PRESENTACIÓN DE CASOS
Mucopolisacaridosis
tipo VI: a propósito de un caso
Micaela Besse,*
Francisco Baigorria,** José L.
Ambrosini,** Ricardo Baldasarre,** José A. Rosado Pardo,**
Aníbal J. Sarotto*,**
*Servicio de Ortopedia y
Traumatología, Hospital General de Agudos “Carlos G. Durand”, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, Argentina
**Servicio de Ortopedia y
Traumatología, Sanatorio Victorio Franchín, Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina
RESUMEN
La
mucopolisacaridosis tipo VI o síndrome de Maroteaux-Lamy se produce por la
deficiencia de la enzima arilsulfatasa B que ocasiona la acumulación
intracelular de dermatán sulfato. El riesgo de compresión medular es
particularmente elevado y muy frecuente en la unión occipito-cervical. La
terapia de reemplazo enzimático ha sido esencial para los pacientes con esta
enfermedad; sin embargo, no tiene efecto sobre las alteraciones esqueléticas, y
su impacto sobre la estabilidad espinal está aún en estudio. Se sugiere un
examen anual (evaluación neurológica, radiografías, resonancia magnética y
potenciales provocados somatosensitivos) y, en caso de anomalías, cada 6 meses.
Pese al alto riesgo anestésico, la mielopatía y los síntomas progresivos
indican la necesidad de una descompresión quirúrgica. Presentamos a una niña de
12 años con mucopolisacaridosis tipoVI tratada con terapia de reemplazo
enzimático desde los 7 años, que acude a la consulta con síntomas compatibles
con mielopatía cervical alta progresiva. Fue sometida a una descompresión y
artrodesis occipito-cervical con ampliación del foramen magno. Esta enfermedad
es infrecuente; por lo tanto, es imperativo el seguimiento multidisciplinario
del paciente, así como conocer el riesgo de compresión medular y su oportuno
tratamiento quirúrgico a cargo de cirujanos espinales.
Palabras clave: Mucopolisacaridosis; síndrome de
Maroteaux-Lamy; compresión medular; mielopatía.
Nivel de Evidencia: IV
Mucopolysaccharidosis type VI: Case
Report
ABSTRACT
Mucopolysaccharidosis type VI, also known as Maroteaux-Lamy syndrome, is caused
by a deficiency of the arylsulfatase B enzyme, which causes intracellular
accumulation of dermatan sulfate. The risk of spinal
cord compression is particularly high and frequent at the occipitocervical
junction. Enzyme replacement therapy has been essential for patients with this
disease; however, it has no effect on skeletal abnormalities, and its impact on
spinal stability is still under study. An annual examination (neurological
evaluation, radiography, magnetic resonance imaging, and somatosensory evoked
potentials) is recommended. In case of anomalies, it should be repeated every 6 months. Despite the high anesthetic risk, myelopathy and progressive symptoms
indicate the need for surgical decompression. We present the case of a
12-year-old girl with mucopolysaccharidosis type VI
treated with enzyme replacement therapy since the age of 7,
who came to the consultation with symptoms compatible with progressive high
cervical myelopathy. She underwent occipitocervical
decompression and fusion with enlargement of the foramen magnum. This disease
is rare; therefore, multidisciplinary patient follow-up is imperative, as well
as knowing the risk of spinal cord compression and its timely surgical
treatment by spinal surgeons.
Keywords: Mucopolysaccharidosis; Maroteaux-Lamy
syndrome; spinal cord compression; myelopathy.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
Las
mucopolisacaridosis (MPS) son un grupo de enfermedades hereditarias, en su
mayoría autosómicas recesivas, caracterizadas por la acumulación de glucosaminoglicanos
causada por la deficiencia de enzimas lisosomales. El acúmulo intracelular de
los metabolitos en distintos tejidos conduce al compromiso sistémico, lo que
reduce la esperanza y la calidad de vida. Las manifestaciones clínicas y
esqueléticas dependen de la enzima deficitaria. El compromiso sistémico
incluye: trastornos hepáticos, cardíacos, visuales, cardiovasculares, del
sistema nervioso central y de la vía aérea. Afecta tanto la formación como el
crecimiento del sistema esquelético.1-3
Las manifestaciones espinales típicas son: inestabilidad atlantoaxoidea (con
hipoplasia odontoidea o sin ella), cifosis toracolumbar, escoliosis, conducto
estrecho y compresión medular.2,3
La MPS VI
o “síndrome de Maroteaux-Lamy” fue descrita, por primera vez, en 1963, por
Maroteaux y Lamy, y se produce por la deficiencia hereditaria, autosómica
recesiva, de la enzima arilsulfatasa B (también llamada
N-acetilgalactosamina-4-sulfatasa), que causa el acúmulo intracelular de
dermatán sulfato. Se caracteriza por organomegalia, alteraciones auditivas,
displasia ósea, problemas cardiorrespiratorios y neurológicos. Existen más de
100 tipos de mutaciones de esta enzima que ocasionan diferentes fenotipos
categorizados como lenta o rápidamente progresivos. Los pacientes con un
fenotipo lentamente progresivo suelen concurrir a la consulta tardíamente; sin
embargo, tienen un riesgo de complicaciones neurológicas graves y, en
ocasiones, mortales, como consecuencia de las compresiones del cordón medular.1,4-10
Algunas
manifestaciones del compromiso osteoarticular son: talla baja, rigidez
articular, anomalías vertebrales, coxa valga y falta de osificación de la
cabeza femoral.11 El riesgo de
compresión medular es particularmente alto y, si bien puede ocurrir en
cualquier nivel espinal, es muy frecuente en la unión occipito-cervical. La
compresión se produce por tejido retro- o periodontoideo que está engrosado por
el depósito de los glucosaminoglicanos, hipertrofia ligamentaria y estenosis
ósea.8-11
Se han
demostrado las ventajas de las nuevas terapias de reemplazo enzimático y el
trasplante de células madre para el manejo de esta enfermedad, sobre todo a
nivel visceral; sin embargo, es ineficaz en las deformidades óseas, inclusive
en la columna.
El
objetivo de este estudio es dar a conocer esta enfermedad, sus principales
manifestaciones y el tratamiento, a través de la presentación de un caso y una
revisión bibliográfica.
Caso clínico
En marzo
de 2021, acudió a nuestro consultorio una niña de 12 años de edad que refería
cervicalgia inespecífica asociada a claudicación de la marcha a los 200 m, con
parestesias difusas y progresivas en los cuatro miembros, de aproximadamente
dos años de evolución, que habían aumentado en los últimos seis meses, con un
retraso en la consulta asociado a la pandemia de la COVID-19.
Sufría
una MPS tipo VI (seguimiento y tratamiento de reemplazo enzimático en otra
institución) y cardiopatía menor (compromiso leve de válvulas mitral y
aórtica).
El examen
físico reveló baja talla global, cuello corto, sobrepeso, ausencia de debilidad
distal objetivable, hipo-rreflexia simétrica, signos de Babinsky y de
Lhermitte, y clonus negativos. El puntaje en la escala de la Asociación de
Ortopedia Japonesa era 15. Los parámetros de laboratorio, inclusive los
inflamatorios y excluyendo los relacionados con la enfermedad de base, eran
normales.
Las
radiografías iniciales mostraban una disminución de altura de los cuerpos
vertebrales de C3-4-5; además, impresionaba una hipoplasia del proceso
odontoides, sin signos de inestabilidad en las radiografías dinámicas (Figuras 1 y 2).
La
tomografía computarizada y la resonancia magnética (RM), realizadas en decúbito
dorsal, mostraban variedades morfológicas de C1 a C5, con disminución de la
altura de los cuerpos vertebrales (hipoplasia), principalmente en C3-4-5,
hipoplasia de odontoides y tejido periodontoideo que causaba una disminución
del diámetro del canal cervical a ese nivel; y mielomalacia en C0-1-2 (Figuras 3-5).
Asimismo,
se observó un desplazamiento posterior del núcleo pulposo de los discos
torácicos y una variación anatómica del foramen vertebral en C2 que lo ubicaba
ligeramente medializado. No se detectaron otras alteraciones congénitas. El
electromiograma era normal; sin embargo, presentaba una alteración de la
conducción del cordón posterior en el sector cervical alto que evocaba una
mielopatía cervical alta en los potenciales provocados somatosensitivos.
Ante el
cuadro progresivo, con una imagen de daño medular irreversible y teniendo en
cuenta la enfermedad de base, se presentó el caso en un ateneo quirúrgico de la
especialidad y se decidió proponer una cirugía para la descompresión y la
fijación occipito-cervical por vía posterior.
Nuestro
centro no cuenta con un protocolo establecido para este tipo de pacientes, pero
sobre la base de publicaciones previas, se solicitaron controles preoperatorios
con los servicios de cardiología, neurología, pediatría, anestesiología y
neumología, y la unidad de terapia intensiva pediátrica.
En junio
de 2021, se procedió a realizar una artrodesis de C0-C4 con laminectomía de C1
y C2, y ampliación del foramen magno (a cargo del servicio de neurocirugía). Se
colocó un halo chaleco de protección (Figura 6).
En este
tipo de pacientes, la intubación es un desafío, porque tienen cuello corto, con
una vía aérea difícil asociada a variaciones anatómicas traqueales, por lo que
deben ser evaluados por un equipo específico para definir la necesidad de una
traqueostomía preoperatoria. En nuestro caso, no fue considerada necesaria
inicialmente.
El posicionamiento
quirúrgico marca otra dificultad. El neuromonitoreo debe comenzar con la
paciente sedada en decúbito dorsal para evitar lesiones durante la intubación
(controlando la hiperextensión del cuello), la rotación (debe ser rotada en
bloque con protección cefálica) y el posicionamiento quirúrgico en decúbito
ventral, con la cabeza neutra. De ser posible, se prefiere colocar el halo
cefálico para un correcto posicionamiento.
El
abordaje debe realizarse sin maniobras intempestivas, con un control minucioso
del sangrado, ya que la presión ocasionada sobre los cuerpos vertebrales para
ingresar a liberar o a colocar los tornillos aumenta la presión intracanal y
puede provocar trastornos neurológicos. Durante el procedimiento, se
encontraron arcos posteriores de C1 y C2 hipoplásicos; durante las maniobras de
descompresión (tanto a nivel de C1 como del foramen magno), la paciente tuvo
episodios de bradicardia extrema con caída de potenciales y recuperación
parcial al finalizar la descompresión. Luego del procedimiento, la paciente
ingresó intubada en la unidad de terapia intensiva pediátrica.
Dados la
vía aérea difícil, el cuello corto y la posición neutra del cuello mantenida
por el halo chaleco, se la mantuvo intubada y sedada por un mes, hasta que se
decidió realizar la traqueostomía. La paciente sufrió una infección pulmonar
asociada a la asistencia respiratoria mecánica y una infección urinaria, ambos
cuadros fueron tratados con antibióticos por vía intravenosa, sin
complicaciones en el sitio quirúrgico.
En el
posoperatorio, se realizó una tomografía computarizada de control y se observó
la descompresión con el material en la posición correcta (Figuras 7 y 8).
Cuando se
redactó este artículo (a los 18 meses de la cirugía), la paciente continuaba
con traqueotomía, deambulaba sin asistencia dentro del domicilio y con
asistencia fuera del hogar, las parestesias y la cervicalgia habían mejorado (Figura 9), y la distancia de marcha
preclaudicación había aumentado. No se observaron signos de aflojamiento en las
últimas radiografías (Figura 10).
DISCUSIÓN
La
bibliografía internacional sobre esta enfermedad incluye principalmente
reportes de caso o series de pocos pacientes. La confección de guías de
tratamiento es compleja.
En 2016,
Solanki y cols. publicaron los hallazgos del Programa de Vigilancia Clínica
para la MPS VI donde el 75% de los pacientes con RM tenían señales de
compresión del cordón medular, lo que demuestra su alta prevalencia.6 En coincidencia con las observaciones de
Horovitz y cols., observaron que el compromiso medular puede ocurrir a edades
muy tempranas, inclusive en niños <2 años.4,6
Destacan una asociación entre la gravedad del cuadro de base y los hallazgos
anormales de la columna cervical en la RM (vértebras dismórficas, estenosis,
hipoplasia de odontoides, tejido periodontoideo) y concluyen en que es
fundamental realizar una RM de toda la columna desde el diagnóstico de la MPS
VI.
La
compresión del cordón medular puede ocurrir en ambos fenotipos (formas rápida y
lentamente progresiva) de pacientes con MPS VI. Cuando el fenotipo es
rápidamente progresivo, la compresión ocurre ya a los 2 años de edad y los
pacientes suelen requerir cirugía de descompresión en una edad media de 12
años, comparados con los que sufren las formas lentamente progresivas que
pueden requerir el procedimiento en la segunda o tercera décadas de vida. A
pesar de que no existen guías específicas y dada la alta incidencia de
compresión medular, se establecieron algunas reglas de seguimiento:6,8-12
-
RM de
toda la columna, con sedación, antes de comenzar el tratamiento enzimático. A
pesar de los riesgos anestésicos que plantean los pacientes jóvenes, distintos
grupos sugieren indicar este estudio para establecer un riesgo basal y orientar
los riesgos potenciales.4,6
-
Evaluación
neurológica de rutina cada seis meses para buscar signos de motoneurona
superior, alteración de la propiocepción, alteraciones de la marcha, menor
tolerancia a la marcha, disfunción vesical o rectal. De particular importancia
es la búsqueda de alteración de los reflejos tendinosos profundos, clonus,
signos de Babinsky y Hoffman.
-
Potenciales
provocados somatosensitivos cada seis meses o anual.5,8
-
Radiografías
de columna cervical (estáticas y dinámicas), RM o, en su defecto, tomografía
computarizada cervical, como mínimo, anual, o cada seis meses, si los hallazgos
son anormales.
La RM se
considera el estudio de referencia en estos pacientes, es importante incluir
toda la columna y la fosa cerebelosa. Cabe destacar que, en centros
especializados, se están realizando RM en flexo-extensión para evaluar la
inestabilidad; sin embargo, hasta el momento, se desconoce el riesgo de lesión
medular en los pacientes sedados.6,9,11
Desde
2005, se dispone de la terapia de reemplazo enzimático con galsulfasa para
tratar a pacientes con MPS VI, que tiene efectos beneficiosos demostrados sobre
algunos de los cuadros de esta enfermedad, como la visceromegalia, las
infecciones respiratorias, y la calidad de vida. Sin embargo, no tiene efecto
sobre las alteraciones esqueléticas y su efecto sobre la estabilidad espinal es
controvertido. Como se sugiere en diversos estudios,4,5,9,11 el tratamiento con reemplazo
enzimático puede favorecer el daño medular, al producir una mejoría de la
movilidad cervical y, en casos de inestabilidad, incluso el movimiento de
algunos milímetros puede ser clínicamente problemático, ya que la estenosis del
conducto no permite ninguna clase de movimiento. Por este motivo, se recomienda
el examen neurológico frecuente y el seguimiento con RM.
Lins y
cols.11 analizaron los hallazgos
de las RM de 12 pacientes y los correlacionaron con las manifestaciones
clínicas. Evaluaron la presencia de displasia del proceso odontoides, el
engrosamiento del tejido periodontoideo, el espacio disponible para el cordón
medular, la presencia o no de mielopatía, la presencia de invaginación basilar
y de cuerpos vertebrales aplanados, las alteraciones de la señal discal o
discopatía y la reducción de la vía aérea nasofaríngea. Hallaron que todos los
pacientes tenían estenosis cervical y tejido periodontoideo. El 50% tenía
compresión medular, que era grave en el 33%. Solanki y cols.6 comunicaron una prevalencia de compresión
medular del 75% con un 10% de mielopatía. Estos autores destacan que aun los
pacientes asintomáticos con un examen neurológico normal pueden tener
compresión medular.
Bulut y
cols.9 analizaron el rol de la RM
y sus hallazgos fueron similares. Señalan que la edad tiene una relación
estadísticamente significativa con la presencia de tejido periodontoideo, y
comunican una prevalencia de mielopatía del 79% (el rango etario era mayor que
el del grupo de Lins). Los autores llegaron a la conclusión de que los cambios
en la RM pueden preceder a la aparición de alteraciones en el examen
neurológico, por lo que es esencial realizar los estudios neurológicos por
imágenes antes de que los cambios sean irreversibles.
Nuestra
paciente no solo estaba sintomática, sino que también tenía hallazgos floridos
en los estudios por imágenes: mielopatía, compresión de la charnela
occipito-cervical, displasia de los cuerpos vertebrales, cambios en los discos
torácicos e hipoplasia de odontoides.
En cuanto
al tratamiento, si bien no hay guías definidas que orienten cuándo se debe
operar y si se debe optar por una descompresión o una artrodesis, hay consenso
en que, ante la aparición de síntomas o de mielomalacia, se indica la cirugía.9-13
El riesgo
anestésico alto y el potencial beneficio de la cirugía descompresiva requieren
un cuidadoso análisis a la hora de elegir este tratamiento. Es imprescindible
el manejo multidisciplinario de estos pacientes y la preparación para el
tratamiento de las complicaciones intraoperatorias (traqueostomía de urgencia,
paraplejia) y posoperatorias (extubación compleja, infecciones respiratorias o
urinarias, complicaciones cardíacas). Sería útil establecer protocolos
prequirúrgicos para estos pacientes a fin de disminuir las complicaciones, por
ejemplo, la planificación de la traqueostomía podría reducir las complicaciones
asociadas a la ventilación prolongada, como en este caso.2,6,12
En 2013,
Lampe y cols.13 desarrollaron una
escala para indicar el tratamiento quirúrgico y predecir los resultados,
analizando los datos de 31 pacientes. Esta contiene tres esferas: el examen
clínico-neurológico, los potenciales provocados somatosensitivos y los
hallazgos en la RM. Cada una se puntúa de 0 a 3 según los hallazgos.
Recomiendan la cirugía en pacientes con un puntaje de 4 o más; el puntaje 3
representa una indicación relativa de cirugía y requiere un monitoreo cercano
de estos pacientes. Nuestra paciente tenía 7 puntos en esta escala
(mielomalacia, aumento de la latencia en los potenciales provocados
somatosensitivos y debilidad de los miembros inferiores), al decir de Lampe,
era imperativa la cirugía.
Si bien
no hay recomendaciones específicas, optamos por la descompresión de C0-1-2 y la
artrodesis de C0-4, debido a la inestabilidad generada por la gran liberación.
CONCLUSIONES
Presentamos
a una paciente con una enfermedad infrecuente, sometida a cirugía, y detallamos
los elementos para tener en cuenta al adoptar la decisión terapéutica y los
recaudos durante la operación.
Es
importante conocer esta enfermedad a fin de realizar un seguimiento adecuado,
una evaluación multidisciplinaria para su correcto manejo y la elección oportuna
de cirugía.
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––––––––––––––––––
Conflicto de intereses: Los
autores no declaran conflictos de intereses.
ORCID de F.
Baigorria: https://orcid.org/0000-0002-3453-2246
ORCID de J. A. Rosado
Pardo: https://orcid.org/0000-0001-8467-3453
ORCID de J. L. Ambrosini: https://orcid.org/0000-0003-1378-4660
ORCID de A. J. Sarotto: https://orcid.org/0000-0002-2199-5524
ORCID de R. Baldasarre: https://orcid.org/0000-0002-8426-9204
Recibido
el 9-6-2022. Aceptado luego de la evaluación el 20-12-2022 • Dra.
Micaela Besse • m.besse@hotmail.com.ar
• https://orcid.org/0000-0002-4388-1384
Cómo
citar este artículo: Besse M, Baigorria F,
Ambrosini JL, Baldasarre R, Rosado Pardo JA, Sarotto AJ. Mucopolisacaridosis
tipo VI: a propósito de un caso. Rev Asoc
Argent Ortop Traumatol 2023;88(2):187-198. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2023.88.2.1600
Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2023.88.2.1600
Fecha de
publicación: Abril, 2023
Copyright: © 2023,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
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