ACTUALIZACIÓN
Protocolo para la atención del trauma
no accidental en la población infantojuvenil: aspectos radiológico y
traumatológico
Bibiana Dello Russo,* Mónica Galeano,**
Florencia D’Adamo#
*Servicio de Ortopedia y Traumatología
**Servicio de Diagnóstico por Imágenes
#Equipo de Atención al Trauma no Accidental
Hospital
Nacional de Pediatría “Prof. Dr. Juan P. Garrahan”, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Argentina
RESUMEN
El maltrato de niños y adolescentes es una
violación de los derechos humanos, además de un importante problema de salud
pública mundial que afecta a cientos de millones de niños y adolescentes, y
tiene graves consecuencias para la salud a corto y largo plazo. Una cuarta
parte de los adultos (22,6%) del mundo sufrió abuso físico cuando eran niños;
el 36,3% de ellos sufrió abuso emocional y el 16,3%, negligencia física, sin
diferencias significativas entre niños y niñas, aunque la prevalencia de abuso
sexual infantil a lo largo de la vida indica diferencias más marcadas (niñas
alrededor del 20% y niños alrededor del 8%). Se describe el protocolo utilizado
en nuestro hospital para el proceso de diagnóstico y tratamiento de las
lesiones óseas, y se lo compara con las últimas revisiones sistemáticas
publicadas.
Palabras clave: Niños;
trauma no accidental; protocolo radiológico.
Nivel de Evidencia: IV
Protocol for the Care of Non-Accidental Trauma in the
Child and Adolescent Population: Radiological and Traumatological Aspects
ABSTRACT
Child and adolescent abuse is a violation of
human rights and a major global public health problem affecting hundreds of
millions of children and adolescents, with serious short- and long-term health
consequences. One quarter of adults (22.6%) worldwide were victims of physical
abuse during childhood; among them, 36.3% experienced emotional abuse and 16.3%
experienced physical neglect, with no significant differences between boys and
girls. However, the lifetime prevalence of childhood sexual abuse shows more marked differences, with rates of approximately
20% in girls and 8% in boys. This article describes the protocol used in our
hospital for the diagnosis and management of bone injuries and compares it with
the most recent systematic reviews published on the subject.
Keywords:
Children; non-accidental trauma; radiological protocol
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
Definimos
al trauma no accidental (TNA) como el padecido por un niño o adolescente que ha
sido objeto de agresiones por parte de padres o custodios, por instituciones o
por la sociedad, y a todas las condiciones derivadas de esos actos que los
priva de sus derechos, de sus necesidades fundamentales, y dificultan su
desarrollo óptimo.1
Existen
cuatro tipos de agresiones básicas:
-
Abuso
sexual
-
Abuso
emocional
-
Abuso
físico
-
Negligencia
o destrato
Dentro de
estas clasificaciones, la epidemiología muestra que las formas de presentación
a la consulta médica se acompañan de inconsistencia en el origen de las
lesiones y variación en las definiciones de los acontecimientos. Las tasas de
agresiones, según su etiología, son: negligencia (59%), tipos múltiples (13%),
abuso físico (11%), abuso sexual (8%), maltrato emocional (4%), negligencia
médica (<1%).2
A pesar
de que los niños de todas las edades y de todos los niveles socioeconómicos
pueden sufrir un TNA, es más frecuente que ocurra en el seno de parejas jóvenes
primerizas cuando el embarazo no fue planificado, donde media el abuso de
sustancias, en familias con bajos ingresos o por parte de padres que han sido
abusados.3,4
Las
imágenes, a menudo, juegan un papel importante en la detección y documentación
de lesiones físicas. El tipo y alcance de las imágenes tomadas a un niño cuando
se sospecha abuso dependen de la edad del niño, los signos, los síntomas (Figura 1) y otras consideraciones sociales, como
ser gemelo o hermano de un bebé maltratado físicamente. Hacer el diagnóstico de
maltrato infantil requiere diferenciar variantes anatómicas y de desarrollo, y
posibles condiciones metabólicas y genéticas subyacentes.5
Entre
enero de 2023 y junio de 2024, en el Servicio de Mediano Riesgo del hospital,
se evaluó a 766 pacientes con TNA infantojuvenil.
En el
15,1% (81 pacientes), se sospechaba maltrato físico. Veinticinco de ellos
requirieron internación (30%).
Los
indicadores de ingreso hospitalario fueron:
-
Necesidad
de tratamiento urgente que requiere hospitalización.
-
Necesidad
de protección inmediata del menor a la espera de un hogar transitorio o centro
de acogida.
-
Necesidad
de observación de la dinámica familiar en la fase de estudio y diagnóstico ante
una situación grave.
-
Niño
evaluado en la urgencia hospitalaria cuando todavía no ha finalizado la fase de
estudio y tratamiento, ante una situación de gravedad de maltrato.
Dada la
alta frecuencia de esta situación, se elaboró el siguiente protocolo.
PROTOCOLO RADIOLÓGICO EN NIÑOS CON
POSIBLE TNA (SERVICIO DE RADIOLOGÍA PEDIÁTRICA)
Ante la
sospecha clínica, se aplica el Protocolo Radiológico en Niños que se detalla en
la Tabla 1.
1.
En niños
<2 años, solicitar siempre una serie ósea de forma preferente. Nunca está
indicado pedir un “total body” o “baby grama”. Si la radiografía de tórax
genera dudas sobre lesiones en las costillas, considerar una tomografía
computarizada (TC) de tórax.
Cuando la
sospecha de TNA es alta y la serie ósea es normal, se debe realizar un control
a los 11-14 días.
2. En niños <1 año, siempre realizar, de urgencia,
una TC de cráneo.
3.
En niños
>1 año con evidencia de traumatismo craneal o clínica neurológica, realizar
una TC de cráneo urgente.
4.
Evaluar
con el Servicio de Radiología Infantil una posible resonancia magnética (RM) de
cerebro. La RM de columna completa y de cuerpo entero se debe realizar a los
2-5 días del ingreso, independientemente de que la TC sea normal. Debe ser
informada por 2 radiólogos pediátricos. El control con RM cerebral se hará de
acuerdo con los hallazgos iniciales y la evolución clínica del paciente.
5.
El
estudio de serie ósea puede estar indicado en niños >2 años, en cuyo caso se
realizará de forma preferente y según la clínica del paciente.
6.
En un
caso severo con sospecha de TNA: a) en hermanos gemelos/mellizos o en niños
<2 años, considerar aplicar el mismo protocolo que el caso que genera la
sospecha, b) en hermanos >2 años, realizar pruebas según la clínica de los
pacientes.
7. Ante un traumatismo torácico o abdominal, los
estudios por imágenes serán consensuados entre el médico y el radiólogo de
guardia.
8.
Niño
fallecido: serie ósea completa, y RM y TC de cuerpo entero. Las radiografías
requeridas son enviadas al Servicio de Radiología con la insignia de TNA para
que todos los técnicos sepan realizar, de una sola vez, las radiografía según
el protocolo para la detección de las posibles lesiones sin llamar la atención
de los familiares acompañantes.
DISCUSIÓN
Las
fracturas son la segunda señal más común de abuso físico (25-50%), seguidas de
las quemaduras (20%). Se estima que el 10% de los casos de trauma en niños
<3 años atendidos en las guardias son no accidentales, pero existen
subregistros por minimizar la situación o por no efectuar una correcta
indagación de las causas y, en muchas ocasiones, estos pacientes son atendidos
por un traumatólogo como profesional de primera consulta sin el apoyo de un
equipo multidisciplinario.6-9
A pesar
de que, en muchas publicaciones, se habla de patrones específicos de fractura
para este cuadro, se manifiesta de manera similar al trauma, pero es preciso
estar alerta por la coincidencia de estas lesiones con otras de partes blandas,
como quemaduras, moretones, y la presencia de este cuadro acompañado de
lesiones retinianas es patognomónico.10
Los
distintos estadios evolutivos de las fracturas son los que disparan las
alertas.11
En 2020,
el Royal College of Paediatrics and Child
Health6 publicó una revisión
sistemática sobre las fracturas producidas por un TNA, que se resumen de la
siguiente forma:
1.
Las
fracturas por abuso son más comunes en niños <18 meses que en los >18
meses.
2.
Los niños
que sufrieron abusos tienen más probabilidades de sufrir fracturas múltiples
que los niños que no sufrieron abusos.
3.
Las
fracturas de costillas sin un traumatismo importante, una lesión de nacimiento
o una enfermedad ósea subyacente tienen un alto valor predictivo de abuso.
4.
Las
fracturas femorales por abuso son más probables en niños que aún no caminan (Figura 2).
5.
Las
fracturas de la diáfisis media son las fracturas femorales más comunes en
situaciones de abuso y no abuso.
6.
Las
fracturas humerales supracondíleas en niños se asocian con lesiones
accidentales, mientras que las fracturas humerales por abuso más comunes en
niños <5 años son las espirales u oblicuas (Figura
3).
7.
Las
fracturas de húmero en niños <18 meses se asocian más con el abuso que las
fracturas humerales en niños mayores.
8.
Las
fracturas lineales son las fracturas de cráneo por abuso y no abuso más
comunes.
9.
Las
fracturas metafisarias son más frecuentes en casos de abuso físico infantil que
en casos de no abuso, y se han descrito, a menudo, en situaciones de abuso
mortal.
10.
La
mayoría de los niños con lesiones metafisarias clásicas tiene otras lesiones
asociadas que suelen ser múltiples.
11.
Las
fracturas de pelvis, manos, pies y esternón ocurren por abuso físico y se
requiere una radiología adecuada para su detección.
La
exactitud de las estimaciones radiológicas respecto del tiempo que ha
transcurrido desde la lesión se expresa en términos de semanas en lugar de
días. Los diferentes estadios de consolidación visualizados en la serie ósea
sirven para datar la fractura de la siguiente manera:
1. Resolución de lesión de partes blandas: 1 semana
2. Formación de hueso nuevo subperióstico: 2 semanas
3. Pérdida de la línea de fractura y callo óseo
blando: 3 semanas
4. Callo óseo duro: 3-6 semanas
5. Remodelación más de 3 meses
La
evaluación radiológica ante la sospecha de abuso físico incluye pruebas
radiológicas iniciales y de seguimiento, que se realizan durante supervisiones
semanales a los familiares, específicas para maximizar la detección de lesiones
ocultas.
Según la
especificidad de la relación entre el patrón fracturario y el trauma, se define
la especificidad (Tabla 2). La
centellografía ósea es un estudio útil para detectar costillas y fracturas
vertebrales. Repetirla a las 2 semanas puede ayudar a identificar lesiones
ocultas, pero solo queda reservada para casos altamente sospechosos con radiografías
negativas en la primera consulta.12
CONCLUSIÓN
Dentro de
nuestras series de fractura se destacaron las de miembros inferiores (70%) y,
dentro de ellas, las de huesos largos (fémur 60%), datos que coinciden con los
de otras series estudiadas.13,14
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ORCID de M. Galeano:
https://orcid.org/0000-0002-3904-3783
ORCID de F. D’Adamo: https://orcid.org/0009-0006-9700-0999
Recibido el 26-9-2024. Aceptado
luego de la evaluación el 4-9-2025 • Dra.
Bibiana Dello Russo • bibianadellorusso@gmail.com
• https://orcid.org/0000-0001-6487-4418
Cómo
citar este artículo: Dello Russo B, Galeano M, D’Adamo F. Protocolo para la
atención del trauma no accidental en la población infantojuvenil: aspectos
radiológico y traumatológico. Rev Asoc
Argent Ortop Traumatol 2025;90(6):597-603. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2025.90.6.2039
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2025.90.6.2039
Fecha de publicación: Diciembre, 2025
Conflicto de intereses: Las autoras no declaran conflictos de intereses.
Copyright: © 2025, Revista de la Asociación Argentina de
Ortopedia y Traumatología.
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