INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Tratamiento
quirúrgico precoz para la compresión severa idiopática del nervio peroneo
común. Serie de casos
Mariano O. Abrego,
Victoria Barbaglia, Fernando Holc, Pedro Bronenberg Victorica, Ignacio Rellán,
Agustín G. Donndorff, Gerardo L. Gallucci, Pablo De Carli, Jorge G. Boretto
Centro de
Ortopedia y Traumatología “Carlos E. Ottolenghi”, Hospital Italiano de Buenos
Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
RESUMEN
Introducción: La compresión del nervio peroneo común
es frecuente en el miembro inferior y puede ser idiopática o secundaria. Las
compresiones secundarias se han estudiado ampliamente y la descompresión
microquirúrgica logra buenos resultados. Sin embargo, la evidencia sobre las
compresiones idiopáticas es limitada. Este estudio busca comunicar casos de
compresión idiopática severa del nervio peroneo común tratada con cirugía,
evaluar los resultados y analizar la necesidad de un protocolo terapéutico
estandarizado. Materiales y Métodos: Se realizó una revisión retrospectiva
de pacientes con diagnóstico de parálisis idiopática del nervio peroneo común
en los últimos 10 años. Se incluyeron casos con electromiograma positivo y sin
antecedentes de trauma, con resonancia magnética negativa y hallazgos
intraoperatorios normales. Se excluyó a pacientes con atrapamiento secundario,
problemas raquídeos, alteraciones psiquiátricas o embarazo. Se definió como
caso severo cuando el déficit motor de dorsiflexión era ≤2/5. Se evaluaron
variables preoperatorias, intraoperatorias y posoperatorias. Resultados: Ocho pacientes cumplieron los
criterios de inclusión (2 mujeres y 6 hombres). El tiempo medio desde el
diagnóstico hasta la cirugía fue de 30 días, el seguimiento promedio fue de 959
días. Todos recuperaron, al menos, 4/5 de fuerza en dorsiflexión. Seis
pacientes recuperaron la fuerza y la sensibilidad completamente. No se
observaron complicaciones. Conclusiones: La descompresión precoz del nervio peroneo común es un
procedimiento seguro para la compresión idiopática severa. Se sugiere la
creación de un protocolo estandarizado para su tratamiento.
Palabras clave: Nervio peroneo común; pie equino;
compresión neurológica periférica.
Nivel de
Evidencia: IV
Early
Surgical Treatment for Severe Idiopathic Compression of the Common Peroneal
Nerve: A Case Series
ABSTRACT
Introduction: Compression of
the common peroneal nerve (CPN) is a common condition in the lower limb and can
be either idiopathic or secondary. While secondary compressions have been
extensively studied and show good outcomes with microsurgical decompression,
evidence regarding idiopathic compressions remains limited. This study aims to
report cases of severe idiopathic CPN compression treated surgically, evaluate
clinical outcomes, and assess the need for a standardized treatment protocol. Materials and Methods: A
retrospective review was conducted on patients diagnosed with idiopathic CPN
palsy over the past 10 years. Inclusion criteria comprised cases with a
positive electromyogram, no history of trauma, negative MRI findings, and
normal intraoperative findings. Patients with secondary nerve entrapment,
spinal pathology, psychiatric disorders, or pregnancy were excluded. Severe
cases were defined as those presenting with a dorsiflexion motor deficit of
≤2/5. Preoperative, intraoperative, and postoperative variables were analyzed. Results: Eight patients met the inclusion
criteria (2 women, 6 men). The mean time from diagnosis to surgery was 30 days,
with an average follow-up of 959 days. All patients regained at least 4/5
dorsiflexion strength. Six patients achieved full recovery of both strength and
sensation. No complications were reported. Conclusions: Early decompression of the CPN is a safe and
effective procedure for severe idiopathic compression. The establishment of a
standardized treatment protocol is recommended.
Keywords: Common
peroneal nerve; equinus foot; peripheral nerve compression.
Level of Evidence: IV
INTRODUCCIÓN
La compresión del nervio peroneo común (NPC) es la
neuropatía focal más frecuente del miembro inferior.1,2 Se trata de la
tercera neuropatía compresiva más frecuente, solo superada por la compresión
del nervio mediano y del nervio cubital.3
Es, a su vez, la principal causa de entumecimiento asociado a dolor y debilidad
muscular. La compresión del NPC puede manifestarse con síntomas sensitivos o
déficit motor: compromiso de la dorsiflexión y eversión del pie. Esta entidad
se divide, a grandes rasgos, en 2 grupos: las compresiones idiopáticas y las
lesiones secundarias.4 Las
lesiones secundarias del NPC engloban un vasto número de causas, la mayoría
publicadas como casos aislados o series pequeñas.5,6 Las compresiones idiopáticas pueden afectar
a cualquier grupo etario.7
Se han estudiado los resultados clínicos de la
descompresión microquirúrgica del NPC en compresiones secundarias
(postraumáticas, iatrogénicas, tumorales) y estos fueron dispares en la mayoría
de las series.1,8,9
Sin embargo, los artículos publicados se limitan a series de casos
heterogéneas, provenientes de distintas especialidades. Hay series reportadas
por ortopedistas, cirujanos plásticos, neurocirujanos y especialistas en
medicina del deporte.4,10
Los lineamientos del tratamiento no son homogéneos y están poco estandarizados.11 Tampoco hay consenso en términos de cómo
evaluar los resultados, tanto del tratamiento conservador como de la cirugía.12,13
La información disponible sobre las compresiones
idiopáticas del NPC es escasa. Se trata de una entidad poco definida en
términos de gravedad y tiempos de tratamiento. Es por esto que este artículo
tiene como objetivo presentar una serie de pacientes con compresión idiopática
severa del NPC tratados con cirugía, evaluar los resultados y proponer un
protocolo terapéutico estandarizado para el cirujano ortopedista.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una revisión retrospectiva durante un
período de 10 años de los pacientes con diagnóstico de parálisis idiopática del
NPC, en nuestra institución. Se definió como idiopático a aquel caso sin un
antecedente de trauma o compresión, con una resonancia magnética negativa,
hallazgos intraoperatorios negativos y un electromiograma positivo. También se
evaluó la pérdida de peso considerable como causa probable.
Se excluyó a los pacientes con atrapamiento del NPC
secundario, es decir, que tenían alguna imagen o algún hallazgo preoperatorio
compatible con compresión del NPC; a quienes sufrieron neuropraxia del NPC como
consecuencia de cirugías de rodilla o síntomas de compresión del NPC como causa
secundaria a una enfermedad raquídea. Por último, también se excluyó a
pacientes con antecedentes de alteraciones psiquiátricas o embarazadas en el
momento de los síntomas.
Se definió como severo a aquel caso con déficit
motor de dorsiflexión inicial ≤2/5 según la Escala del Medical Research Council (MRC) para fuerza muscular.
Protocolo preoperatorio
En la primera consulta médica, los pacientes fueron
evaluados por un fellow entrenado en
enfermedad de nervios periféricos y, a su vez, revaluados por el cirujano a
cargo del procedimiento quirúrgico. La anamnesis estandarizada para pacientes
con pie equino incluyó investigar sobre cambios abruptos en el índice de masa
corporal (descenso marcado de peso), antecedentes de cirugía bariátrica,
antecedentes de trauma directo en la rodilla o el tercio superior de la pierna
afectada (incluye el uso de inmovilizadores a ese nivel), antecedentes de
cirugía de rodilla (artroscópica o a cielo abierto), práctica de deportes de
contacto o posturas que puedan favorecer la compresión del nervio, antecedentes
de trastornos metabólicos, posturas en el entorno laboral (trabajadores
rurales, agacharse de manera repetitiva soportando peso).
El examen de la función motora consistió en la
evaluación de los músculos que inervan el NPC: tibial anterior, extensor largo
de los dedos, peroneo tercero, extensor largo del dedo gordo, extensor corto de
los dedos, extensor corto del dedo gordo, peroneo largo y peroneo corto;
recordando que los músculos peroneos son inervados por la rama superficial del
nervio, mientras que el resto, por la rama profunda.
La fuerza se evaluó con la escala MRC: 0 para la
ausencia de contracción, 1 para la mínima contracción muscular, 2 para el
movimiento activo en ausencia de gravedad, 3 para la presencia de contracción
débil contra gravedad, 4 para movimiento activo contra gravedad y resistencia y
5 para fuerza normal.14 El NPC no
se correlaciona con ningún reflejo, por lo cual no hay ninguna maniobra de
provocación relacionada con él.
La función sensitiva del nervio se evaluó mediante
el estímulo manual de las regiones dérmicas inervadas por este. El NPC
propiamente dicho inerva la cara lateral proximal de la pierna. La rama
superficial aporta la inervación del dorso del pie y el tercio anterolateral distal
de la pierna, mientras que la rama profunda da sensibilidad al primer espacio
dorsal del pie. Se evaluó, como rutina, la maniobra de provocación de Tinel en
el trayecto del nervio.
En cuanto a los estudios complementarios, a
aquellos pacientes que tenían una clínica sugestiva de compresión del NPC se
les solicitó, de manera estandarizada, un electromiograma con velocidad de
conducción motora y sensitiva del miembro inferior. Se los derivó al Servicio
de Neurología para dicho estudio. Además, se solicitaron radiografías de
rodilla (anteroposterior y de perfil) y una resonancia magnética específica
para la pesquisa de una lesión nerviosa periférica (neurografía por resonancia
de alta resolución con contraste intravenoso).
Se consideró que los pacientes con clínica de
compresión severa (pie equino y M ≤2) y un electromiograma positivo, sin
hallazgos en los estudios por imágenes tenían, a priori, una compresión severa idiopática del NPC y se les indicó
la exploración y eventual descompresión quirúrgica. Todos respondieron un
cuestionario de la American Orthopaedic
Foot and Ankle Society (AOFAS) antes de la cirugía y en el posoperatorio
más alejado posible.
Protocolo quirúrgico
Se coloca al paciente en decúbito supino, con el
miembro inferior ligeramente flexionado. Se realiza una incisión de 5 cm bajo
el cuello del peroné. La incisión es oblicua justo por debajo de la cabeza del
peroné y sigue el curso del NPC. Se diseca el tejido subcutáneo hasta alcanzar
la fascia superficial que recubre el nervio. En este momento, el nervio suele
detectarse distalmente en su curso medial y posterior a la cabeza del peroné. A
continuación, se incide la fascia paralela al nervio. Se descomprime el nervio
con una técnica microquirúrgica, seccionando los ligamentos y la fascia hasta
que queda completamente libre. La disección continúa hasta la trifurcación del
nervio, poniendo especial cuidado en inspeccionar las ramas articulares para
descartar la presencia de quistes ganglionares intraneurales. Las ramas motoras
del nervio suelen perforar los tabiques intermusculares. Es indispensable
liberar el tabique intermuscular crural posterior que se encuentra en la
profundidad del borde anterior del músculo peroneo largo. Luego se identifican
el tabique intermuscular crural anterior y la fascia circundante que engloba al
NPC sobre la fascia profunda. Estas estructuras se liberan sistemáticamente
para descomprimir el NPC en la cabeza del peroné. El nervio está protegido por
tejido graso que debe mantenerse en lo posible, porque proporciona la
vascularización y permite el movimiento pasivo de deslizamiento durante el
movimiento articular. Es de suma importancia el manejo de la hemostasia para
prevenir hematomas que puedan comprimir el nervio liberado. La herida se cierra
con suturas reabsorbibles para los planos subcutáneos, mientras que la piel
puede cerrarse con pegamento biológico (adhesivos tisulares) o una sutura
intradérmica con nailon (Figura).
El paciente abandona el quirófano con una ortesis
de protección de tobillo y pie a 90° (bota Walker). Por lo general, debido a la
gravedad del cuadro, a estos pacientes ya se les había indicado el uso de la
bota antes de la cirugía para mantener el tobillo en buena posición. Si bien la
carga no está contraindicada, sugerimos, durante los primeros días posteriores
a la cirugía, mantener el miembro elevado para evitar el edema y mejorar la
cicatrización. Si hay edema, está indicado el uso de medias de descanso. Los
pacientes comienzan la fisioterapia a los 5 días, con un plan de rehabilitación
neuromuscular que incluye asistencia y mejora en la marcha, manejo del edema
residual y la cicatriz, mantenimiento del rango de movilidad del tobillo y
recuperación de la fuerza.
La recuperación motora y sensitiva se evaluó mensualmente,
a partir de los 30 días de la cirugía hasta alcanzar la restitución completa o,
en su defecto, hasta el máximo seguimiento posible
para cada caso. Se realizó una evaluación según el puntaje de la AOFAS al
finalizar el seguimiento.
Todos los pacientes otorgaron el consentimiento
informado y aceptaron participar en el estudio. Esta investigación se llevó a
cabo de acuerdo con la Declaración de Helsinki.
RESULTADOS
Durante un período de 10 años (2013-2023), se
realizaron 16 procedimientos de descompresión del NPC. Ocho pacientes
cumplieron con los criterios de inclusión (2 mujeres y 6 hombres). El tiempo
promedio desde el diagnóstico hasta la cirugía fue de 30 días. El seguimiento
promedio fue de 959 días. Todos recuperaron, al menos, una fuerza motora de 4/5
de dorsiflexión del pie afectado. Seis de los 8 pacientes recuperaron la fuerza
y la sensibilidad por completo. Ninguno sufrió un descenso abrupto de peso.
Tampoco se comunicaron antecedentes de relevancia relacionados con el cuadro en
estudio. Ninguno de los pacientes era fumador. En la
Tabla 1, se muestran los datos demográficos de la serie.
No hubo complicaciones intraoperatorias ni
posoperatorias. En todos los casos, la lesión nerviosa se correspondió con una
neuropraxia según la clasificación de Seddon,15 sin evidencias de axonotmesis o
neurotmesis, se correspondían con lesiones tipo 1 de Sunderland.16 Todos los electromiogramas informaron
compromiso neurógeno agudo, con actividad desnervadora actual, sin signos de
reinervación en el momento de dicho estudio y con topografía de lesión a nivel
del NPC en la rodilla, con bloqueo de la conducción. El puntaje promedio de la
AOFAS fue de 30 antes de la cirugía (rango 24-44) y de 97 al final del
seguimiento (rango 93-100). En la Tabla 2,
se detallan los resultados en el último control.
DISCUSIÓN
Presentamos una serie de casos de descompresión
precoz idiopática del NPC con lo que hemos tipificado como compromiso severo.
El tiempo transcurrido entre el diagnóstico y la cirugía fue de 30 días. Los
resultados funcionales fueron satisfactorios en todos los pacientes después de
la descompresión del NPC. Nuestros resultados son comparables con los de la
serie más importante publicada hasta hoy que incluyó a 14 pacientes con
diagnóstico de compresión severa idiopática. Cabe remarcar que dicha serie fue
publicada y desarrollada en el ámbito de la Neurocirugía y no dentro de la
Ortopedia.13 Si bien es un
estudio prospectivo, en un paciente, la cirugía se demoró más de 100 días y, en
nuestra serie, todos fueron operados dentro del primer mes. En el estudio, se
llegó a la conclusión de que, mediante la descompresión temprana, se pueden
lograr mejores resultados. Si bien es difícil definir cuánto es el tiempo
límite para considerar que la descompresión del nervio es precoz, creemos que
el éxito de la cirugía se debe, en parte, al poco tiempo transcurrido. No hay
consenso sobre este punto y sería inviable realizar cualquier tipo de estudio
prospectivo en donde se tome una conducta expectante en casos severos con el
fin de poder evaluar diferencias en cuanto a la respuesta a la descompresión.
Tampoco es posible contar, en nuestro caso, con un grupo de control, porque,
desde la teoría, consideramos que los casos severos deben ser operados lo antes
posible.
Las fibras del NPC derivan de las raíces L4-S1,
descendiendo como parte del nervio ciático para luego separarse como nervios
peroneos. El nervio es propenso a sufrir compresión al envolver, de manera
superficial, la cabeza del peroné en la cara lateral de la rodilla. A este
nivel, el nervio está cubierto solo por tejido subcutáneo y tejido adiposo.17 El recorrido del NPC tiene amplias
variables anatómicas. Si bien hay zonas de seguridad reportadas, la
variabilidad entre individuos es muy alta y no se recomienda utilizar reparos
estandarizados.
Los sitios más comunes de compresión del NPC son el
tabique intermuscular, la congruencia entre la inserción proximal del sóleo y
el peroneo largo, la entrada al túnel fibroso propiamente dicho, la banda
fibrosa de la cabeza profunda del peroneo largo y la fascia del músculo
peroneo.18,19
Hoy en día, se considera a la compresión del NPC como un fenómeno dinámico.
Usando mediciones intraoperatorias, se ha demostrado que la presión del nervio
disminuye a medida que se van liberando los sitios de compresión más frecuentes
de manera progresiva.20
El diagnóstico de compresión idiopática del NPC no
es sencillo y se deben tener en cuenta ciertos aspectos. La clínica puede, en
un principio, asemejarse a la de otros cuadros, como el síndrome compartimental
crónico. La etiología del pie equino puede ser muy diversa. Un examen clínico
minucioso y un repaso de la historia clínica detallada son esenciales para
poder comprender la causa y, sobre todo, poder pronosticar la posibilidad de recuperación
sin una descompresión quirúrgica.
Aquellos pacientes con parálisis del NPC de
evolución rápida y aguda sin recuperación motora precoz son candidatos a la
exploración del nervio y la eventual descompresión.21 En general, la descompresión quirúrgica de los nervios
del miembro inferior mejora, de manera significativa, la calidad de vida de los
pacientes.21 Sin embargo, en la
actualidad, no se dispone de estudios prospectivos aleatorizados para poder
establecer recomendaciones estandarizadas acerca de cuándo descomprimir el
nervio.11
Una vez establecido el diagnóstico de compresión,
la tendencia a indicar una serie poco protocolizada de tratamientos
conservadores puede entorpecer la evolución del paciente. Entre ellos, se
destacan la modificación de la actividad física, la fisioterapia, los
ejercicios de elongación, los masajes, los bloqueos nerviosos o la
iontoforesis. No obstante, en casos severos, la recuperación suele ser
incompleta.20
En 2023, Oosterbos y cols.22 realizaron una encuesta y concluyeron en
que no solo hay diferencias sustanciales en la conducta terapéutica entre
colegas de la misma especialidad, sino que también las hay entre las distintas
especialidades capacitadas para abordar esta enfermedad y eventualmente
realizar una cirugía. Tampoco hay reportes que evalúen costos y beneficios
económicos del tratamiento no invasivo frente a la cirugía.
Asimismo, existe una problemática acerca de la
evaluación de estos pacientes después de la cirugía y después del tratamiento
conservador. Según un estudio de revisión sistemática de 31 artículos
publicados en 2023, solo el 83,9% comunicó los resultados de la fuerza motora,
el 38,7% informó los resultados sensitivos, el 25,8% reportó dolor; el 12,9%,
algún puntaje funcional validado de pie y tobillo, el 9,7% utilizó
electrodiagnóstico y el 3,2% dio resultados de estudios por imágenes. En
síntesis, se utilizaron 29 medidas distintas para evaluar los resultados.23
Como bien mencionamos en nuestro protocolo
preoperatorio, a todos los pacientes se les solicita un electromiograma como
parte del diagnóstico. La sensibilidad y especificidad del estudio suelen ser
altas. Cabe destacar, como ya se ha descrito en la bibliografía, que la
ausencia de un electromiograma positivo en pacientes sintomáticos severos como
los de esta serie suele estar dada por fallas técnicas, teniendo en cuenta que
dicho estudio es dependiente del operador, parte de nuestro protocolo incluye
que todos se sometan al estudio en nuestro centro y con un mismo equipo de
neurólogos con experiencia. Es preciso agregar que la ausencia de compromiso
sensitivo evidenciable en un electromiograma no debería ser un factor que
limite el alcance de la descompresión precoz. En este grupo de pacientes, se ha
demostrado que la cirugía precoz logra mejores resultados que el tratamiento
conservador.19
En 2013, Maalla y cols.19 afirmaron que, cuando la cirugía se demora más de 12
meses, los resultados clínicos son peores. Algo similar ocurrió con los
pacientes que agregaron síntomas sensitivos y la cirugía se retrasó más de 6
meses. También, sostienen que la edad avanzada no debería ser un factor
limitante a la hora de indicar una descompresión. En nuestra serie, 2 pacientes
tenían 78 años.
Se ha estudiado el uso de la resonancia magnética
para evaluar el NPC antes de la cirugía. Si bien la especificidad es alta
(>90%), su sensibilidad apenas supera el 50%.24
Se cree que ciertas secuencias más específicas, como la neurografía por
resonancia de alta resolución con contraste intravenoso, aportan más y mejor
información. Si bien la ausencia de imágenes positivas no detiene la indicación
quirúrgica (solo lo encuadra como idiopática), creemos que es importante
estudiar a estos pacientes para descartar cuadros secundarios más graves, como
lesiones tumorales. Se ha debatido también el rol de estudios complementarios,
como la medición de la presión de los compartimentos para descartar otras
enfermedades, por ejemplo, los síndromes compartimentales crónicos.10
Este estudio tiene ciertas limitaciones. En primer
lugar, su carácter retrospectivo. En segundo lugar, no tiene un grupo de
control. Esto es poco factible debido a la baja cantidad de pacientes y a
ciertos aspectos éticos. En tercer lugar, nuestra cantidad de pacientes es
baja, pero teniendo en cuenta lo publicado y el enfoque en un grupo muy acotado
(compresión severa idiopática), creemos que la serie es acorde a lo poco
frecuente y específico de la enfermedad.
CONCLUSIONES
La descompresión precoz del NPC es un procedimiento
seguro que debe ser considerado cuando hay una compresión severa idiopática. Es
una entidad poco frecuente y los tratamientos conservadores pueden enlentecer
la toma de decisiones y comprometer el pronóstico. El cirujano ortopédico
formado en nervios periféricos debe comprender esta enfermedad y poder
abordarla sin necesidad de derivación. Consideramos que es importante poder
establecer un protocolo pre, intra y posoperatorio estandarizado para optimizar
los resultados.
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ORCID de V.
Barbaglia: https://orcid.org/0009-0009-3788-6718
ORCID de A. G.
Donndorff: https://orcid.org/0000-0002-6384-4820
ORCID de F. Holc: https://orcid.org/0000-0002-1224-3312
ORCID de G. L.
Gallucci: https://orcid.org/0000-0002-0612-320X
ORCID de P.
Bronenberg Victorica: https://orcid.org/0000-0003-0131-3124
ORCID de P. De Carli: https://orcid.org/0000-0002-9474-8129
ORCID de I. Rellán: https://orcid.org/0000-0003-4045-339X
ORCID de J. G.
Boretto: https://orcid.org/0000-0001-7701-3852
Recibido
el 15-12-2024. Aceptado luego de la evaluación el 28-1-2025 • Dr.
Mariano O. Abrego • mariano.abrego@hiba.org.ar • https://orcid.org/0000-0001-9783-7373
Cómo
citar este artículo: Abrego MO, Barbaglia V, Holc
F, Bronenberg Victorica P, Rellán I, Donndorff AG, Gallucci GL, De Carli P,
Boretto JG. Tratamiento quirúrgico precoz para la compresión severa idiopática
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Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2025.90.2.2084
Fecha de publicación: Abril, 2025
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de
intereses.
Copyright: © 2025, Revista de la
Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este artículo está bajo una
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