PRESENTACIÓN DE CASOS
Fibromatosis subescapular como causa de
escápula alada. Presentación de un caso y revisión bibliográfica
Miguel González
López, Renato A. Delfino Carrillo, Pablo C. Arviza-Lorenzo, Cristina Madrid de
la Serna, Lydia C. Escribano Rueda
Servicio
de Cirugía Ortopédica y Traumatología, Hospital Universitario de Getafe,
Madrid, España
RESUMEN
La escápula alada suele producirse por
lesiones neurológicas tanto del nervio espinal como del nervio torácico largo.
La aparición a causa de un tumor ventral de la escápula dificulta su
diagnóstico inicial. Presentamos el caso de una mujer joven, con limitación
para la rotación externa del hombro, sin antecedentes traumáticos conocidos,
evolución progresiva e imagen compatible con una lesión de partes blandas
dependiente de la aponeurosis del músculo subescapular confirmada por biopsia
como un tumor desmoide. Aunque se trata de un tumor benigno y autolimitado,
tiene una inquietante alta tasa de recidivas después de la resección, por lo
que se dispone de numerosos tratamientos y muchos grupos optan por hacer un
seguimiento médico estrecho de los factores pronósticos y las limitaciones
funcionales del paciente, con lo que obtienen resultados satisfactorios y, en
algunas series, superiores a los del tratamiento quirúrgico.
Palabras clave: Escápula
alada; tumor desmoide; tratamiento.
Nivel de Evidencia: IV
Subscapularis Fibromatosis as a Cause of Winged Scapula.
Case Report and Literature Review
ABSTRACT
Winged scapula is usually caused by
neurological injuries to both the spinal nerve and the long thoracic nerve. Its
presence as a result of a ventral scapular tumor makes initial diagnosis
difficult. We present the case of a young woman with limited external shoulder
rotation, no known traumatic history, and images consistent with a soft tissue
lesion dependent on subscapular muscle aponeurosis, which was confirmed by
biopsy as a desmoid tumor. Although it is a benign, self-limiting tumor, it has
an alarmingly high rate of relapse after resection, so many treatments are
available, and many teams choose to closely monitor the patient’s prognostic
factors and functional limitations, obtaining satisfactory outcomes and, in
some series, superior to those of surgical treatment.
Keywords: Winged
scapula; desmoid tumor; treatment.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
Las fibromatosis extrabdominales
son una rara proliferación fibroblástica monoclonal agresiva de los tejidos
musculoaponeuróticos. Se distinguen dos tipos: las superficiales, como la
enfermedad de Dupuytren, la enfermedad de Lederhose o la fibromatosis peniana,
y las profundas, que reciben el nombre de tumores desmoides agresivos por su
comportamiento local.1 El término
desmoide, derivado del griego “desmos” que significa banda, fue inicialmente
aplicado por Müller debido a su consistencia similar a la de los tendones.
Afectan con un ligero predominio a la población de entre 25 y 35 años, aunque,
en muchas series, no se observan diferencias según la edad; representa
alrededor del 0,03% de todas las neoplasias de piel y partes blandas, y el
riesgo aumenta si el paciente tiene un cuadro genético, como el síndrome de
Gardner; la prevalencia de tumores desmoides extrabdominales se
incrementa al 15% si se asocia con poliposis adenomatosa familiar,2 lo que, además, determina que quienes
tienen tumores desmoides sean más proclives a la malignización que aquellos sin
este cuadro.3
Los tumores desmoides no
metastatizan, pero tienen límites irregulares por no estar contenidos en una
cápsula, este factor se asocia a una mayor agresividad y recurrencia tras la
cirugía.
Los tumores periescapulares y más
aún los tumores desmoides son una causa rara de disociación escapulotorácica,
lo que dificulta su diagnóstico. A este respecto, la escápula alada suele
deberse a la parálisis de los músculos serrato anterior o del trapecio por
lesión nerviosa del torácico largo o del espinal accesorio, pero estas lesiones
son dinámicas y deben ser diferenciadas de las estáticas que no ocurren por
causas neuromusculares, lo que significa que este tipo de escápula alada está
presente en reposo y no aumenta con la flexión anterior del brazo.4
CASO CLÍNICO
Mujer de 28 años, con
antecedentes de escoliosis idiopática del adulto y con un trabajo activo que
implicaba la carga de material. Fue derivada a consultas externas de
traumatología por omalgia izquierda postraumática de ocho meses de evolución y
limitación para la rotación externa, contractura y dolor a nivel del trapecio,
sin mejoría tras la rehabilitación. En el examen físico, se detectó hipotrofia
relativa de la musculatura escapulohumeral izquierda en comparación con la
contralateral. No se palparon masas ni se observaron signos inflamatorios. La
movilidad activa y la pasiva estaban conservadas, a excepción de una rotación
externa de 0º para el hombro izquierdo y de 75º para el hombro derecho.
Asimismo, se constató una discinesia escapulotorácica compatible con una
escápula alada izquierda, por lo que se le solicitaron diferentes estudios
complementarios. Con la tomografía computarizada, se descartó una enfermedad
ósea. En la electromiografía, se detectó una lesión del nervio torácico largo,
con características crónicas y de intensidad moderada, lo que impedía la
movilidad de la escápula. Además, la resonancia magnética reveló una lesión en
el músculo subescapular de unos 5 cm, con bordes pobremente diferenciados,
discreta heterogeneidad y ligera hiperintensidad de la señal potenciada en T2,
compatible con un proceso fibromatoso (Figuras 1 y
2).
Para confirmar el diagnóstico, se
realizó una biopsia con aguja gruesa bajo sedación y guiada por tomografía
computarizada. La muestra se conservó en fresco hasta su llegada al laboratorio
de anatomía patológica donde fue procesada. En el análisis histológico, se
apreció una proliferación mesenquimatosa fusocelular de bajo grado, sugestiva
de fibromatosis de tipo desmoide infiltrante localmente en el músculo
subescapular. Por lo tanto, se trató el caso en conjunto con una unidad de
tumores, y se decidió completar la evaluación con una gammagrafía que mostró la
ausencia de actividad tumoral.
En la evaluación de la unidad
especializada, se decidió manejar la enfermedad inflamatoria controlando los
síntomas mediante radioterapia y tratamiento supresor hormonal. Se descartó la
intervención quirúrgica debido a la alta morbilidad del procedimiento, a la
dificultad para realizar una resección amplia y a la alta tasa de recidivas
tras la cirugía.
La paciente recibió sesiones de
radioterapia e inició el tratamiento hormonal con tamoxifeno 40 mg diarios.
Tras un año de licencia laboral, se le indicó que podía volver a sus
actividades y reinició su trabajo con dolor moderado-severo, tanto durante la
movilización activa como en reposo, lo que requirió el seguimiento a cargo de
la unidad de dolor crónico, donde se reforzó la analgesia al tercer escalón de
la escala de dolor de la Organización Mundial de la Salud y se le indicaron
infiltraciones de puntos gatillo, en principio, con anestésicos locales de
forma diagnóstica y luego con toxina botulínica, a fin de mejorar la
contractura refleja asociada en la musculatura de la cintura escapular.
La paciente siguió un control
semestral con una resonancia magnética, en la que se visualizó una disminución
del tamaño del tumor de 10 mm desde el diagnóstico. Se contempló la escleroterapia
por congelación, pero la paciente decidió continuar con el tratamiento médico
sintomático debido al riesgo de una posible lesión nerviosa informada.
Se observó la estabilización del
crecimiento tumoral y del compromiso funcional desde el diagnóstico hasta los
20 meses de seguimiento. Se realizaron controles periódicos cada seis meses,
mediante resonancias magnéticas sin medio de contraste y con las secuencias
habituales, que mostraron que la masa no había crecido. Asimismo, se llevaron a
cabo exámenes clínicos cada tres meses para evaluar la progresión o la mejoría
de los síntomas. Los médicos de la unidad de dolor crónico administraron
infiltraciones guiadas por ecografía, de betametasona de liberación prolongada
(2 ml) combinada con mepivacaína 2% (6 ml) en la musculatura subyacente, con
las que se logró un buen control del dolor. A los tres años del diagnóstico, la
paciente fue dada de alta, porque la lesión no había avanzado.
DISCUSIÓN
En la actualidad, el tratamiento
de los tumores desmoides extrabdominales sigue siendo un tema controvertido,
principalmente debido al difícil control local de la enfermedad y a la alta
tasa de recurrencia en las series de casos publicadas. En un estudio de 194
pacientes con tumores desmoides extrabdominales, la mayoría en las
extremidades, el intento de controlar localmente la enfermedad por medio de una
cirugía con resección intralesional, marginal o amplia, tuvo una tasa de
recurrencias hasta del 76%, el 70% dentro de los dos primeros años y disminuyó
al 60% si se asociaba con radioterapia.5
En otro estudio, se evaluó a una serie de 83 casos. La mayoría había sido
tratada solo con cirugía y la tasa de recurrencia local fue del 45%, sin
diferencias con un pequeño grupo al que no se le pudo realizar una resección correcta
y se le indicó radioterapia.6 Más
recientemente se ha publicado un estudio de una serie de 234 pacientes
operados, con una tasa de éxito del 83% en las cirugías primarias; estos
resultados incluyen 10 recurrencias en un grupo de 39 pacientes con radioterapia
y cuatro en uno de ocho con quimioterapia solamente. Además, se comunica una
tasa de recurrencia más alta de los tumores localizados en el miembro superior,
lo que probablemente se deba a la limitación para efectuar cirugías más agresivas.7
Los autores de la mayoría de los
estudios sobre estos tumores destacan la importancia del control de los límites
tumorales y su relación con la recidiva local. Por este motivo, en el abordaje
terapéutico, se incorpora la radioterapia, tanto como tratamiento adyuvante a
la cirugía, como tratamiento único cuando la cirugía no es posible. En este
sentido, algunos estudios han obtenido buenos resultados con la radioterapia
adyuvante en pacientes con márgenes de resección afectados y neoadyuvante durante
un seguimiento de seis años.8,9
El caso presentado se apoya en estos resultados para justificar la elección de
la radioterapia al comienzo del esquema terapéutico.
El tratamiento sistémico es
reconocido como línea terapéutica para los tumores desmoides extrabdominales.
Puede incluir antinflamatorios no esteroides, fármacos moduladores de la
respuesta hormonal y quimioterápicos. Al respecto, en algunos estudios de
pacientes con tumores desmoides, la respuesta al meloxicam ha sido buena,
estabilizando la enfermedad e incluso haciéndola remitir.10 Aunque hasta el 80% de los tumores
desmoides esporádicos presenta mutaciones en el gen codificante de la β-catenina, un estudio específico
sobre mutaciones de este gen con una serie de 145 muestras no halló ninguna
relación entre las variantes y el riesgo de recurrencia.11
Según el European Soft Tissue and Bone Sarcoma Group, la selección de
pacientes para tratamientos sistémicos incluye casos claramente progresivos en
condiciones de irresecabilidad, como el de la paciente presentada, o cuando la
resección amplia condicione una incapacidad o la pérdida de la función del
miembro.12 Aun así y a pesar de
seleccionar correctamente los casos, en la actualidad, no existe un tratamiento
estandarizado y este debe adaptarse a cada paciente. En concreto y considerando
claramente estos criterios de inclusión, en el estudio de Mankin y cols.,7 solo se menciona un 4% de pacientes
tratados desde el comienzo con quimioterapia, a diferencia de otras series en
las que estas tasas se triplican.
Con respecto al abordaje de los
tumores desmoides mediante quimioterapia, se destaca el uso de la doxorrubicina
asociada a dacarbacina y de vinorelbina, con tasas de respuesta clínica
significativas, sin reacciones adversas por efectos tóxicos graves.13,14
En la última década, ha crecido
el interés por el uso de moléculas que interaccionan, de forma específica, en
el ciclo celular, este es el caso de los inhibidores de la tirosinacinasa,
imatinib y sunitinib. En varios estudios clínicos, se ha detectado una reducción
del tamaño radiológico en pacientes sintomáticos tratados exclusivamente con
sorafenib15 e incluso una
supervivencia libre de progresión a dos años del 81% de los pacientes con
enfermedad avanzada y resistente al tratamiento.16
Por otro lado, se cree que los
tumores desmoides pueden estar relacionados con las hormonas, ya que se ha
detectado que el 80% afecta a mujeres e incluso se ha observado su progresión
relacionada con la gestación.17
En 2003, se publicó una recopilación de 34 reportes de casos primarios y
recurrentes con un seguimiento medio de 17 meses. Tres de ellos tuvieron una
respuesta completa; 15, una respuesta parcial y 12 no mostraron cambios en
respuesta al tamoxifeno durante el seguimiento;18
en otro estudio, se obtuvieron resultados similares con toremifeno.19 En cuanto a la testolactona, una enzima
que controla la conversión de testosterona en estrógenos, la serie más amplia
publicada es de 17 pacientes. La tasa de control de la enfermedad fue del 40% y
alcanzó el 70% si se asociaba a un antinflamatorio no esteroide, como sulindac
o indometacina.20
Tratamiento conservador – política de
“esperar y ver” (wait-and-see policy)
El manejo conservador mediante
tratamiento sintomático médico de la enfermedad para evitar la morbilidad
asociada a la cirugía y la radioterapia, se define
como la monitorización mediante resonancias magnéticas seriadas, junto con el
tratamiento sintomático basado en antinflamatorios no esteroides o sin él. Esta
opción terapéutica está recibiendo cada vez más respaldo incluso como primera
línea en tumores primarios.19 En
concreto, en una serie retrospectiva de 87 pacientes analizados en función del
manejo de su tumor desmoide primario, bien con cirugía o bien mediante
tratamiento sintomático y resonancias magnéticas periódicas, no se hallaron
diferencias significativas en la supervivencia libre de enfermedad entre ambos
grupos.21 En esta línea, en 2017,
el Grupo Francés para el Estudio de Sarcomas publicó un estudio prospectivo con
771 pacientes en el que se comparaba la supervivencia libre de eventos en un
subgrupo operado y otro tratado de forma sintomática. Se concluyó en que no
existen diferencias estadísticamente significativas entre ambas opciones. Así
mismo se comunicó que, tras un análisis univariante, la localización del tumor
desmoide es el parámetro aislado que más influye sobre la supervivencia libre
de eventos.22
En la actualidad, los grupos de
trabajo en sarcomas recomiendan el manejo conservador sintomático (wait-and-see policy) para los tumores
desmoides extrabdominales con resonancias magnéticas periódicas, especialmente durante el primer año, ya que solo una
muy pequeña cantidad llega a crecer más allá de los primeros 36 meses del
diagnóstico.23 De esta forma, se
evita el sobretratamiento y la indicación excesiva de cirugía en estos
pacientes y ayuda a reducir la tasa de secuelas.
CONCLUSIONES
Como la etiología de los tumores
desmoides es multifactorial y su naturaleza está poco clara, resulta difícil
determinar un tratamiento específico y su posible evolución si no se indica un
tratamiento. Numerosos factores influyen en la mala evolución, como el tamaño,
la localización y la edad del paciente. En cambio, los factores que favorecen
la resolución espontánea aún se desconocen.
El tratamiento conservador como
primera línea para los tumores desmoides extrabdominales es una opción
completamente válida, aunque, en la mayoría de los estudios, el abandono de
esta opción terapéutica sigue siendo un problema que puede alterar los
resultados. En una alta tasa de pacientes, el tumor se estabiliza
espontáneamente en una media de dos años, por lo que, según nuestro criterio y
siguiendo el consenso del Soft-Tissue and
Bone Sarcoma Group, en los tumores con características de irresecabilidad
–por la alta comorbilidad que puede suponer
sobre todo en los miembros– y también en pacientes sin factores de riesgo
de progresión con tumores que provocan escasos síntomas, hemos optado por esta
línea de tratamiento con la previsibilidad de obtener buenos resultados, y
reservamos la cirugía para los pacientes que no responden al tratamiento médico
tras dos años de seguimiento, siempre que la resección del tumor no suponga una
pérdida de la funcionalidad relevante y en aquellos casos en los que el manejo
quirúrgico de estos tumores pueda no suponer una mayor morbilidad por su
localización, como en los que asientan en el cuello o en las paredes del
abdomen, y siempre reservando la amputación del miembro para pacientes con un
gran compromiso funcional presente o esperable tras la resección.
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Conflicto
de intereses: Los autores no declaran conflictos de intereses.
ORCID de R. A. Delfino Carrillo: https://orcid.org/0009-0000-7412-5699
ORCID de C. Madrid de la Serna: https://orcid.org/0009-0003-0145-1321
ORCID de P. C. Arviza-Lorenzo: https://orcid.org/0009-0008-0076-5026
ORCID de L. C. Escribano Rueda: https://orcid.org/0009-0003-9731-5024
Recibido el 22-9-2022. Aceptado luego de la evaluación
1-6-2023 • Dr. Miguel González López • miguelgonzalez.gl@gmail.com
• https://orcid.org/0000-0002-5943-2612
Cómo citar este artículo: González López M, Delfino Carrillo
RA, Arviza-Lorenzo PC, Madrid de la Serna C, Escribano Rueda LC. Fibromatosis
subescapular como causa de escápula alada. Presentación de un caso y revisión
bibliográfica. Rev Asoc Argent Ortop
Traumatol 2023;88(4):444-450. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2023.88.4.1674
Información
del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2023.88.4.1674
Fecha de
publicación: Agosto, 2023
Copyright: © 2023,
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
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