INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Reconstrucción biológica de grandes
defectos óseos con autoinjerto de peroné vascularizado en huesos largos
Pablo Jover Carbonell,* Víctor M. Zarzuela Sánchez,*
Severiano Marín Bertolín,** Vicente Marquina Moraleda,*
Guillermo Martínez Bovaira,* Laura Castillo Ruipérez,*
Lorenzo Hernández Ferrando*
*Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología,
Consorcio Hospital General Universitario de Valencia, Valencia, España
**Servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva,
Consorcio Hospital General Universitario de Valencia, Valencia, España
RESUMEN
Introducción: El
autoinjerto vascular de peroné se presenta como una muy buena opción en la
reconstrucción de grandes defectos óseos en
huesos largos gracias a sus características estructurales y propiedades
biológicas. Materiales
y Métodos: Se realizó un estudio observacional descriptivo y
retrospectivo que incluyó a todos los pacientes operados con un injerto
vascular de peroné aislado o asociado a injerto estructural (técnica de
Capanna) desde el 1 de enero de 2014 hasta el 1 de enero de 2021 en nuestro hospital. Resultados:
Se realizaron 26 cirugías mediante un injerto vascular de peroné; en 8 de
ellas, se utilizó el colgajo vascularizado de peroné para la reconstrucción del
defecto óseo en hueso largo. El tamaño medio del defecto era de 7,7 cm. El
origen del defecto era postraumático en 5 casos y tumoral en el resto. Se
consiguió la consolidación completa en todos los pacientes. Los resultados
clínicos y funcionales en las escalas de valoración fueron mejores en pacientes
operados en el miembro inferior. Conclusiones: El uso de un
colgajo vascularizado de peroné asociado o no a aloinjerto estructural es una
estrategia útil en la reconstrucción de grandes defectos óseos (≥5 cm),
independientemente de la causa de la lesión; la supervivencia del injerto y la
función son buenas, con una tasa de complicaciones aceptable.
Palabras clave:
Autoinjerto; colgajo libre; reconstrucción; defecto óseo.
Nivel de Evidencia: IV
Biological Reconstruction of Large
Bone Defects with Vascularized Fibular Autograft
ABSTRACT
Background: Given its
biological and structural qualities, vascular fibular autograft is a good
option for the reconstruction of large defects in long bones.
Materials and Methods: A
descriptive and retrospective observational study was conducted. We included
all cases of patients who underwent surgery in our hospital between January 1,
2014, and January 1, 2021, and who had a vascular fibula autograft either
standalone or in combination with a structural graft (Capanna technique). Results:
There were 26 documented vascular fibula autograft procedures. Eight of the
procedures involved the reconstruction of a long bone defect. The bone defect
was an average of 7.7 cm in length. In five of the cases, the origin of the
bone defect was post-traumatic, and in the remaining cases, it was tumoral. In
all cases, complete consolidation was achieved. Surgical procedures performed
on the lower extremities yielded better clinical and functional outcomes. Conclusions:
Vascular fibula autograft either on its own or in combination with a structural
graft, as described in the Capanna technique, is an excellent alternative for
the reconstruction of bone defects
≥ 5 cm. Radiological, clinical
and functional outcomes are good, with an acceptable rate of complications.
Keywords: Autograft;
free tissue flap; reconstruction; bone defect.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
La reconstrucción de grandes
defectos óseos supone un reto para el cirujano ortopédico tanto por la
complejidad del paciente como por la dificultad técnica de la cirugía. Esta
requiere un alto grado de especialización e implicación del especialista que
lleva a cabo todo el proceso, desde el diagnóstico temprano hasta el alta final del paciente.
La
reconstrucción de grandes defectos óseos se puede realizar mediante: sistemas
mecánicos (megaprótesis), sistemas mixtos (composite)
y reconstrucciones biológicas (injertos vascularizados).
Los injertos óseos vascularizados
se plantean como una alternativa en la reconstrucción de huesos largos a partir
de los estudios de Crock, en 1967, sobre el soporte vascular en huesos del
miembro inferior. En 1975, Taylor realizó el primer colgajo vascularizado de
peroné (CVP) con un abordaje posterior. En 1979, Gilbert mejoró la técnica
mediante el abordaje lateral que se utiliza hoy en día.1
Se plantea la reconstrucción
mediante injertos vascularizados frente a los no vascularizados, porque, aunque
son más complejos desde el punto de vista técnico, están especialmente
indicados para defectos que miden >5 cm, los resultados a largo plazo y las
tasas de consolidación son mejores, y causan menos complicaciones debido a sus
mejores propiedades biológicas.2
La anastomosis vascular produce una revascularización del injerto que preserva
la función de los osteoblastos y osteoclastos facilitando la remodelación y la
osteointegración del injerto de forma más eficiente.
Concretamente, el injerto
vascularizado de peroné es el colgajo microvascular óseo más utilizado debido a
su gran versatilidad para las reconstrucciones, ya que permite montajes únicos,
con doble barra o asociando colgajos musculocutáneos para solventar defectos de
cobertura.2,3 Todas estas
opciones hacen posible que se pueda utilizar en defectos que miden desde 5 cm
hasta 25 cm, siempre que se respeten los últimos 7 cm distales y 4 cm
proximales de peroné para evitar complicaciones en la zona donante (Figura 1).
Por todo esto, se planteó como
objetivo principal de nuestro estudio la revisión de una serie de pacientes
operados mediante esta técnica en nuestro hospital. El objetivo secundario fue
realizar una revisión bibliográfica sobre el tema para comparar nuestros
resultados con los que se han publicado.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se llevó a cabo un estudio
observacional descriptivo y retrospectivo que incluyó a todos los pacientes
operados en quienes se utilizó un injerto vascular de peroné aislado o asociado
a injerto estructural (técnica de Capanna) desde el 1 de enero de 2014 hasta el
1 de enero de 2021, en nuestro Centro. El objetivo fue evaluar la efectividad
del colgajo libre vascularizado de peroné en la reconstrucción de huesos
largos.
El injerto vascular de peroné es
una técnica de alta complejidad quirúrgica que dos equipos realizan en una
misma intervención. En el estudio preoperatorio, se planea cuál es la longitud
necesaria del peroné para reconstruir el defecto y se realiza una angiotomografía
computarizada para visualizar el árbol vascular de la zona donante. Durante la
cirugía, mientras uno de los equipos prepara la zona receptora (si se trata a
un paciente oncológico mediante la resección en bloque del tumor y, si se trata
una seudoartrosis, mediante el desbridamiento y las osteotomías necesarias para
el posterior acople del peroné microvascular), el otro equipo procede a la
extracción del colgajo microvascular de peroné en la zona donante. Antes de
proceder a la resección del peroné, se vuelve a comprobar el tamaño del
segmento por resecar. Un detalle técnico de especial interés es que, para
evitar la isquemia del colgajo, este debe mantenerse en la zona donante hasta
que la preparación de la zona vascular receptora esté completamente finalizada.
Cuando se emplea la técnica de Capanna, el equipo que trabaja sobre el lecho
receptor prepara el injerto estructural (aloinjerto de tibia o fémur de
cadáver) mediante tunelización y creando una ventana para el paso del pedículo
vascular del peroné. Una vez que el lecho receptor está preparado (y el injerto
estructural en caso de que se necesite), se procede a la extracción del colgajo
del peroné con su pedículo vascular y la anastomosis microvascular en la zona
receptora. Por último, se fija el injerto con el sistema de osteosíntesis
elegido. En el posoperatorio inmediato, se monitorizan todos los colgajos
mediante ecografía Doppler, y además aquellos en los que para la cobertura del
defecto se ha requerido isla cutánea, esta ha sido útil para valorar su
viabilidad a nivel clínico.
Se excluyó a los pacientes que
habían sido sometidos a reconstrucciones mediante CVP en regiones distintas de
las extremidades, por ejemplo, la mandíbula; a aquellos con reconstrucciones
manejadas con otro tipo de injerto o colgajo, y a los pacientes con historia
clínica incompleta.
El seguimiento clínico y
radiológico fue mensual, trimestral, semestral y anual en función de la
evolución del paciente, por un período mínimo de dos años. En una radiografía
simple, se evaluó la consolidación ósea completa para huesos donante y receptor
después de la cirugía.
Se registraron variables
demográficas (sexo y edad), el hueso afectado (fémur, tibia, cúbito y húmero),
la enfermedad, el tamaño del defecto, la cantidad de operaciones previas, el
tipo de procedimiento reconstructivo (CVP aislado o asociado a injerto estructural),
las complicaciones, el resultado funcional de la zona donante (escala de la American Orthopaedic Foot and Ankle Society,
AOFAS), el resultado funcional de la zona receptora (escala de la Musculoskeletal Tumor Society, MSTS) (Tabla 1) para miembro inferior y el cuestionario
QuickDASH (Tabla 2) para miembro superior, entre otras.
Se
analizaron todas estas variables a partir de las historias clínicas de los
pacientes y los resultados obtenidos se registraron en una hoja de recolección
de datos en el programa SPSS 25 donde se realizó la estadística descriptiva.
RESULTADOS
Entre 2014 y 2021, se realizaron
26 cirugías con un injerto vascular de peroné y, en ocho de ellas, se utilizó
el CVP para la reconstrucción del defecto óseo en el Servicio de Cirugía
Ortopédica y Traumatología del Consorcio Hospital General Universitario de
Valencia, España. Los pacientes tenían una media de la edad de 42 ± 20 años,
con un límite inferior de 16 años y uno superior de 72. La distribución según
el sexo, el hueso receptor, el diagnóstico y el tiempo de seguimiento se
detalla en la Tabla 3.
El tamaño medio del defecto era
de 7,7 cm, el de menor tamaño medía 5 cm (seudoartrosis séptica de cúbito) y el
de mayor tamaño, 17 cm (osteosarcomas tibiales). Respecto del tamaño del CVP se
utilizó, como media, un peroné más largo en los tres casos de tumores (21,33 ±
2,30 cm) que en los cinco no tumorales (5,30 ± 1,85 cm).
Se usó el CVP aislado en el
miembro superior y, para todos los casos de miembro inferior, se empleó la
técnica de Capanna que consiste en asociar un aloinjerto estructural al CVP (Figura 2).
El tiempo medio hasta la
consolidación radiográfica completa fue de 7.16 meses (desviación estándar [DE]
± 0,75) (Figura 3). El tiempo medio hasta la
consolidación fue más prolongado en el miembro superior (8 meses, DE ± 3) que
en el miembro inferior (7 meses, DE ± 0,70). El tiempo medio hasta el inicio de
la carga en los pacientes operados en el miembro inferior fue de 4.1 ± 1.47
meses.
La media de la estancia
hospitalaria fue de 7.12 ± 2.99 días. Todos permanecieron, al menos, un día en
la unidad de cuidados intensivos. El tiempo medio estimado de cirugía fue de 8
h y 40 min (DE ± 1 h y 32 min).
En cuanto a las complicaciones,
dada la diversa etiología por la que se indica la cirugía, se dividió a las
complicaciones en tres grupos: médicas, oncológicas y quirúrgicas tanto en la
zona donante como receptora. No se registró ninguna causa médica de complicación,
entendiendo como tal aquella derivada indirectamente de la cirugía, como
insuficiencia respiratoria, tromboembolismo pulmonar o trombosis venosa
profunda, arritmias, insuficiencia cardíaca, etcétera. Tampoco se produjeron
complicaciones oncológicas en los pacientes operados por esta causa. Ninguno
tuvo metástasis y todos están libres de enfermedad en la actualidad.
Las complicaciones quirúrgicas en
la zona receptora fueron: una dehiscencia de la herida, una rotura del material
de osteosíntesis, un paciente con consolidación viciosa y posteriormente una
fractura patológica y dos casos de seudoartrosis.
Tanto el paciente con
seudoartrosis séptica de cúbito como en el que presentó una seudoartrosis
atrófica de húmero fueron operados otra vez: el primero al año y el segundo a
los nueve meses. En ambos, el foco de seudoartrosis estaba en el polo distal
del injerto y fue necesario extraer el material original de osteosíntesis,
refrescar el foco, colocar un injerto de cresta ilíaca con proteína
morfogenética ósea y emplear nuevamente material de osteosíntesis.
El paciente con consolidación
viciosa en varo fue sometido al año a una osteotomía correctora valguizante
tibial proximal y fijación con placa atornillada (Figura
4). La fractura patológica se produjo a los tres años de la operación
inicial de CVP y fue tratada con reducción abierta, autoinjerto de hueso y una
placa de carbono.
En la zona donante, se
registraron solo dos casos de hallux flexus y un paciente sufrió una secuela
neurológica con alodinia e hiperestesia que evolucionó favorablemente.
Finalmente, el puntaje de función
fue de 27 sobre 30 (n = 5) en la escala de la MSTS para miembro inferior,
43,93% de media (n = 3) en el cuestionario QuickDASH para miembro superior y
90% de media (n = 8) en la escala de la AOFAS para la zona donante.
DISCUSIÓN
La reconstrucción de grandes
defectos óseos supone un reto para el cirujano ortopédico, en este campo, el
CVP se presenta como una buena técnica de reconstrucción tanto en el miembro
superior como en el inferior, independientemente de la etiología del defecto
óseo. A pesar de que son pocos los estudios que recurren a sistemas
estandarizados de validación funcional para la cirugía reconstructiva de este
tipo, consideramos oportuno emplear escalas validadas específicas que evalúen
la función global en el miembro superior y el inferior, como el cuestionario
QuickDASH para miembro superior, la escala de la MSTS para miembro inferior, y
la de la AOFAS para valorar la función del pie y tobillo de la zona donante. En
este contexto, cabe destacar que el uso de la escala de la MSTS para miembro
inferior se ve limitado porque dos de los cinco casos no son oncológicos.
Los resultados de las
evaluaciones funcionales fueron muy buenos, con una media de 27 sobre 30 puntos
en la escala de la MSTS, similar al puntaje obtenido por Houben y cols. (26,3)
en su revisión sistemática.4 En
el miembro superior, el puntaje QuickDASH fue de 43,93, considerado un
resultado funcional aceptable. En la escala de la AOFAS, el resultado medio fue
de 90 sobre 100 puntos posibles. Por lo tanto, se demuestra que el CVP es un
método de reconstrucción que logra resultados funcionales óptimos, sobre todo
para tratar grandes defectos en las extremidades inferiores. La diferencia con
los resultados obtenidos en el miembro superior podría deberse a que esta
técnica se emplea menos en el brazo, a la menor aplicación de cargas que se
traduce en una menor hipertrofia del injerto y a que concretamente la
reconstrucción de la articulación radiocubital es más compleja por su función (Figura 5).3,5-7
Respecto a otros métodos de
reconstrucción de huesos largos, la técnica de Masquelet o los injertos
intercalares provocan altas tasas de complicaciones, mientras que el CVP tiene
una tasa de complicaciones baja y los resultados a largo plazo son buenos, aunque
se necesitan más estudios comparativos para valorar todas estas técnicas y
poder afirmar la superioridad de alguna de ellas.8-11
Cabe destacar que, con el avance de la oncología, la supervivencia de los
pacientes oncológicos ha aumentado y, en consecuencia, los tratamientos de
preservación de extremidades han tenido que evolucionar para permitir
salvaguardar la función del miembro. Los colgajos locales y los injertos óseos
muchas veces conllevan reconstrucciones insuficientes con altas tasas de complicaciones.9,10,12,13 En nuestro estudio, los tres
pacientes operados por tumores, todos tibiales, uno por un sarcoma de Ewing y
los otros dos por osteosarcomas, han tenido una evolución favorable con una
excelente función y sin recidiva hasta el momento del estudio.
A diferencia de lo que ocurre con
los aloinjertos de hueso, la posibilidad de rechazo con el CVP es mínima y,
según diversos estudios, la tasa de consolidación en la zona receptora es
prácticamente del 100%, en tiempos que oscilan entre 4 y 6 meses.9,14,15 No obstante, en nuestra serie, hubo
dos casos de seudoartrosis (25%) y el tiempo medio de consolidación fue de 7.17
meses, ligeramente superior a los publicados. En ambos casos de seudoartrosis
(una de húmero y otra de cúbito), la consolidación proximal se produjo a los 5
y 11 meses, respectivamente, pero no del foco distal. Después de sus
respectivas reoperaciones, se consiguió la consolidación en ambos. La
diferencia en nuestros tiempos medios de consolidación comparados con los de
otras series puede deberse a una discrepancia interobservador o a la técnica
diagnóstica empleada para definir esta variable.15,16
Las complicaciones descritas más
comunes en la zona donante suelen ser el edema y la debilidad de la pierna; no
obstante, en nuestro estudio, la complicación más frecuente fue el hallux
flexus. Podemos afirmar que las complicaciones de la zona donante son
prácticamente nulas o, al menos, muy abordables fácilmente con una cirugía
ambulatoria.
No se produjeron casos de
permeabilidad vascular, todas las anastomosis eran funcionantes y la tasa de
complicaciones fue similar a las que se han publicado, por lo que, pese a que
es una cirugía de gran complejidad técnica, según nuestra experiencia, la
reconstrucción con materiales biológicos del propio paciente, como el colgajo
óseo de peroné, es una técnica muy eficaz y que otorga al paciente muy buena
función a largo plazo en el miembro operado.2,3,6,16
Esta investigación tiene diversas
limitaciones y posibles sesgos al ser un estudio retrospectivo, no aleatorizado
y con una muestra pequeña. Se deberían considerar posibles factores de
confusión, como la pericia quirúrgica del cirujano, las diferentes terapias de
rehabilitación realizadas o no por los pacientes y la evaluación subjetiva que
ofrecen las escalas de función, por ejemplo, la MSTS, pues podrían generar una
estimación excesiva de los resultados.
CONCLUSIONES
El uso de un CVP asociado o no a
aloinjerto estructural es una estrategia útil en la reconstrucción de grandes
defectos óseos (≥5 cm), al margen de la causa de la lesión. La supervivencia y
la función del injerto son buenas, y la tasa de complicaciones es aceptable.
Como se ha publicado, se logran
buenos resultados con esta técnica, aunque, según nuestra experiencia, son más
satisfactorios en el miembro inferior, esto puede deberse a que la asociación
del CVP con aloinjerto estructural facilita la osteointegración en huesos de
carga, como el fémur y la tibia. Sería recomendable llevar a cabo más estudios
con muestras más grandes, divididas en subgrupos para corroborar dicha
hipótesis.
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ORCID de V. M. Zarzuela Sánchez: https://orcid.org/0009-0009-3656-7467
ORCID de G. Martínez Bovaira: https://orcid.org/0000-0002-9626-9770
ORCID de S. Marín Bertolín: https://orcid.org/0000-0001-6238-2997
ORCID de L. Castillo Ruipérez: https://orcid.org/0000-0002-5091-3014
ORCID de V. Marquina Moraleda: https://orcid.org/0000-0003-4030-5215
ORCID de L. Hernández Ferrando: https://orcid.org/0000-0003-0084-4337
Recibido el 30-4-2023. Aceptado
luego de la evaluación el 10-10-2023 • Dr.
Pablo Jover Carbonell • pablo.jocar@hotmail.com
• https://orcid.org/0000-0002-0955-1429
Cómo
citar este artículo: Jover Carbonell P, Zarzuela Sánchez VM, Marín Bertolín S,
Marquina Moraleda V, Martínez Bovaira G, Castillo Ruipérez L, Hernández
Ferrando L. Reconstrucción biológica de grandes defectos óseos con autoinjerto
de peroné vascularizado en huesos largos. Rev
Asoc Argent Ortop Traumatol 2023;88(6):620-629. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2023.88.6.1591
Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2023.88.6.1591
Fecha de
publicación: Diciembre, 2023
Conflicto
de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2023,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
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