INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Tratamiento de
fracturas de tibia distal con clavo endomedular retrógrado de tibia
Marcelo Río,
Guillermo Gotter, Patricio Salonia, Duilio Gabas, Fernando Barrera Oro, Enzo
Sperone, Emanuel Fedún Rodríguez
Servicio
de Ortopedia y Traumatología, Clínica Zabala, Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina
RESUMEN
Introducción: El objetivo de este artículo es
comunicar nuestra experiencia y los resultados del tratamiento de pacientes con
fracturas de tibia distal utilizando un clavo
endomedular retrógrado acerrojado de tibia. Materiales y Métodos: Se indicó
este implante para fracturas de tibia distal (hasta 10 cm de la articulación
tibio-astragalina), lesión de partes blandas en la cara medial de la pierna, en
la zona de la rodilla o artroplastia de rodilla homolateral. Resultados:
Se operaron 15 pacientes (13 hombres y 2 mujeres; edad promedio 51.5 años).
Cuatro tenían fracturas expuestas, 3 Gustilo IIIA y una, IIIB. En 8 casos, la
fractura consolidó a los 4 meses de la cirugía y demoró 5 meses, en los 7
restantes (puntaje RUST 12). No se observaron deformidades angulares en la
tibia distal luego de la consolidación. Según el puntaje de la AOFAS, 12
resultados fueron excelentes y 3, regulares. Conclusiones: Este implante es una opción para tratar fracturas distales
de tibia, genera estabilidad rotatoria y axial similar a la de los implantes clásicos. Aunque los resultados iniciales son
satisfactorios, se necesitan más pacientes y un seguimiento más extenso para
confirmar la real utilidad.
Palabras clave: Fractura de tibia distal; clavo
endomedular retrógrado.
Nivel de
Evidencia: IV
Treatment of
Distal Tibia Fractures with a Retrograde Intramedullary Tibial Nail
ABSTRACT
Background: This study
aims to present our experience and outcomes in the treatment of distal tibia
fractures using a retrograde intramedullary locking tibial nail. Materials and Methods: This
implant was indicated for fractures of the distal tibia (within 10 cm of the
tibiotalar joint), soft tissue injury on the medial aspect of the leg, injuries
in the knee area, or ipsilateral knee arthroplasty. Results:
A total of 15 patients (13 men, 2 women) with a mean age of 51.5 years were
treated. Four cases involved open fractures—three classified as Gustilo IIIA
and one as IIIB. Fracture healing was achieved within four months
postoperatively in eight cases, while the remaining seven required five months
(RUST score: 12). No angular deformities were observed in the distal tibia
after bone union. According to the AOFAS score, 12 patients had excellent
outcomes, while three had fair results. Conclusions: Retrograde intramedullary tibial nailing is a viable
option for treating distal tibia fractures, providing rotational and axial
stability comparable to conventional implants. While the initial results are
promising, further studies with larger patient cohorts and longer follow-up
periods are needed to confirm its long-term effectiveness.
Keywords: Distal tibia
fracture; retrograde intramedullary nail.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
Las fracturas del tercio distal de la tibia se
pueden tratar con clavos endomedulares o placas. El implante ideal es el que
genera una mayor estabilidad en el foco de la fractura con la menor agresión de
las partes blandas en ese sector anatómico.1
Los clavos endomedulares permiten la fijación estable con poca agresión a los
tejidos blandos, aunque, en algunos trazos muy distales, la estabilidad no es
suficiente debido a la falta de contacto del implante con las corticales en la
tibia distal y por la imposibilidad, en algunos diseños de clavos, de colocar 3
tornillos de bloqueo en el fragmento distal.2
Las placas bloqueadas tienen algunas desventajas biomecánicas cuando se las
compara con los implantes endomedulares y, además, la potencial agresión a las
partes blandas, que están dañadas por la energía del trauma.3
En 2014, se diseñó un novedoso clavo endomedular
retrógrado que brinda una nueva opción para el tratamiento de estas fracturas.4
El objetivo de este artículo es presentar el
tratamiento y los resultados en pacientes con fracturas de tibia distal
tratados con un clavo endomedular retrógrado acerrojado de tibia.
MATERIALES Y MÉTODOS
Entre enero y diciembre de 2022, se realizó un
estudio prospectivo utilizando un clavo endomedular retrógrado, en los
pacientes que ingresaron en nuestro servicio y que cumplían con los siguientes
criterios de inclusión (1 y 2 excluyentes, los restantes con uno de ellos era
suficiente): 1) fractura de tibia distal, hasta 10 cm de la articulación
tibio-astragalina, 2) edad >18 años, 3) lesión de partes blandas en la cara
anterointerna de la pierna, 4) lesión de partes blandas en la zona de la
rodilla (zona de ingreso del clavo endomedular) y 5) artroplastia de rodilla
homo-lateral.
Se excluyó a los pacientes que no cumplían con los
criterios anteriores o tenían los siguientes criterios: 1) fracturas bifocales,
2) fractura intrarticular compleja (extensión al pilón tibial), 3) fractura de
tobillo previa, 4) deformidades angulares de la tibia y 5) fracturas
patológicas.
Si el paciente tenía también una fractura de peroné
que afectara la estabilidad del tobillo, se realizó la reducción y fijación
interna con placa y tornillos y, cuando la fractura estaba localizada más allá
de los 7 cm distales del peroné, se colocó un clavo endomedular elástico.
A los 15 días de la cirugía, se retiraron los
puntos de sutura y, a los 30, 60, 90, 120 y 180 días, se tomaron radiografías
de control.
Se permitió la carga parcial con muletas a partir
de los 30 días.
Las fracturas expuestas se clasificaron según
Gustilo,5
la consolidación se evaluó con la escala RUST (Radiographic Union Score for Tibia)6
y el resultado funcional, con la escala de la AOFAS (American Orthopaedic Foot and Ankle Society) para tobillo.7
Técnica quirúrgica
Con el paciente en decúbito dorsal, se coloca un
realce debajo del miembro afectado, con el fin de poder visualizar
correctamente el frente y el perfil de la tibia y el tobillo.
Luego de la asepsia y la colocación de los campos
quirúrgicos y antes de la inserción del clavo, se procede a la reducción de la
fractura mediante tracción longitudinal en las fracturas conminutas o, en forma
percutánea con un clamp, en los
patrones oblicuos (Figura 1).
A continuación, se crea un abordaje de 3 cm desde
la punta de maléolo tibial hacia distal (Figura 2).
Mediante una clavija se ubica el sitio de ingreso en el centro del maléolo
tibial, en ambos planos (Figuras 3 y 4),
para luego agrandar con una fresa canulada la zona de ingreso (Figura 5), después se coloca una guía olivada (Figura 6) y, a través de un protector de partes
blandas, se fresa el canal medular (Figura 7).
Se introduce el clavo de la longitud planificada
bajo control radioscópico y, por último, se acerroja a distal con la guía externa
y a proximal, a manos libres (Figuras 8-10).
RESULTADOS
Durante 2022, se colocó este implante en 15
pacientes: 13 hombres y 2 mujeres, con una edad que oscilaba entre 31 y 86 años
(promedio 51.5). Las causas de la lesión habían sido: accidente de moto (6
casos), caída de altura (8 casos) y una complicación de un procedimiento
quirúrgico previo (1 caso). Las fracturas se clasificaron según la AO Foundation/Orthopaedic Trauma Association
(AO/OTA): 11 eran 43A1; 2, 43A2; una, 42A1 y una, 42A3. Cuatro de estas
fracturas eran expuestas, 3 Gustilo IIIA y otra IIIB, tratadas inicialmente con
desbridamiento quirúrgico, colocación de terapia de presión negativa y fijador
externo en la urgencia. A las 48 horas, se las convirtió a fijación interna con
clavo retrógrado y colgajo libre lateral de muslo en el caso de la fractura
IIIB. El peroné fue estabilizado en 10 pacientes (6 con placa y tornillos, 4
mediante un clavo endomedular elástico).
En 8 casos, la fractura consolidó a los 4 meses de
la cirugía y, en los restantes, demoró 5 meses (puntaje RUST 12).
No se observaron deformidades angulares en la tibia
distal luego de la consolidación de la fractura. Según la escala de la AOFAS,
12 resultados fueron excelentes y 3, regulares, uno de estos fue el paciente
que tenía una fractura expuesta IIIB y necesitó un colgajo libre para la
cobertura de partes blandas (Tabla).
DISCUSIÓN
Las fracturas del tercio distal de la tibia son
frecuentes.1 Existe controversia
sobre el método de fijación ideal para las fracturas extrarticulares, entre los
clavos endomedulares y las placas bloqueadas.2
El implante que se utilice debe generar una
estabilidad suficiente con la mínima agresión de partes blandas, en esa región
anatómica. La osteosíntesis con placa, usando una técnica mínimamente invasiva,
es una opción razonable, pero, en pacientes con lesión de los tejidos blandos
en la cara medial de la pierna, enfermedad vascular crónica o diabetes, las
posibles complicaciones aumentan.3
La osteosíntesis con clavo endomedular anterógrado
respeta las partes blandas de la pierna, aunque requiere la posibilidad de
colocar 3 cerrojos en el fragmento distal para lograr la estabilidad adecuada
en el segmento inferior de la tibia, ya que, en esa zona, el clavo no tiene contacto
con las corticales.
El uso de un clavo retrógrado de tibia fue
descrito, por primera vez, por Kuhn y cols., en 2014,4 quienes, luego de estudios biomecánicos,
comunicaron que la estabilidad rotatoria y axial que brinda este implante es
similar a la de un clavo anterógrado de tibia.
En 2022, Bin y cols.8
trataron a 9 pacientes con este implante, e informaron que la consolidación
ósea ocurrió, en promedio, a los 3.3 meses y un puntaje funcional (AOFAS) con 6
casos excelentes y 3 buenos, resultados similares a los obtenidos en nuestro
estudio.
En nuestra serie, atribuimos los 2 casos regulares
en la evaluación funcional, a la gravedad de la lesión de partes blandas (una
fractura Gustilo IIIB que requirió un colgajo fasciocutáneo y otra fractura
Gustilo IIIA que requirió la reconstrucción ligamentaria medial) y no tanto a
la lesión ósea o al implante utilizado.
El diseño de este clavo permite llegar con los
cerrojos prácticamente hasta la superficie articular de la tibia, lo cual le
brinda una ventaja para el tratamiento de fracturas distales, además de la
estabilidad que le otorga el diseño de los 3 cerrojos distales bloqueados al
clavo (ángulo fijo) y a la cortical medial, que reducen la posible molestia que
puede ocasionar la procidencia de la cabeza de los cerrojos convencionales.
La técnica de introducción tiene que ser cuidadosa
debido a la posibilidad de fracturar el maléolo tibial y la fractura debe ser
reducida antes de introducir el clavo, porque este no puede ser utilizado como
método de reducción indirecta.
A nivel proximal recomendamos colocar todos los
cerrojos de bloqueo para darle más estabilidad al montaje. El clavo retrógrado
de tibia no pretende reemplazar a los implantes clásicos utilizados
habitualmente para tratar las fracturas distales de tibia, sino que complementa
a los clavos anterógrados y a las placas bloqueadas, especialmente en
situaciones particulares como se señala en los criterios de inclusión.
Este estudio tiene algunas limitaciones: no se
comparó con pacientes tratados con otros métodos de osteosíntesis en fracturas
similares, la escasa cantidad de pacientes y la evaluación a cargo de los
autores del artículo, aun así consideramos que los resultados iniciales son
alentadores, aunque se deberá evaluar a una mayor cantidad de pacientes para
determinar la real utilidad de este implante.
CONCLUSIONES
Esta es la primera publicación en nuestro medio con
el clavo retrógrado de tibia para tratar fracturas de tibia distal.
Consideramos que es un implante que aporta ciertas ventajas sobre los implantes
clásicos, especialmente, en situaciones particulares, como la ocupación de la
tibia proximal por una artroplastia de rodilla.
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ORCID de G. Gotter: https://orcid.org/0000-0001-6156-0261
ORCID de F. Barrera
Oro: https://orcid.org/0000-0001-5995-7083
ORCID de P. Salonia: https://orcid.org/0000-0002-3241-3622
ORCID de E. Sperone: https://orcid.org/0000-0001-5028-9584
ORCID de D. Gabas: https://orcid.org/0000-0003-3768-9801
ORCID de E. Fedún
Rodríguez: https://orcid.org/0000-0002-5036-2638
Recibido
el 11-6-2024. Aceptado luego de la evaluación el 23-11-2024 • Dr.
Marcelo Río • marcelowrio@yahoo.com.ar
• https://orcid.org/0000-0001-7339-5558
Cómo
citar este artículo: Río M, Gotter G, Salonia P,
Gabas D, Barrera Oro F, Sperone E, Fedún Rodríguez E. Tratamiento de fracturas
de tibia distal con clavo endomedular retrógrado de tibia. Rev Asoc Argent Ortop Traumatol 2025;90(2):157-165. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2025.90.2.1988
Rev Asoc A
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2025.90.2.1988
Fecha de publicación: Abril, 2025
Conflicto de intereses: Los
doctores Río y Gotter formaron parte del desarrollo del implante. El resto de
los autores no declara conflictos de intereses.
Copyright: © 2025, Revista de la
Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este artículo está bajo una
Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Obras Derivadas Igual
4.0 Internacional. (CC-BY-NC-SA 4.0)
rgent Ortop
Traumatol 2025; 90 (2): 157-165 • ISSN 1852-7434 (en línea) 165