sin un sangrado activo, o aquel
que sufre dolor incapacitante en el muslo que retrase la rehabilitación o que
presente signos de isquemia distal con pulsos o si hay defectos de
consolidación.12 Puede ocurrir que no se manifiesten todos los
síntomas, como en el caso publicado por Kim y cols.15 que tenía
anemia pronunciada, sin signos clínicos de compromiso del muslo, pese a ello,
se diagnosticó de manera precoz y se evitaron las complicaciones. En la mayoría
de los casos de nuestra revisión, excepto en uno, el resultado de una
intervención a tiempo con un tratamiento adecuado fue satisfactorio.
Se han propuesto distintos algoritmos de tratamiento.7,10
Si el paciente es asintomático y el seudoaneurisma mide <3 cm, se puede
tratar de manera conservadora y esperar entre 4 y 6 semanas a que se produzca
la resolución espontánea.16 Si no cumple estos criterios, se
recomienda la reparación mediante cirugía abierta o embolización transcutánea.
Una técnica que se puede aplicar es la compresión guiada por
ecografía que consiste en la compresión del cuello del seudoaneurisma para
provocar la trombosis.17 Tiene una tasa de éxito del 65%. Las limitaciones
son molestias para el paciente, una tasa de recurrencia del 20% o dificultades
si hay un hematoma organizado, entre otras, menos frecuentes. Otra alternativa
terapéutica es la inyección de trombina,18 método percutáneo que
utiliza trombina administrada por vía intravenosa en la arteria periférica. Se
puede realizar a través de un catéter16 y tiene una tasa de éxito
del 93%. Requiere un tracto vascular conocido y viable, algo a veces, difícil
en pacientes añosos con enfermedad vascular (diabetes, hipertensión) por lo que
no siempre es de primera elección en nuestros casos. La inyección de trombina
también se puede realizar guiada por ecografía. Es una técnica descrita por
Kang, en 1998,19 y que ha logrado resultados superiores a los de la
compresión guiada por ecografía en un estudio comparativo de 2020.17
La embolización, generalmente con coils
es una técnica útil y que parece haber ganado más popularidad en los últimos
años, como se puede apreciar en distintas publicaciones20 y también
en nuestra revisión. Asimismo, se pueden utilizar otros dispositivos, como
balones o endoprótesis.21 Si las técnicas de embolización no son
posibles,10 se puede optar por la aneurismectomía, y la reparación
arterial y la ligadura de la AFP. En cualquier caso, se recomienda embolizar
tanto a nivel distal como proximal para excluir completamente de la circulación
el seudoaneurisma, dada la alta circulación colateral que se desarrolla en este
territorio.
En nuestro caso, no se observaron síntomas que indujeran a
sospechar el cuadro en el posoperatorio inmediato, sino que aparecieron en una
etapa subaguda del posoperatorio. Además, la paciente tenía hipertensión y
dislipidemia. El control radiológico posoperatorio tampoco mostró un tornillo
distal demasiado largo. Todo ello nos ha llevado a la conclusión de que la
lesión se produjo en el momento del brocado, que se realizó de manera guiada,
pero no protegida, tal y como se describe en un caso clínico publicado en 2018.11
Otra característica excepcional es que es el primer caso de
resolución espontánea de un seudoaneurisma, lo que incluso se llegó a
visualizar con una angiografía. Ninguno de los otros estudios
revisados comunican tales resultados; solo hemos encontrado un caso de
resolución espontánea en otro territorio vascular.22 Esto puede
deberse a que existen más casos en los que se produce está complicación que
cursen de manera casi asintomática y que desemboquen en una resolución
espontánea, y pasen inadvertidos. Si se toma esta decisión terapéutica,
recomendamos, como en nuestro caso, un seguimiento estrecho del paciente
consensuando el manejo, los síntomas de alarma y valorando los riesgos y
beneficios de la orientación diagnóstico-terapéutica.
CONCLUSIONES
El enclavado trocantérico es una solución muy útil en el tratamiento
de las fracturas pertrocantéricas. Es necesario disminuir el riesgo de
complicaciones optimizando la técnica quirúrgica. Conocer la presentación
clínica de complicaciones vasculares permite un diagnóstico y un tratamiento
precoces, disminuyendo sensiblemente la aparición de episodios adversos
mayores.
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ORCID de Á. Castro Sauras: https://orcid.org/0000-0002-1816-3487
ORCID de
L. Ibarra Reyes: https://orcid.org/0000-0002-3146-580X
ORCID de
A. C. Urgel Granados: https://orcid.org/0000-0001-5176-3268
ORCID de
M. Ranera García: https://orcid.org/0000-0001-7647-1384
ORCID de J. García Fuentes: https://orcid.org/0000-0001-9812-1158
Recibido
el 31-8-2021. Aceptado luego de la evaluación el 29-11-2021 • Dra. María Royo Agustín • maria91teruel@gmail.com
• https://orcid.org/0000-0001-6556-3259
Cómo
citar este artículo: Royo Agustín M, Castro Sauras Á,
Urgel Granados AC, García Fuentes J, Ibarra Reyes L, Ranera García M.
Seudoaneurisma de la arteria femoral lateral: revisión sistemática a propósito
de una complicación infrecuente en pacientes con fracturas pertrocantéricas. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol
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Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2022.87.1.1426
Fecha de publicación: Febrero, 2022
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2022, Revista de la
Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este artículo está bajo una
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