INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Tratamiento
artroscópico de lesiones osteocondrales grandes y masivas del astrágalo.
Estudio prospectivo de cohortes
Nicolás Raimondi,*,** Juan Manuel Yañez Arauz,* Andrés E.
Eksarho,* Gabriel O. Pérez Lloveras,* Francisco Colombato,*
Franco Casserá*
*Sección de Pierna, Tobillo y Pie,
Servicio de Ortopedia y Traumatología, Hospital Universitario Austral, Pilar,
Buenos Aires, Argentina
**Centro de Traumatología,
Ortopedia y Rehabilitación San Isidro, San Isidro, Buenos Aires, Argentina
RESUMEN
Introducción: El tratamiento de las lesiones
osteocondrales astragalinas representa un desafío, especialmente el de las
lesiones grandes y masivas, a causa de la pobre capacidad intrínseca de
reparación o regeneración del cartílago hialino articular. Objetivo: Evaluar los resultados clínicos y la
capacidad de realizar actividad física a los 2 años de la cirugía en pacientes
con lesiones osteocondrales astragalinas grandes y masivas sometidos a un
desbridamiento y microperforaciones del hueso subcondral por vía artroscópica. Materiales
y Métodos: Se
realizó un estudio descriptivo prospectivo de cohortes a corto plazo, que
incluyó a 14 pacientes sintomáticos con lesiones osteocondrales astragalinas
grandes o masivas sometidos a una artroscopia anterior de tobillo para realizar
un desbridamiento del cartílago desvitalizado y microperforación del hueso
subcondral. A los 2 años, se determinaron la evolución clínica mediante el
FAAM, la satisfacción del paciente y la capacidad de realizar actividad física. Resultados: La media del FAAM fue del 89% para las
actividades de la vida diaria y del 78,8% para la actividad deportiva. Los 13
pacientes refirieron estar satisfechos con el resultado de la cirugía. No se
encontró una asociación estadísticamente significativa entre los resultados del
FAAM y el área, el volumen y la localización de las lesiones en el astrágalo. Conclusiones: El tratamiento artroscópico de las
lesiones osteocondrales astragalinas grandes y masivas mediante el
desbridamiento del cartílago desvitalizado y las microperforaciones logra una
elevada satisfacción y buenos resultados clínicos, con bajas complicaciones a
los 2 años de la cirugía.
Palabras clave: Lesión osteocondral; astrágalo;
desbridamiento; microperforaciones; artroscopia.
Nivel de Evidencia: II
Arthroscopic
Treatment of Large and Massive Osteochondral Lesions of the Talus: A
Prospective Cohort Study
ABSTRACT
Introduction: The treatment
of talar osteochondral lesions remains challenging,
particularly in cases of large or massive defects, due to the limited intrinsic capacity of
articular hyaline cartilage for repair or regeneration.
Objective: To evaluate
clinical outcomes and physical activity levels two years after surgery in
patients with large or massive talar osteochondral lesions
treated arthroscopically with debridement and microfracture
of the subchondral bone. Materials and Methods: A short-term prospective descriptive
cohort study was conducted, including 14 symptomatic patients with large or
massive osteochondral lesions of the talus. All patients underwent anterior
ankle arthroscopy involving debridement of devitalized cartilage and microfracture of the subchondral bone. At the two-year
follow-up, clinical outcomes were assessed using the Foot and Ankle Ability
Measure (FAAM), patient satisfaction, and the ability to perform physical
activity. Results:
The mean FAAM score for activities of daily living was 89% (range: 50-100%),
and for sports activities, 78.8% (range: 43.7-100%). Thirteen patients reported
being satisfied with the surgical outcome. No statistically significant
association was found between FAAM scores and lesion size, volume, or location
within the talus. Conclusions: Arthroscopic treatment of large and massive talar osteochondral lesions using debridement and microfracture of the subchondral bone yields high patient
satisfaction and favorable clinical outcomes, with
low complication rates at two years postoperatively.
Keywords: Osteochondral
lesion; talus; debridement; microfracture;
arthroscopy.
Level of Evidence: II
Se define a las lesiones osteocondrales
(LOC) como el defecto del cartílago articular con compromiso del hueso
subcondral subyacente. Se producen por múltiples factores, como embolias,
defectos en la osificación, causas endocrinas, predisposición genética,
necrosis avascular, etc., pero la causa traumática es la más aceptada en la
actualidad, sea esta microtraumática repetitiva, o bien un trauma manifiesto
del tobillo, generalmente indirecto.
Kappis describió
las LOC, por primera vez, en 1922,1
y Berndt y Harty las clasificaron en 1959.2
En 2001, Scranton y McDermott3
agregaron un estadio a la clasificación de Berndt y Harty, el estadio 4,
caracterizado por un gran quiste debajo de la superficie articular.
Asimismo, se las puede dividir, según su
tamaño, en pequeñas, grandes y masivas. Chuckpaiwong y cols.4 definen un corte de 15 mm de diámetro
según la evolución de la lesión después del desbridamiento y las
microperforaciones. Por lo tanto, clasificamos a las LOC de <15 mm de
diámetro como pequeñas y a las que miden >15 mm como grandes; dejamos un
apartado para las LOC masivas que, según Raikin, son las lesiones de más de
3000 mm3. Raikin5
propone clasificar a estas LOC masivas de más de 3000 mm3 como el
estadio 6 de la clasificación de Berndt y Harty. En una revisión sistemática de
2016, Ramponi y cols. bajan el punto de corte de 15 mm
a 10 mm.
En cuanto a la localización de las LOC,
Raikin y cols.6 dividieron al
domo astragalino en 9 zonas o “grillas” para su mejor análisis terapéutico y
con ánimo de crear patrones de conducta de las mencionadas lesiones (Figura 1).
El tratamiento de estas lesiones todavía
representa un desafío, como resultado de la pobre capacidad intrínseca de
reparación o regeneración del cartílago hialino articular. Algunos de los
obstáculos para su reparación son que se trata de un tejido hipocelular, y que
los condrocitos se encuentran “encarcelados” en una matriz extracelular.7 Según Brittberg y Winalski,8 luego de una lesión del cartílago
articular, los condrocitos inician una respuesta reparadora con proliferación
celular que genera un incremento de la síntesis de proteoglicanos. La
reparación obtenida estimula el colágeno tipo I, que produce fibrocartílago,
algo importante de mencionar, porque el fibrocartílago no tiene las mismas
características biomecánicas que el cartílago hialino y, por lo tanto, aumenta
la fricción e induce un mayor desgaste.
En
general, la elección del tratamiento depende de factores locales, como la
localización, el tamaño y la cronicidad de la lesión, así como de factores
generales, como la edad, la actividad, las comorbilidades y si hay una mala
alineación del retropié.
Aunque inicialmente se prueba con un
tratamiento conservador que logra cierta efectividad, en aproximadamente el 50%
de las personas esqueléticamente maduras, la lesión seguirá siendo sintomática
y, por ello, se plantea la indicación quirúrgica.
Se puede dividir al tratamiento quirúrgico
en: paliativo (desbridamiento del cartílago desvitalizado), reparador
(procedimientos de estimulación osteocondral, como las microperforaciones del
hueso subcondral luego del desbridamiento) y sustitutivo (implante de cultivos
de condrocitos autólogos o sustitución osteocondral con auto o aloinjertos osteocondrales).9
Para las LOC que miden <15 mm de
diámetro, el desbridamiento por vía artroscópica y las microperforaciones son
procedimientos de elección antes de optar por terapéuticas más invasivas, como
el autotrasplante osteocondral, el alotrasplante o el trasplante autólogo de
condrocitos cultivados. También se utilizan matrices de colágeno, ácido
hialurónico o fibrina, junto con los condrocitos cultivados o luego de la
estimulación del hueso subcondral para aumentar la estabilidad de las células
trasplantadas o que migran del hueso subcondral. No hay estudios que comparen
las diferentes matrices o membranas utilizadas.
Pero, en las LOC de gran tamaño y volumen,
surge la discusión. Por un lado, autores, como Chuckpaiwong y cols.,4 con una
serie de 105 casos; Choi, en una serie de 120 casos, y Ramponi y cols.,10 en una revisión sistemática, concluyen en
que el desbridamiento y las microperforaciones no son útiles para las LOC de
más de 15 mm de diámetro, 150 mm2 y 10,2 mm de diámetro,
respectivamente.
Por otro lado, en recientes investigaciones,
no se ha podido detectar una correlación significativa entre el tamaño de la
lesión y la evolución clínica luego del desbridamiento y las
microperforaciones. Por ejemplo, van Bergen y cols.11 no encontraron diferencias en la evolución clínica de
las LOC <11 mm y >11 mm de diámetro. Kuni y cols.12 no hallaron una relación entre la mala
evolución del puntaje de la American
Orthopaedic Foot and Ankle Society (AOFAS) y el volumen de la lesión en una
serie de 22 casos con LOC que medían, en promedio, 377 mm3.
Otro factor de confusión es la gran
variabilidad en la forma de medir las lesiones. No existe una fórmula unificada
de medición. Hay estudios que utilizan la tomografía computarizada; otros, la
resonancia magnética y otros que miden las lesiones mediante la artroscopia,
con la poca fiabilidad interobservador que esto implica. Otra diferencia
importante es en qué momento se mide la lesión, algunos autores la miden antes
del desbridamiento y otros, después. Y, por último, la fórmula para medir el
área de las lesiones tampoco es uniforme en las investigaciones, se utilizan
diferentes fórmulas matemáticas.
Todo esto demuestra la falta de soporte
bibliográfico para justificar el actual protocolo terapéutico basado en el
tamaño de la lesión.
OBJETIVO
El objetivo principal de este estudio fue
evaluar los resultados clínicos y la capacidad de realizar actividad física a
los 2 años de la cirugía, en pacientes con LOC astragalinas grandes y masivas,
sometidos a un desbridamiento y microperforaciones del hueso subcondral por vía
artroscópica.
La hipótesis es que, a los 2 años, los
pacientes operados pueden practicar actividad física.
MATERIALES Y MÉTODOS
Antes de comenzar con el estudio, se
presentó el proyecto en el departamento de desarrollo académico y en el Comité
de Ética del centro hospitalario. Todos los pacientes firmaron un
consentimiento informado prequirúrgico.
Se utilizaron los estamentos STROBE para la
confección de este estudio. La declaración STROBE es una lista de verificación
de elementos que deben abordarse en los artículos que informan sobre los 3
diseños principales de estudios de epidemiología analítica: estudios de
cohortes, de casos y controles, y transversales.13
Se llevó a cabo un estudio descriptivo,
prospectivo, de cohorte, a corto plazo, de los pacientes tratados entre junio
de 2019 y noviembre de 2021, de forma consecutiva, con la misma técnica
quirúrgica. En este período, se trató a 14 pacientes sintomáticos con LOC
astragalinas crónicas grandes o masivas.
Todos fueron sometidos a una artroscopia
anterior de tobillo para el desbridamiento del cartílago desvitalizado y, a
continuación, a la microperforación del hueso subcondral.
Se incluyó a todos los pacientes esqueléticamente
maduros que tenían dolor crónico en el tobillo, secundario a una LOC de >15
mm de diámetro y que habían sido sometidos a un tratamiento artroscópico que
consistió en el desbridamiento del cartílago desvitalizado y microperforaciones
del hueso subcondral. Se incorporó a pacientes que ya habían sido operados por
el mismo cuadro, con la misma técnica quirúrgica y a aquellos con enfermedad
del tobillo asociada a LOC astragalinas, como el pinzamiento anterior y la
inestabilidad crónica de tobillo.
Se excluyó a los pacientes esqueléticamente
inmaduros, a quienes tenían lesiones traumáticas agudas o LOC que medían <15
mm de diámetro.
Todas las LOC fueron clasificadas con
tomografía computarizada por su localización según la grilla de Raikin6 y se midió el tamaño de cada lesión
prequirúrgica calculando la mayor longitud de anterior a posterior, de medial a
lateral y su profundidad en los cortes axiales, sagitales y coronales. Se
calculó el volumen de la lesión multiplicando los 3 valores de cada lesión y el
área utilizando la fórmula elipsoide de corrección (área = π x [diámetro
coronal/2] x [diámetro sagital/2].
Todos habían sido operados por el mismo
cirujano especialista en enfermedades de pierna, tobillo y pie, y artroscopia
utilizando la misma técnica quirúrgica.
Técnica quirúrgica
Consta de una artroscopia anterior de
tobillo por abordajes anteromedial y anterolateral, el desbridamiento de la LOC
con cureta y shaver hasta una base
estable, la eliminación de cualquier fragmento suelto o cartílago inestable y
la microperforación de la base de la lesión utilizando un punzón de
microfractura artroscópico cónico de 1,8 mm de diámetro. El punzón se inserta a
una profundidad de, al menos, 3 mm en cada pasada y se espacia entre 3 y 4 mm,
evitando la coalescencia de los agujeros. Se revisa la profundidad hasta que se
visualiza un sangrado del hueso subcondral compatible con la progresión de las
células de la médula para finalmente formar fibrocartílago. En las lesiones
quísticas grandes y masivas, se reseca con cureta el hueso subcondral
desvitalizado hasta alcanzar el fondo de la lesión donde se realizan las
microperforaciones con punzón. A continuación, se efectúan los procedimientos
quirúrgicos asociados según la necesidad de cada paciente, como la plástica
ligamentaria lateral y el tratamiento del pinzamiento anterior óseo y de partes
blandas. El manguito hemostático se desinfla antes de finalizar el
procedimiento para corroborar el sangrado del fondo de la lesión.
Tanto las LOC como los procedimientos
asociados se efectuaron por vía artroscópica.
El protocolo posquirúrgico consistió en la
prohibición de cargar peso por 2 semanas, con permiso para la movilidad activa
y pasiva del tobillo. A las 2 semanas, se retiraron los puntos y se permitió la
carga de peso. Al mes de la cirugía, se les permitió caminar sin restricción de
tiempo ni distancias y, a los 2 meses, comenzar a correr y practicar la
actividad física que hacían antes de la lesión. A quienes requirieron una
plástica ligamentaria se les colocó una bota de yeso a 90° por 2 semanas, sin
carga de peso, luego, se les indicó una bota Walker para deambular por 1 mes y
comenzar la actividad física a los 3 meses.
El seguimiento fue el mismo para todos los
pacientes y consistió en un control presencial en consultorios externos, 1 vez
cada 2 semanas, durante el primer mes; 1 vez por mes, durante los primeros 6
meses, y a los 2 años de la cirugía.
Se completó un registro con la evolución
clínica y las complicaciones relacionadas con la cirugía. A los 2 años de la
operación, se utilizó el Foot and Ankle
Ability Measure (FAAM), un instrumento validado de autoinforme para la
evaluación clínica de las enfermedades musculoesqueléticas de la pierna, el
tobillo y el pie. Consta de un cuestionario de 29 ítems dividido en 2
subescalas, una de 21 ítems sobre las actividades de la vida diaria (AVD) y
otra de 8 ítems sobre Deporte. Cada ítem tiene un puntaje de 5 (de 0 a 4),
desde nada de dificultad (4 puntos) hasta imposible de realizar (0 puntos). El
mayor puntaje de la subescala AVD es 84 y el de la subescala Deporte, 32. Este
puntaje es transformado en un porcentaje. Un alto porcentaje representa altos
niveles de función articular para cada subescala,
donde el 100% indica que no hay disfunción.
Se averiguó el grado de satisfacción de los
pacientes con el procedimiento quirúrgico a los 2 años; para ello, se empleó la
escala de Likert que tiene un puntaje máximo de 5, donde 5 es muy
satisfactorio; 4, satisfactorio; 3, neutro; 2, insatisfactorio y 1, muy insatisfactorio.
Además, se los interrogó sobre su capacidad de practicar deportes antes de la
cirugía y a los 2 años.
Para evitar el sesgo de influencia se les
enviaron a los pacientes por correo electrónico los cuestionarios FAAM de
satisfacción y de capacidad para realizar actividad física y ellos lo
completaron por sus medios sin la presencia de ningún miembro del equipo
médico.
La edad promedio de los pacientes era de 38
años en el momento de operarse (rango 24-54), 11 eran hombres y 2, mujeres. Ocho
tobillos eran derechos y 5, izquierdos. Ninguno fue operado de ambos tobillos.
Cinco fueron sometidos también a
procedimientos artroscópicos asociados al tratamiento de la LOC: 3, por el
pinzamiento anterior; 1, a una plástica ligamentaria lateral y otro, a ambos
procedimientos.
Solo a un paciente ya se le había realizado
un procedimiento similar para el tratamiento de la LOC en otro Centro, a cargo
de otro cirujano, por lo que se decidió efectuar el desbridamiento y las
microperforaciones artroscópicos. El resto no tenía cirugías previas en el
tobillo operado.
Todos los datos recopilados en este estudio
fueron cargados en REDCap.14
REDCap es un programa basado en metadatos ampliamente utilizado en
investigación clínica y traslacional.
Análisis estadístico
Todos los análisis se realizaron con los
programas R (R Core Team, 2022; Foundation for Statistical Computing, Viena,
Austria) y Posit team (2024). RStudio: Integrated Development
Environment for R. Posit Software, PBC, Boston, MA, EE.UU.).
Las variables continuas se resumen como
media (desviación estándar, DE) o mediana (rango intercuartílico, RIC) según la
distribución. Las variables categóricas se resumen como n (%) (Tabla 1).
Se probaron modelos mixtos de regresión
lineal, teniendo en cuenta al paciente como variable de efectos aleatorios,
para analizar la asociación entre los puntajes FAAM AVD y FAAM Deporte con cada
una de las variables predictivas (edad, área de la lesión, volumen de la
lesión, situación ante el deporte). Debido al bajo número de observaciones, no
fue posible ajustar un modelo de regresión, por lo que las asociaciones
bivariadas se presentan en forma gráfica.
Se elaboraron gráficos de dispersión para
visualizar la relación entre los puntajes FAAM AVD y FAAM Deporte en función
del área y el volumen de la lesión. Se realizaron diagramas de cajas para
analizar la asociación entre la zona de Raikin y los puntajes FAAM AVD y FAAM
Deporte.
RESULTADOS
En 13 de los 14 pacientes operados, el
seguimiento fue de 2 años. No fue posible contactarse con un paciente para la
evaluación a los 2 años de la cirugía.
En la zona medial del astrágalo, se
localizaron 9 lesiones: 2 solo afectaban la zona 4; 5, las zonas 4 y 7; y 2,
las zonas 1, 4 y 7. Las 4 lesiones restantes afectaban la región lateral: 3,
las zonas 6 y 9; y 1, las zonas 3 y 6.
Dos pacientes tenían LOC masivas, una con un
volumen de 6000 mm3 y la otra de 7140 mm3. El resto eran lesiones grandes, con
>15 mm de diámetro en alguno de sus lados.
La media del área de las LOC era de 197 mm2
(rango 108-420) y la media del volumen, de 2136 mm3 (rango 432-7140) (Tabla 2).
No se produjeron complicaciones
intraquirúrgicas. Solo un paciente tuvo una complicación en el posoperatorio
inmediato, se trató de una neuralgia en el territorio del nervio peroneo
superficial, que remitió, de forma espontánea, a los 6 meses de la cirugía, sin
operaciones secundarias ni fármacos fuera del protocolo habitual para el
control del dolor posoperatorio.
Un solo paciente requirió un nuevo
procedimiento durante los 2 años de seguimiento, a causa del dolor provocado
por un pinzamiento anterior desarrollado 18 meses después de la primera
cirugía. Fue sometido a una nueva artroscopia anterior de tobillo para tratar
el pinzamiento anterior y la resección de un cuerpo libre intrarticular (Figura 2).
Nueve de los 13 pacientes no podían
practicar actividad física antes de la cirugía por sufrir dolor durante la
actividad. Seis de estos 9 pudieron retomar la actividad física y seguían
practicándola a los 2 años de la operación. Los otros 3 continuaban con dolor o
molestias durante la actividad física. Los 4 pacientes que sí practicaban
actividad física antes de la cirugía seguían con la misma actividad después.
Los 13 pacientes refirieron estar
satisfechos con el resultado de la cirugía y le recomendarían el mismo
procedimiento a alguien con el mismo cuadro. La media de satisfacción fue de
4,53 sobre 5 puntos. Siete refirieron estar muy satisfechos y 6, satisfechos.
La media del puntaje FAAM AVD fue del 89%
(rango 50-100%) y la mediana, del 93,4% (Figura 3).
Ante la pregunta aislada de cómo calificaría el nivel de función de sus AVD, la
media fue del 83% (rango 50-100%).
Entre las AVD, se les preguntó sobre las
tareas domésticas, el 84,6% no tenía ninguna dificultad y el 15,4% tenía una
moderada dificultad (Figura 4). La AVD que
más dificultad planteaba era caminar cuesta arriba, el 53,8% no tenía
dificultad; el 38,5%, tenía ligera dificultad y el 7,7%, moderada dificultad (Figura 5).
La media del puntaje FAAM Deporte fue del
78,8% (rango 43,7-100%) y la mediana, del 84% (Figura
6).
Ante la
pregunta aislada sobre su nivel de función durante el deporte, la media fue del
80,4% (rango 50-100%). La actividad que más dificultad planteaba era arrancar y
detenerse rápidamente (Figura 7).
No se encontró una asociación
estadísticamente significativa entre los resultados del puntaje FAAM y el área,
el volumen y la localización de las LOC en el astrágalo. En los gráficos de
dispersión de las Figuras 8-13, se puede
observar que no hay asociación de variables, ya que la recta de regresión no
tiene pendiente.
Se les solicitó que califiquen su nivel
actual de función en: normal, casi normal, anormal y severamente anormal. Cinco
de los 13 pacientes clasificaron su actividad como normal; 5, como casi normal
y 3, como anormal (Figura 14).
DISCUSIÓN
Nuestra experiencia en LOC grandes y masivas
tratadas con injertos osteocondrales cadavéricos congelados es buena. En
nuestra serie publicada con 8 pacientes, la mejoría del puntaje de la AOFAS fue
de 34,5, en promedio, con un seguimiento de 47 meses.15
Para estos casos de grandes defectos, los
aloinjertos osteocondrales tienen una ventaja, ya que permiten el relleno de
diversos tamaños y formas de las lesiones, sin morbilidad de otras regiones
donantes de la economía del paciente.
Este tipo de cirugías requiere de un
posoperatorio sin carga de peso prolongado, donde el paciente no puede realizar
su actividad deportiva ni laboral por largos períodos. En la práctica diaria,
esto representa una causa de negativa a la cirugía por parte de muchos
pacientes, los cuales conviven con el dolor, el cual no les permite la actividad
deportiva, pero habitualmente sí les permite, con la ayuda de analgésicos, una
actividad laboral.
Ante la imposibilidad de someterse a este
tipo de procedimientos quirúrgicos con tiempos de recuperación prolongados, o
su negativa a hacerlo, buscamos alternativas menos invasivas y con recuperación
más rápida para tratar el dolor. Por este motivo, se optó por un tratamiento
artroscópico con desbridamiento de la LOC y microperforaciones del hueso
subcondral similar al indicado para LOC de hasta 15 mm de diámetro, con el
objetivo de aliviar el dolor y retornar a la actividad física hasta efectuar el
tratamiento definitivo.
El tratamiento mediante microperforaciones
múltiples intenta lesionar el hueso subcondral para provocar la llegada de
fibroblastos y generar una reparación fibrocartilaginosa. Se ha publicado que
el 75% de los casos tuvo buenos resultados a los 3 años, con un alivio
importante del dolor. En algunos estudios, se señala que la supervivencia del
neofibrocartílago llega al 95% a los 4 años y al 92% a los 7 años, en LOC no
masivas.16,17
Por otro lado, aunque el criterio de corte
para realizar este procedimiento ha sido el tamaño de la lesión, en una
revisión sistemática, como la de Ramponi y cols.,10 se hace referencia a la gran variabilidad
en la forma de medir las lesiones. Esta variación dificulta la comparación de
los resultados; por lo tanto, faltan datos de respaldo que justifiquen las
guías de tratamiento actuales que utilizan el tamaño de la lesión para la
indicación de la técnica quirúrgica. Sería de gran utilidad estandarizar las
técnicas de medición de las LOC de forma que la correlación entre el tamaño de
las lesiones y los resultados de la técnica quirúrgica empleada tengan un mayor
valor estadístico.
La reparación de las LOC mediante las
microperforaciones genera una capa de fibrocartílago que cubre al hueso
subcondral. Este fibrocartílago está compuesto principalmente por colágeno tipo
I con pocos condrocitos, a diferencia del colágeno tipo II que se encuentra en
la mayoría del cartílago hialino natural con mayor número de condrocitos. El
colágeno tipo I en el fibrocartílago es estructural y biomecánicamente inferior
al del cartílago hialino natural. Esto se ha demostrado en LOC de rodilla
estudiando la evolución de las microfracturas del cóndilo femoral.18 Se ha comprobado que la tasa de fallas
aumenta a partir de los 5 años y que el 39% requiere una nueva cirugía a los 12
años.19
Lo que se ha publicado sobre el astrágalo es
diferente, Becher y cols.,20 con
un seguimiento de 6 años y van Bergen y cols.,11
con uno de 12 años, comunican resultados de buenos a excelentes y una alta
satisfacción. No obstante, en algunos estudios, se informa sobre la aprensión
de los cirujanos a utilizar esta técnica, debido a la preocupación por el
deterioro del puntaje funcional con el tiempo, la falta de relleno de las
lesiones y la imposibilidad de retomar el nivel deportivo.
Como resultado de estas dudas, se han
propuesto tratamientos adyuvantes biológicos para la reparación del cartílago,
como el ácido hialurónico, el plasma rico en plaquetas y las células madre
pluripotenciales. Lamentablemente no hay bibliografía sobre los resultados a
mediano (>5 años) ni a largo plazo (>10 años). Solo hay artículos a corto
plazo. En un estudio aleatorizado, Guney y cols.21
compararon microfracturas solas y microfracturas más plasma rico en plaquetas.
A los 4 años, no hallaron diferencias significativas en los puntajes FAAM ni de
la AOFAS. Hannon y cols.,22
y Karnovsky y cols.23 evaluaron
la eficacia de las microfracturas más la estimulación con concentrado de médula
ósea autóloga, y no observaron diferencias en la evolución a los 3 y 6 años.
Por otro lado, Görmeli
y cols.24 obtuvieron mejores
resultados en los puntajes de la AOFAS y la escala analógica visual en
pacientes tratados con microperforaciones más plasma rico en plaquetas que con
solo microperforaciones y microperforaciones más ácido hialurónico en LOC de
<15 mm de diámetro.
Asimismo, hay que tener en cuenta el costo
adicional de estos tratamientos adyuvantes, sobre el que no hay publicaciones,
además de que varían según la técnica utilizada.
A pesar de estos resultados, el concepto de
aumentación biológica para las LOC fue apoyado por el grupo de especialistas en
el International Consensus Meeting on
Cartilage Repair of the Ankle25
que, de forma unánime, acordó que puede ser beneficioso emplear algún tipo de
aumentación biológica en las lesiones tratadas con microperforaciones en el
tobillo.
Los tratamientos adyuvantes biológicos
pueden jugar un rol en mejorar los resultados de las microperforaciones a largo
plazo, pero se necesitan estudios más grandes y con un seguimiento más extenso
para poder justificar el costo económico de su uso.
Hasta la
fecha, no hay ningún puntaje validado para LOC. En la mayoría de los estudios,
la evolución clínica se determina mediante el puntaje de la AOFAS. Nosotros
utilizamos el instrumento FAAM, un puntaje que asigna el paciente, validado
para enfermedad musculoesquelética de la pierna, el tobillo y el pie.
Las limitaciones de este estudio son: la
baja cantidad de casos evaluados, aunque no hemos encontrado bibliografía y
publicaciones nacionales ni internacionales que presenten grandes series de
lesiones grandes y masivas; el seguimiento a corto plazo; y no contar con un
grupo de control comparativo. No solicitamos estudios por imágenes
posquirúrgicos. Si bien algunos pueden ver esto como una debilidad adicional,
el objetivo de este estudio fue centrarse en los resultados clínicos y la
satisfacción informados por los pacientes. En estudios anteriores, se ha
demostrado la mala correlación entre el resultado y la apariencia radiográfica
del tobillo.26
CONCLUSIONES
El tratamiento artroscópico de las LOC
grandes y masivas del astrágalo mediante el desbridamiento del cartílago
desvitalizado y microperforaciones del hueso subcondral logra buenos resultados
clínicos para realizar las AVD y deportes, con una tasa de complicaciones baja,
y una alta satisfacción del paciente, a los 2 años de la operación.
Es preciso aumentar la cantidad de casos
para descartar el bajo número como una causa de falta de asociación entre las
variables estudiadas. También se debe continuar con el seguimiento de los
pacientes para comparar los resultados clínicos obtenidos a corto plazo con los
resultados a mediano y largo plazo, así como también comparar los resultados
que se obtienen con tratamientos coadyuvantes biológicos.
Este estudio puede ser la base para comparar
próximos pacientes con LOC tratadas con esta técnica sumando coadyuvantes
biológicos.
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ORCID de J. M. Yañez Arauz: https://orcid.org/0000-0003-4296-3764
ORCID de F. Colombato:
https://orcid.org/0009-0004-8747-7887
ORCID de A. E. Eksarho: https://orcid.org/0000-0002-1115-5759
ORCID de F. Casserá: https://orcid.org/0009-0005-0566-7124
ORCID de G. O. Pérez Lloveras: https://orcid.org/0009-0005-4227-0484
Recibido
el 15-1-2025. Aceptado luego de la evaluación el 6-2-2025 • Dr.
Nicolás Raimondi • nicoraimondi@gmail.com • https://orcid.org/0000-0002-2561-8590
Cómo
citar este artículo: Raimondi N, Yañez Arauz JM,
Eksarho AE, Pérez Lloveras GO, Colombato F, Casserá F. Tratamiento artroscópico
de lesiones osteocondrales grandes y masivas del astrágalo. Estudio prospectivo
de cohortes. Rev Asoc Argent Ortop
Traumatol 2025;90(3):219-234. https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2025.90.3.2105
Información del artículo
Identificación: https://doi.org/10.15417/issn.1852-7434.2025.90.3.2105
Fecha de publicación: Junio, 2025
Conflicto de intereses: Los autores no declaran conflictos de
intereses.
Copyright: © 2025, Revista de la
Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología.
Licencia: Este artículo está bajo una
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